CONFLICTO LABORAL

Ansiedad, lesiones y vigilancia contra los sindicatos: la otra cara de Amazon

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Carles Planas Bou

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Ansiedad, presión psicológica y lesiones físicas. Estas son las “deshumanizantes" condiciones laborales que los trabajadores de Amazon denuncian desde hace meses. Aunque se ha adaptado a los requerimientos sanitarios exigidos por la pandemia del Covid-19, el gigante tecnológico estadounidense sigue manteniendo una dura política antisindical que repercute en la salud de sus empleados. Una distópica realidad laboral que también se repite en los centros de Catalunya y España.

Después de casi tres años en la planta logística de Martorelles BCN2, Marcos terminó sufriendo depresión ansiedad. Todo iba correcto hasta que la empresa decidió aplicar una rebaja nacional de los sueldos. Junto a otros, participó en una huelga para protestar por esa decisión y, poco después, notó un cambio en el trato. “Se me empezó a hacer bullying, maltrato psicológico”, explica Marcos, que ha pedido modificar su nombre para evitar más problemas. “Los jefes de sección te exigen cada vez más, diciendo que no llegas al nivel de producción establecido, pero sin darte pruebas de ello”, señala.

Su caso no es anecdótico, denuncia, sino parte de una estrategia que se repite. En el centro del Prat de Llobregat, los empleados podían ver su ritmo de productividad en las pantallas pero cuando empezaron a dosificarse la empresa optó por hacerlos secretos. “Son ellos quienes controlan el ritmo y así pueden venir a presionarnos”, explica Sergi Lafuente, delegado de prevención de la planta. Aunque eso imposibilita tener datos concretos, un mozo de almacén tiene que empaquetar entre 300 y 400 productos por hora, señalan.

Este rígido control lleva al trabajador —que va a ciegas— a adoptar ritmos repetitivos y alienantes. “Con la amenaza de que si frenas te amonestan logran que los trabajadores no puedan ir todos a una”, remarca Douglas Harper, delegado de CCOO en San Fernando de Henares (Madrid). En los centros británicos de Amazon se ha denunciado que los empleados optan por orinar en botellas mientras trabajan para no perder tiempo de producción en el lavabo. "Apoyamos a las personas que no alcanzan los niveles esperados con entrenamiento específico para ayudarlos a mejorar y tener éxito en su carrera en Amazon", explica la empresa en un comunicado remitido a este diario.

Daños físicos y psicológicos

Los altos ritmos de producción en los centros logísticos españoles han llevado a algunos casos de ansiedad estrés, pero las bajas por dolores de espalda, lumbares, muñecas o rodillas son más recurrentes, algo que se debe a la repetición de procesos mecánicos de empaquetamiento o a las cargas y descargas en el almacén. “Te dicen que hay que pedir ayuda para levantar pesos pero, para poder ir a tiempo con la velocidad de producción que exigen, la gente no lo hace”, señala Rubén Cruz, secretario de la sección sindical de CCOO del centro de Amazon de BCN2.

Pero esas lesiones también se producen porque muchos de esos empleados terminan caminando 20 kilómetros diarios. “Es como ir de la Sagrada Familia a Rubí a pie cada día”, explica Harper, que critica que el hecho de que el almacenamiento esté “todo mezclado” lleva a los trabajadores a recorrer superficies de casi 300.000 metros cuadrados. Según los informes internos elaborados por los trabajadores, la accidentalidad en Amazon supera más de tres veces la media del sector de la logística.

Sin embargo, es difícil que se reconozcan esas lesiones. Los empleados consultados señalan que la empresa contratada por Amazon para realizar esos estudios no tiene en cuenta los accidentes que afectan la parte inferior al tronco. “Pedimos a los responsables que avisen a los trabajadores accidentados de que tienen derecho a un delegado de prevención, pero sabemos que no lo hacen”, lamenta Lafuente. La empresa asegura que la seguridad es su "máxima prioridad" y que "seguimos todas las normas".

En EEUU Amazon no informa de las lesiones sufridas por sus empleados, pero informes internos filtrados a la prensa a finales de septiembre revelan que esas se han disparado con la automatización de sus centros. El 2019 se registraron 14.000 lesiones serias, una ratio de 7,7 por cada 100 empleados que supone un 33% más que el 2016.

Tradición antisindical

Como otros colosos tecnológicos, Amazon abraza una política fuertemente antisindical. En EEUU la compañía ha despedido a varios empleados críticos con las malas condiciones laborales de sus centros durante la pandemia o con su impacto climático, motivo que impulsó en enero una huelga que movilizó a más de 1.800 empleados en todo el mundo.

Al ser desvelados, sus métodos de lucha contra la organización de los trabajadores han generado grandes escándalos. Desde utilizar en 2013 a guardias de seguridad neonazis para intimidar a los empleados extranjeros a informes recientes que denuncian que se vigila a los trabajadores de sus centros a través de cámaras de seguridad y que incluso se espía sus grupos privados de Facebook. Este septiembre Amazon publicó que buscaba contratar "analistas de inteligencia" para vigilar las "amenazas de organización sindical”. Tras las críticas, la compañía retiró las ofertas de trabajo asegurando que eran un “error”.

Durante sus 25 años, Amazon ha conseguido mantener a raya a los sindicatos en EEUU. Pero aunque en España son mucho más robustos, estos aseguran que Amazon también se niega a dialogar con ellos y recorre a otras estrategias, como convencer a agentes sin apoyo sindical y “con poco conocimiento” laboral para conseguir “acuerdos más laxos”. “Nos enfrentamos a una de las empresas más poderosas del mundo, está acostumbrada a hacer lo que quiere e imponer”, lamenta Douglas Harper.

Para evitar el éxito de las huelgas, Amazon “coacciona al trabajador o lo compra con regalos como sorteos de móviles”, asegura Cruz. Además, según destapó este martes elDiario.es, Amazon también habría contratado los servicios de una agencia vinculada al Caso Villarejo para espiar a los empleados de sus centros en Catalunya que acudieron a la huelga del 30 de octubre de 2019.

En España, denunciar las malas condiciones de Amazon también puede suponer perder tu trabajo. Es lo que le pasó a Marcos, que tras protestar por los recortes salariales recibió un despido disciplinario. “Mintieron diciendo que tenía problemas con otros trabajadores y me echaron por cuatro duros”, denuncia. Antes de eso, un manager le prohibió hablar con sus compañeros y cesaron su rotación por las distintas áreas del centro, un trato que, asegura, se repitió con todos los huelguistas. “Intentan quemar a la gente para que se vayan y así no tener que despedirlos”, explica. Él optó por denunciar y tras negociar llegaron a un acuerdo con Amazon para evitar ir a juicio.

Éxito de la pandemia

Los empleados consultados por este diario coinciden en que Amazon sí ha invertido durante la pandemia para mejorar las condiciones sanitarias, tener mascarillas y que haya distancia entre los empleados. Esos cambios han llegado en un momento ideal para el gigante tecnológico, que ha visto como la crisis sanitaria y económica ha destrozado al pequeño comercio y ha relanzado su ya todopoderoso imperio de comercio digital.

En lo que va de 2020, Amazon ha revalorizado un 80% sus acciones y ha contratado a 175.000 personas para hacer frente a la creciente demanda. En el segundo trimestre sus ingresos se dispararon un 40% hasta llegar a 88.900 millones de dólares y multiplicó por dos el beneficio neto, hasta los 5.200 millones. Su valor en bolsa actual es de 1,54 billones de dólares (1,30 billones de euros), equivalente al PIB de España.

A finales de agosto, su propietario, Jeff Bezos, se convirtió en el hombre más rico de la historia moderna al amasar una fortuna de hasta 200.000 millones de dólares. Para llegar a su nivel, los empleados de Amazon con el salario mínimo tendrían que trabajar más de 13 millones de años.

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