respuesta al coronavirus

España rechaza la creación de un banco malo europeo de deuda empresarial

El logo del Banco Central Europeo (BCE), reflejado en una ventana en Fráncfort

El logo del Banco Central Europeo (BCE), reflejado en una ventana en Fráncfort / periodico

Pablo Allendesalazar

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La más que previsible oleada de quiebras y deudas empresariales impagables que va a provocar el coronavirus amenaza con llevarse por delante por igual a compañías sin futuro y a firmas que serían viables si lograsen superar los impactos de la pandemia. Las pérdidas que provocarán a los bancos, además, pueden mellar gravemente su solvencia y cortocircuitar su capacidad de dar créditos, lo que agravaría la crisis. Por ello, el Banco Central Europeo (BCE) ha propuesto crear una sociedad o red de sociedades comunitaria de gestión de activos (más conocidas como 'bancos malos') para aliviar esa carga a las entidades financieras y favorecer la reestructuración del endeudamiento empresarial. España, sin embargo, se opone a su propuesta tal y como está definida por ahora, según diversas fuentes consultadas por este diario.

El principal impulsor de la iniciativa es Andrea Enria, presidente del consejo de supervisión del BCE, que de hecho la lleva defendiendo desde el 2017, si bien ha redoblado sus esfuerzos en los últimos meses como consecuencia del covid-19. Su principal argumento es que, según las estimaciones de su organismo, los créditos de dudoso cobro o morosos de los bancos de la eurozona podrían elevarse en un "escenario severo pero plausible" hasta los 1,4 billones de euros, un 176% por encima de los 506.000 millones en que cerraron en el 2019 (lo que equivalía al 3,2% del balance del sector) y una cantidad incluso superior al billón de euros que se alcanzó en el 2014 como consecuencia de la crisis del periodo 2008-2012.

El máximo responsable de la supervisión de las grandes entidades financieras del euro relanzó su propuesta en un reciente artículo en el 'Financial Times'. "No se trata de ayudar a los bancos que asumieron riesgos excesivos y los gestionaron mal. Por contra, el objetivo es permitir que los bancos de la UE apoyen a los hogares, pymes y empresas viables, y reforzar la necesaria transformación de la UE hacia una economía más verde y tecnológicamente avanzada sin que los bancos se vean abrumados por préstamos deteriorados", argumentó tras defender que es precisa una "respuesta europea integrada en lugar de una plétora de iniciativas nacionales descoordinadas". 

Imitar y evitar la Sareb

Enria ha citado como una de sus inspiraciones la creación de la Sareb en España en el 2012, la compañía que recibió los activos inmobiliarios tóxicos de los bancos rescatados. El banco malo español, sin embargo, pagó por dichos activos un precio demasiado alto, lo que ha provocado que acumule pérdidas multimillonarias desde su nacimiento. La perspectiva es que los números rojos continúen y el Estado, de hecho, ya ha dado por perdidos los 2.192 millones que le inyectó. Sin citarlo directamente, el alto funcionario del BCE ha defendido que la creación de un banco malo europeo evitaría repetir aquel error.

Así, ha argumentado que permitiría fijar "metodologías y datos de valoración estandarizados para determinar el precio" de transferencia de los activos. La otra ventaja, ha expuesto, es que la financiación del banco malo europeo o la red comunitaria de bancos malos de los países obtendría su financiación directamente de algún organismo europeo (como el Mecanismo Europeo de Estabilidad), en lugar de lograrla de los Tesoros de cada Estado miembro (a los que el mercado obliga a pagar tipos de interés muy diferentes entre sí). Ello favorecería que "cada empresa nacional de gestión de activos, independientemente de su ubicación, se beneficiaría de la posición crediticia de la UE y disfrutaría de un mejor acceso al mercado".

Pérdidas nacionales

El problema para las autoridades españolas es que el BCE ha propuesto que las pérdidas que sufriese el banco malo se imputasen a los Estados miembros en función del origen de los activos que las provocasen, una medida diseñada para vencer las reticencias de países como Alemania a asumir los números rojos de otros socios de la UE. "En el improbable caso de que un plan de este tipo acabe generando pérdidas, podríamos limitar o incluso evitar su mutualización en toda la UE. Las pérdidas podrían asignarse según la nacionalidad de los bancos originarios y cada esquema nacional correspondiente", ha defendido Enria.

El Ministerio de Asuntos Económicos, el Banco de España y el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) se oponen al plan del banco central por este motivo. "No está mal que se piense en crear bancos malos, aunque probablemente no sea lo más adecuado en esta crisis por tratarse de deuda empresarial sin activos colaterales como garantía. Pero lo que invalida la propuesta es que, si el precio de transferencia o la gestión provocan pérdidas, las asumirán los países. Para eso no compensa la complicación de crearlo a nivel europeo", resumen fuentes de las autoridades españolas. Con todo, matizan que es pronto para rechazar definitivamente la creación de una de estas sociedades, ya sea nacional o europea, porque todavía está por ver el impacto final de la pandemia.

Cercanía de los bancos

Jaime Ponce, presidente del FROB, es el único alto representante español que ha expresado públicamente sus reticencias. En unas recientes jornadas de Deloitte y 'ABC', alegó que los créditos empresariales son mucho más difíciles de valorar que los inmobiliarios, ya que en estos lo que se trata es de tasar el activo físico que se pone como garantía. Además, esgrimió, fijar un precio realista y muy bajo ocasionaría un mayor volumen de pérdidas a los bancos, con el consiguiente impacto en su solvencia y por tanto en su capacidad de prestar.

Asimismo, expuso que mientras un banco malo inmobiliario como la Sareb se dedica a tratar de vender sus activos, un banco malo de deuda empresarial debería dedicarse a tratar de que las compañías deudoras puedan repagar los préstamos (lo que implica reestructuraciones, refinanciaciones y quitas). "La cercanía al cliente es crítica, y por tanto habitualmente ese tipo de carteras se aprovechan mucho del conocimiento que los bancos tienen de sus deudores. Por lo tanto ahí la escala, una cartera muy significativa de deuda empresarial en vehículos grandes, no tiene por sí misma que generar una optimización de la gestión del riesgo", argumentó.

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