AYUDAR EN PROYECTOS CON IMPACTO

¿Qué es el altruismo eficaz? Las claves para saber dónde prestar mi ayuda

Involucrarnos en proyectos humanitarios de escaso impacto o de los que desconocemos los resultados puede desincentivar nuevas acciones altruistas.

 

Involucrarnos en proyectos humanitarios de escaso impacto o de los que desconocemos los resultados puede desincentivar nuevas acciones altruistas.

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Fran Leal

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En líneas generales, solemos analizar y evaluar de manera exhaustiva los resultados en el mundo de los negocios. Sin embargo, no ocurre lo mismo en el campo de los proyectos humanitarios y, evidentemente, no todas las iniciativas filantrópicas son igual de eficaces.

Así, a la hora de apostar por un programa de ayuda es fundamental elegir uno que sea realmente efectivo, para no incurrir en un importante coste de oportunidad, dejando de sacar el máximo partido a nuestra ayuda. Aquí gana relevancia lo que se conoce como altruismo eficaz y para conocer mejor en qué consiste hemos charlado en profundidad con Pablo Melchor, presidente de la Fundación Ayuda Efectiva, quien tras dos décadas como emprendedor y directivo en diversos sectores, decidió dejarlo todo para buscar la mejor manera de contribuir a un mundo mejor.

¿Qué es el altruismo eficaz?

El altruismo eficaz se podría definir como la tendencia internacional que busca maximizar el impacto de las donaciones benéficas. En palabras de Melchor, es una tendencia que intenta responder a una pregunta esencial: “¿Cómo podemos hacer el máximo bien posible con los recursos que tenemos?”. A partir de esta pregunta, apunta el presidente de la Fundación, se ha desarrollado, por un lado, un proyecto filosófico y de investigación que utiliza la racionalidad y la evidencia disponible para encontrar las mejores formas de tener un gran impacto positivo en el mundo. Y por otro lado, “ha surgido una comunidad global formada por personas decididas a utilizar su tiempo y su dinero para aprovechar esas oportunidades de alto impacto”, expone.

En nuestro país, la fundación que preside Melchor aplica las ideas del altruismo eficaz a las donaciones benéficas: “Seleccionamos y financiamos los proyectos humanitarios que, con unos mismos recursos, salvan más vidas o ayudan más a más personas”, nos explica. Según asegura, la inmensa mayoría de las iniciativas altruistas no parten de criterios de efectividad (cómo lograr el máximo impacto con unos mismos recursos). Y la consecuencia de esto es que las buenas intenciones no siempre se traducen en una mejora real de las condiciones de vida de las personas a las que queremos ayudar. Además, al no optimizar el uso de nuestros recursos, incurrimos en un importante coste de oportunidad: “priorizando mejor, podríamos ayudar a muchas más personas”, asevera. Frente a ello, el altruismo eficaz “está creciendo considerablemente: cada vez hay más organizaciones alineadas con sus ideas y ha convencido a grandes filántropos como Dustin Moskovitz, cofundador de Facebook”.

No obstante, y lamentablemente, como denuncia Melchor, existe mucho altruismo ineficaz. Y es que, en algunos casos, “los fondos requeridos para inaugurar un proyecto y ‘cortar la cinta’ no van acompañados de los recursos necesarios para operar y mantener el proyecto”. En este sentido, “de poco sirve construir hospitales o escuelas, por ejemplo, si en el futuro no cuentan con personal ni suministros adecuados”. En otros casos, sin embargo, lo que ocurre es que “simplemente no se miden los resultados”, por lo que todo lo que se hace (que puede ser mucho) no se llega a saber si de verdad “se traduce en un beneficio para las personas a las que se pretendía favorecer”.

Las claves para priorizar y saber dónde ayudar

Llegados a este punto, ¿cuáles serían las claves para priorizar y saber dónde será más efectiva nuestra ayuda? En palabras de Melchor, la variable que tiene una mayor influencia es la causa o problema en que decidimos trabajar: “Lo habitual es escoger una causa por cercanía o porque al aprender sobre un problema en concreto nos ha parecido importante resolverlo”, comenta. Sin embargo, si evaluamos y comparamos las causas, podemos llegar a ayudar a más personas y de forma más significativa. Para lograrlo, deberíamos priorizar grandes problemas, ya que si los solucionamos estaremos beneficiando a más personas. Además, hay que tener en cuenta que sean cuestiones “tratables”; es decir, “con más recursos, podemos reducir significativamente la escala del problema”. Y por último que estén “relativamente desatendidos”, ya que, tal y como detalla, “en las causas más populares y mediáticas, el impacto de cada euro adicional suele ser comparativamente pequeño”.

Desde la Fundación, acaban de lanzar una calculadora para conocer cómo de rico somos. El objetivo de la iniciativa, según especifica el presidente, radica, en primer lugar, en “hacer accesibles unos datos que son grandes desconocidos (la distribución global de los ingresos per cápita)”.

De hecho, el español medio, con unos ingresos netos anuales de menos de 20.000 euros, “no imagina que 95 de cada 100 personas del planeta tiene menos ingresos que él”, añade Melchor. Algo que, en definitiva, demostraría que es posible tener un gran impacto en la vida de muchas personas donando una cantidad que no cambie sustancialmente nuestro estilo de vida en España. “Si, por ejemplo, tengo unos ingresos netos de 30.000 euros y dono 3.000, puedo proteger de la malaria a más de 300 personas”, ilustra Melchor. Porque “si destinamos nuestras donaciones a los programas más efectivos, nuestro impacto es enorme”, concluye.