ENTREVISTA GABRIELA PAOLI, PSICÓLOGA EXPERTA EN TECNOADICCIÓN

"La adicción tecnológica tiene repercusiones a nivel mental, emocional y físico"

Hemos charlado con la psicóloga Gabriela Paoli sobre su último libro, Salud Digital, en el que comparte una serie de claves para hacer un uso saludable de la tecnología.

Hemos charlado con la psicóloga Gabriela Paoli sobre su último libro, Salud Digital, en el que comparte una serie de claves para hacer un uso saludable de la tecnología

111

111 / economia

Fran Leal

Fran Leal

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Como ocurre con muchas otras cosas en la vida, el uso que demos a la tecnología determinará los resultados de ese uso. De hecho, bien empleada nos aporta posibilidades inimaginables hasta hace muy poco tiempo, pero también es cierto que el abuso puede conllevar consecuencias importantes, tanto desde el punto de vista físico como mental. 

De ahí que, en pleno siglo XXI, con la invasión de lo digital de cada uno de los ámbitos en que nos manejamos (personal, familiar, laboral) y con una pandemia que agrava aún más esta situación, urge más que nunca garantizar lo que se ha venido a denominar como salud digital. Precisamente, la psicóloga Gabriela Paoli, experta en tecnoadicciones, acaba de publicar Salud Digital, un manual en el que aporta una serie de claves para hacer un uso saludable de la tecnología y sobre el que hemos hablado en profundidad con la experta.

Habrá quienes piensen que se exagera un poco cuando se habla de las consecuencias que puede tener un mal uso de la tecnología. ¿Qué les dirías desde tu experiencia en consulta?

Yo lo que intento con el libro es hacer una mirada preventiva; no tengo una visión alarmista. Simplemente, llevo muchos años formándome en esto y escuchando en las consultas una queja casi sin fundamento, porque yo lo que veo es que un gran número de personas tienen afectadas algunas áreas de su vida (dejan de hacer cosas que hacían, problemas de pareja, trastornos de ansiedad, insomnio, baja autoestima…), y cuando empezamos a investigar cuál puede ser el denominador común, vemos cómo uno de los grandes ladrones o agujeros negros por el que se va el tiempo y la salud es la red.

Es algo imperceptible, pequeños gestos que van creando hábitos, que nos comen horas y horas, y que pueden conllevar problemas más graves como lesiones físicas, problemas de visión, posturales, alimenticios, de sueño… Voy viendo que va afectando a áreas vitales y de ahí mi interés por formarme y aprender de este ámbito para poder ayudar.

Por lo general, ¿qué atención prestamos a nuestra salud digital?

Cualquier actividad que nos proporcione placer o satisfacción, llevada al extremo, es susceptible de generarnos una adicción (alcohol, chocolate, baile, sexo…). Y la tecnológica es una adicción comportamental, no es una adicción a sustancias. Eso sí, tiene las mismas bases neurofisiológicas que cualquier otra adicción, se activan las mismas áreas del cerebro.

Lo que ocurre es que, al ser comportamental, no es tangible y es muy complicado de medir, por eso pasa más desapercibida y no somos tan conscientes. Pero, sin duda, hay que prestarle mucha atención porque no es inocuo y tiene repercusiones en nuestra salud mental, emocional y física.

Entonces, ¿cuáles serían las principales claves a tener en cuenta si queremos hacer un uso responsable de la tecnología?

Considero que el primer paso, aunque muchas veces es el que más cuesta, es tomar conciencia, para lo cual puede ser muy útil empezar haciendo una auditoría de nuestro tiempo, para ver en qué lo empleamos. Incluso, en el propio smartphone ya se puede controlar cuánto tiempo empleamos en la red y en qué lo invertimos.

A partir de aquí, los valores son fundamentales. Yo lo que busco es hacer una llamada a la reflexión acerca de cuáles son nuestros valores, porque podemos parar, analizar y comenzar a cambiar pequeños gestos, como poner el modo avión al llegar a casa, agrupar tareas online...

Sí pero quizás con la pandemia esto se complica, ¿no? El tiempo de exposición a pantallas ha aumentado…

Sí, pero justamente es cuando más conscientes tenemos que ser, porque si dejamos que esto se instale como un hábito, no vamos a tener vida. Es una paradoja y una trampa a la que nos estamos esclavizando, porque es cierto que podemos trabajar desde cualquier sitio y en cualquier momento, pero necesitamos descansar; no podemos estar conectados las 24 horas.

Precisamente, en torno a lo laboral, destacas una serie de hábitos tecno-saludables que pueden ayudar. ¿Cómo podemos aplicarlos desde el punto de vista del individuo?

Yo creo que hay dos niveles: el individual y personal por un lado, y el organizacional o laboral por otro. Es cierto que estamos en un momento realmente complicado, en el que resulta muy difícil plantarse ante determinadas prácticas, pero desde lo individual podemos poner en marcha pequeños cambios que aporten mucho de cara a sentir que tenemos control de nuestra vida y nuestro tiempo. Tenemos que tener vida y tener claro lo que es realmente importante para nosotros. El trabajo lo es, sin lugar a dudas, pero no es lo único, es solo una parte y no podemos sentir que nos controla la vida.

Después, a nivel organizacional, yo planteo la posibilidad de pactar con la empresa tanto los horarios de conexión como las guardias, por ejemplo, para que no estemos todos pendientes en todo momento del teléfono. Porque hay medidas que se pueden hacer, incluso como autónomo; ponernos unos horarios y, lo que es más importante, cumplirlos.

En definitiva, todo conduce a la necesidad de tener una mejor gestión de nuestro tiempo. ¿Cómo lo abordamos?

Lo que ocurre es que, por un lado, estamos practicando la ‘prontomanía’, cuanto antes lo haga antes me lo quito, con lo que estamos en un estado de activación constante. Y por otro lado, hay que hablar del colapso generado por la multitarea. El ‘multitasking’ es sinónimo de agotamiento mental. Es otra de las grandes consecuencias y falsedades que nos han vendido, porque creemos que podemos ser multitarea y que eso nos llevará a ser más productivos y exitosos en la vida, pero eso es mentira; nos quema y es el factor número uno de agotamiento mental.

¿Cómo podemos entonces mejorar nuestra salud digital?

Como decíamos, el primer paso es ser conscientes. El segundo consiste en introducir pequeños cambios: establecer tiempos de conexión y desconexión, practicar el autocontrol, desactivar notificaciones que interfieren en nuestra vida y nos llevan a la multitarea… Y después retomar actividades o hobbies que nos proporcionaban placer y hemos dejado de lado. Volver en parte a un ocio más saludable, que no sea a través de pantallas o sustancias. Simplemente el contacto con la naturaleza, contemplarla, nos aporta bienestar y reduce el estrés y la ansiedad, igual que la actividad física y el deporte.