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El líquido de oro

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Adrián Foncillas

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No era complicado intuir el negocio en un país de 1.400 millones de habitantes que evitan el grifo por la calamidad medioambiental. Nadie lo ha exprimido más que Zhong Shanshan, fundador de Nongfu. Son ubicuos sus botellines rematados con esos tapones rojos que los niños coleccionaban décadas atrás en Pekín, Shanghái y las provincias rurales del interior, en casas, hoteles y el Gran Palacio del Pueblo que acoge los cónclaves del partido.  

La reciente escalada de Zhong hasta la cúspide de las fortunas chinas finiquitó el largo reinado de Jack Ma, alma máter de Alibaba, y renovó una lista copada en los últimos años por la tecnología y el ladrillo. Fue la reivindicación personal de un empresario que, en sus escasas declaraciones públicas, había criticado la dependencia de ambos. Sobre internet dijo que China había convertido una herramienta en el centro de su desarrollo económico y afeó que la mayoría de millonarios invirtiera en bienes raíces por los fáciles y rápidos dividendos.   

Salida a bolsa en septiembre

Zhong contaba el mes pasado con unos 20.000 millones de dólares y hoy acumula 59.000, por encima de los 57.000 de Jack Ma y los 52.000 de Pony Ma, creador de Tencent. El aluvión se explica por la salida al parqué hongkonés de Nongfu en septiembre. La jornada dejó una subida del precio de las acciones del 50 % y a Zhong, poseedor del 84 % de ellas, con la fortuna triplicada. No abundan los tipos que ganan 40.000 millones de dólares en unas horas. La operación, la cuarta en volumen de la bolsa hongkonesa, convirtió a 68 accionistas menores en millonarios. 

Ya en abril había incrementado sus cuentas con la salida a bolsa, esta vez en Shanghái, de su negociado farmacéutico paralelo. Wantai Biological, de la que también es accionista mayoritario, se ha revalorizado más del 2000 % desde entonces. La compañía fabrica kits de detección del coronavirus y el VIH. También está inmersa en la carrera por la vacuna contra la pandemia y su candidata, elaborada junto a la Universidad de Hong Kong y la Universidad de Xiamen, ya ha recibido la aprobación gubernamental para las pruebas en humanos. Lo resumía Rupert Hoogewerf, director de Hurun, algo parecido al Forbes chino: “Es extraordinario. No ha levantado un imperio de 10.000 millones de dólares sino dos”. 

Cultivador de champiñones

Es una trayectoria improbable para alguien que encadenó trabajos de subsistencia tras abandonar el colegio por las turbulencias de la Revolución Cultural. Fue aprendiz de albañil, vendió píldoras contra la impotencia a base de extracto de tortuga, cultivó champiñones e incluso se enroló como periodista en un medio local. Es probable que su olfato para los negocios se afinara en sus entrevistas a emprendedores locales.

En 1996 fundó Nongfu y encadenó adquisiciones hasta convertirla en el gigante actual. Todos los chinos recuerdan aquel anuncio televisivo que sentó la línea “Nongfu sabe un poco dulce”. Primero sacó el agua del lago Qiandao, en su provincial natal de Zhejiang, y después se extendió hasta los altiplanos tibetanos o el monte Changbai, en el rincón opuesto del país. Sitúa Zhong el despegue en su decisión, tres años después de fundar la empresa, de abandonar el agua purificada y vender agua mineral porque la primera, como subrayaban sus campañas publicitarias, carecía de beneficios para la salud. Es improbable que pierda su hegemonía porque los recursos acuíferos son limitados en China y exigen de licencias gubernamentales. Nongfu concentra el 26 % de un mercado que genera 30.000 millones de dólares anuales y se ha expandido a té, café y zumos. 

"Lobo solitario"

A Zhong se le conoce como el “lobo solitario”. Dice que, adusto y abstemio, fracasa en la socialización. También fomenta su reputación de verso libre que ha levantado su imperio sin intimar más de lo imprescindible con la élite política. Y justifica su alergia a las entrevistas por su experiencia: la prensa, señala, tiende a malinterpretar las palabras.  

A la cima de Zhong ha ayudado la volatilidad que afecta a las tecnológicas como HuaweiTiktok o Wechat por las sanciones estadounidenses y es probable que su reinado sea efímero. El mes próximo debutará Ant Group, el brazo financiero de Alibaba, en las bolsas de Shanghái y Hong Kong. De la operación conjunta se espera que alcance los 30.000 millones de dólares y devuelva a Jack Ma a su pedestal. El bueno de Zhong tendrá que esperar a que su farmacéutica dé con la vacuna pero, en todo caso, tiene asegurado su presencia en la lista porque no hay muchos sectores más solidos que el agua. La sed, al fin y al cabo, no depende de las tensiones geopolíticas.  

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