Tecnocampus o el reto de la ampiliación a los 10 años

Un 3 de noviembre de 2010, hace un poco más de 10 alos, la entonces ministra de Innovación, Cristina Garmendia inauguraba en la entrada sur de Mataró el parque tecnológico TecnoCampus, un espacio que reúne universidad –vinculada a la Pompeu Fabra, con 3.750 alumnos- y empresa –las dos torres principales y el edificio de El Rengle congregan ahora mismo 121 firmas-.

Es esta yuxtaposición de dos ideas –universidad y empresa- el valor añadido que los responsables del parque, impulsado por el Ayuntamiento con un coste de 53 millones de euros, esgrimen como factor diferencial respecto otras instalaciones de este tipo que proliferaron en otros tiempos en Catalunya y España.

¿Cuál es la finalidad de reunir en un mismo espacio universidad y empresa? Que haya una transferencia directa del conocimiento que se genera en la academia al mundo empresarial. No en vano, la idea del parque nació a finales de los 90 de la voluntad de renovar y de digitalizar los procesos de producción de las fábricas de Mataró, que medio siglo atrás era un monocultivo del textil.

"Queremos capacitar y dar formación a nuestra población para garantizar su proyecto vital y el proyecto colectivo de todos, que esta formación esté adecuada y alineada con el territorio y que todo esto genere unas sinergias con el tejido económico. Diez años después, el reto es conectar aún más el TecnoCampus con la ciudad y su entorno", asegura el alcalde David Bote.

Entre los retos de futuro está la ampliación del parque hacia la zona de la antigua Iveco-Pegaso, puesto que se trata de un espacio colindante que marca la expansión natural del proyecto y refuerza la conexión con la capital del Maresme; abrir el campo educativo hacia la formación permanente y reforzar el grado de internacionalización tanto de los estudios como de las empresas del parque, que ha abierto una web conmemorativa en 10anys.tecnocampus.cat para celebrar la efeméride.