Final de mandato

El búmeran chino de Trump

Los presidentes de EEUU, Donald Trump, y de China, Xi Jinping, durante la reunión del G-20 en Osaka (Japón), en agosto del 2019

Los presidentes de EEUU, Donald Trump, y de China, Xi Jinping, durante la reunión del G-20 en Osaka (Japón), en agosto del 2019 / periodico

Agustí Sala

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La tensión con China ha maracado el mandato del presidente de EEUU, Donald Trump. Después de un inicio de legislatura encaminado a tensionar las relaciones con el gigante asiático para reducir el déficit comercial y generar más empleos industriales en EEUU, según sus tesis, se ha impuesto el silencio.

Usando la terminología de algunas entidades de análisis como la Brookings Institution, visto en perspectiva, su estrategia ha causado más 'pain' que 'gain', es decir, más dolor que beneficios. Además, China ha salido ya de la crisis del coronavirus y, sobretodo, de la económica, ya que en el tercer trimestre se anotó ya un crecimiento del 4,9%.  

A pesar a las promesas del presidente de EEUU, la brecha entre las importaciones de la primera potencia mundial y las exportaciones con el resto del mundo superó los 67.100 millones de dólares en agosto, el mayor nivel mensual en 14 años. No es esta vez culpa del gigante asiático porque el desfase comercial se redujo el 7% desde julio, pero todavía se sitúa en torno a los 26.400 millones de dólares, según US Census Bureau.

El déficit comercial con China, que en el 2016, al inicio del mandato de Trump era de 347.000 millones de dólares, el año pasado fue de 345.000 millones. En lo que va del 2020 (hasta agosto) se acerca a los 200.000 millones. Y si algo se reduce se debe sobretodo a los efectos de la pandemia, aunque los aranceles impuestos por al administración de Washington también influyen.  

En esencia, lo que ha sucedido es que, a la vez que bajaba el déficit comercial con China, crecía con otras zonas del mundo, como la Unión Europea (UE), con la que Trump mantiene otra <strong>batalla arancelaria </strong>vinculada con la pugna entre los consorcios aeronáuticos Airbus y Boeing

Aranceles y 5G

La estrategia de Trump contra China iba en dos direcciones: imponer aranceles y limitaciones fronterizas a los productos y servicios chinos, con el objetivo teórico de generar más empleo en casa; y eliminar la ventaja y el poder de Huawei en la red 5G, destinada a generalizar a escala global las hiperautopistas de los datos. Wahsington ha logrado imponer el veto a la tecnología de la compañía china en varios países, pero esta no se arredra.

El pacto firmado entre China y EEUU en enero de este año, que Trump calificó como el mejor acuerdo comercial alcanzado por EEUU en la era reciente, se ha ido diluyendo por los efrectos de la pandemia. Y la tensión no se ha rebajado. 

Y no parece que el demócrata Joe Biden vaya a propiciar relaciones de hermandad con el gigante asiático, si gana las elecciones; aunque se espera un cambio de talente, de actitud o, como mínimo, en las formas. "China debe rendir cuentas por prácticas comerciales y medioambientales injustas", reza el programa de Biden. Pero en lugar de aranceles unilaterales al país asiático, el candidato demócrata ha propuesto una coalición internacional con otras democracias que China "no puede permitirse ignorar".

Dos partes

El mandato de Trump ha tenido dos partes: la primera, con rendimientos económicos inmediatos, recortes de impuestos y desregulaciones. Todo ello generó un elevado crecimiento económico entre el 2017 y el 2019, mayor que en los mandatos de Barack Obama, más empleo y mayores cotizaciones bursátiles. La otra parte ha sido la pandemia, un tsunami que arrasado con buena parte de los logros que hasta que esta empezó, parecían aupar a Trump a un segundo mandato.

El coronavirus ha dinamitado buena parte de los avances y disparó el desempleo después de que este hubiera caído a niveles de hace 50 años. Un gobierno más endeudado, crecimiento, pero menor del que predijo Trump; empleo industrial, pero sin llegar a las cotas que prometió y un déficit comercial en niveles récord, no tanto con China como con el resto del mundo, especialente la UE; al contrario de lo que se comprometió, como un búmeran.