Según la Agencia Internacional de la Energía

El virus podría poner en riesgo la inversión en redes necesaria para la transición energética

Aerogeneradores en un parque eólico.

Aerogeneradores en un parque eólico. / El Periódico

Sara Ledo

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La demanda mundial de energía caerá un 5% en 2020 por el coronavirus, según el World Energy Outlook 2020 presentado este lunes por la Agencia Internacional de la Energía (AIE), que destaca el buen desempeño de las energías renovables. "La energía solar se convertirá en el nuevo rey de los mercados eléctricos del mundo", ha asegurado en la presentación del informe el presidente de la AIE, Fatih Birol, tras proclamar el fin de la era del crecimiento de la demanda mundial de petróleo "en la próxima década".

Según su diagnóstico para este año, la inversión en el sector de la energía se hunde un 18%, el consumo global de petróleo cae un 8%, el de carbón un 7% y el de gas natural un 3%, mientras que las renovables salen airosas. Este auge de las energías límpias deberá ir acompañado, según la agencia, de una sólida inversión en redes eléctricas, la "columna vertebral" de los sistemas eléctricos actuales. "Sin suficiente inversión, las redes demostrarán ser un eslabón débil en la transformación del sector energético, con implicaciones para la seguridad del suministro", agrega la agencia.

La implantación de nuevas líneas de transmisión y distribución en todo el mundo será un 80% más elevada en los próximos diez años que la expansión observada en la última década. Así, la inversión en red proyectada a nivel global alcanzará los 460.000 millones de dólares en 2030, dos tercios más que en 2019. Sin embargo, alerta la agencia, la "salud financiera" de muchas empresas eléctricas "ha empeorado tras la crisis". "Existe una disparidad en muchos países entre el gasto requerido para redes eléctricas inteligentes, digitales y flexibles y los ingresos disponibles para los operadores de red, creando un riesgo para la adecuación de la inversión bajo las estructuras regulatorias actuales", asegura.

"Esto podría dificultar a las redes realizar las inversiones necesarias para garantizar la fiabilidad y seguridad futuras de sistemas eléctricos", añade el informe, que resalta la importancia de una "planificación adecuada de la infraestructura (incluidos los vínculos con los planes de redes de gas), de la gobernanza de dicha planificación y de la regulación y supervisión regulatoria". 

Según el organismo, la demanda mundial de energía recuperará su nivel previo a la crisis a principios de 2023, aunque si la pandemia se prolonga y la recesión es más profunda podría retrasarse hasta 2025. Además, añade, la pandemia ha contribuido a rebajar las emisiones de CO2 relacionadas con la energía en un 7%, aunque estos números muestran que "estamos lejos de hacer lo suficiente", según Birol.

Viajar en tren y caminar más

En su análisis, la agencia incluye varios escenarios, entre ellos el objetivo de alcanzar la neutralidad climática en 2050 al que se han comprometido varios países, entre ellos todos los de la Unión Europea, y compañías. Y reconoce que para alcanzar dicho objetivo la próxima década será "crucial" y se requerirá un "esfuerzo sin precedentes". "Las compañías tienen que hacer cambios, pero no son suficientes, los ciudadanos también tendrán que hacer cosas", ha asegurado una de las encargadas de elaborar el informe, Laura Cozzi. Así, la inversión en energía renovable deberá pasar de los 380.000 millones de dólares actuales a los 1,6 billones en 2030. El porcentaje de renovables debe duplicarse del 27% actual al 60% y el hidrógeno debe pasar de 0,45 mt a 40mt. Además, la movilidad eléctrica debe alcanzar los 50 millones de coches vendidos al final de la década (ahora se venden 2,5 millones).

Pero no solo eso. El informe también establece una serie de medidas dirigidas a los consumidores cuya puesta en práctica ayudaría a ese ahorro de emisiones. Entre ellas, caminar o andar en bicicleta en vez de usar el coche en los viajes cortos, compartir viaje en los trayectos urbanos o reducir en 7 kilómetros por hora la velocidad medida del tráfico por carretera. También, cambiar los viajes de negocios a destinos con más de seis horas de distancia por videoconferencias y sustituir los vuelos de menos de una hora por alternativas bajas en carbono como el tren. O "ajusta" la temperatura de la calefacción para ahorrar energía y emisiones. No se trata de poner en marcha todos estos cambios a la vez, según indica el informe, pero sí de tomar conciencia de la importancia de los cambios de hábitos para lograr el objetivo de cero emisiones en 2050.