Negocio centenario

Adiós a la papelería más antigua de Madrid

Ana y Fernanda Martínez Salazar, propietarias de la papelería Salazar en Madrid.

Ana y Fernanda Martínez Salazar, propietarias de la papelería Salazar en Madrid. / DAVID CASTRO

Sara Ledo

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Tras lidiar con el auge del comercio electrónico y la aparición de los negocios chinos, el cierre durante tres meses por el confinamiento ha sido la "puntilla" para la papelería más antigua de Madrid. Con 115 años de historia, la papelería Salazar clausurará a finales de año su mítico local de la madrileña calle Luchana. "Pensábamos jubilarnos pero el coronavirus lo va a precipitar", reconoce una de sus dueñas, Ana Martínez Salazar.

Recortables, cromos antiguos, apuralápices, plumillas o plumieres son algunos de los productos "únicos" que se pueden encontrar en este tienda. Un negocio centenario regentado por mujeres desde 1905. Entonces, la bisabuela de Ana y Fernanda Martínez Salazar, las actuales propietarias, abrió un estanco que después la hija de esta convertiría en papelería. "Mi abuela dormía detrás de este mostrador para que no le robaran por la noche", cuenta Ana.

En los años 50, fue la madre de estas dos hermanas quien se puso al frente de la papelería tras fundar una imprenta y juntar los dos locales contiguos (el número 7 y el número 9). Tras su paso por el Liceo Francés, a los 17 años, Ana y Fernanda tomaron las riendas de la Papelería Salazar y hasta hoy. "Queremos aguantar hasta final de año por nuestros clientes, porque se ponen a llorar", cuenta.

Muy fiel y decidido. Así definen sus propietarias al cliente de Salazar. Entre ellos, nombres ilustres como el escritor Luis Landero, el presentador Jesús Quintero, el director de cine y teatro Gerardo Vera o el dibujante Antonio Fraguas 'Forges', pero también otros menos conocidos que acuden a aquellos productos 'únicos' que no hay en ningún otro lugar. "Ayer vino un cliente arquitecto que cuando se enteró de que cerrábamos nos decía: ¡Y ahora donde compro yo mi agenda!", cuenta Fernanda. 

El tránsito de clientes en el local no para y eso que el comercio electrónico y los negocios orientales les han "machacado", según cuenta Ana. Además de dificultades 'extra' como Madrid central y los problemas para aparcar, añade. "Pero, el confinamiento, estar tres meses cerrados, ha sido la puntilla", explica: "Lo del covid ha sido mortal y está siéndolo porque la gente tiene miedo y no sale. Hemos notado una caída de las ventas y eso que nosotros nos defendemos porque la gente viene a por cosas especiales que solo tenemos nosotros".

En total, antes de la pandemia trabajaban en la papelería seis personas, aunque hubo un tiempo en el que llegaron a ser 29. Tras el confinamiento, Ana y Fernanda atienden al público junto a dos empleadas más. Los otros dos –señores, en este caso; uno dependiente y otro encargado del taller de encuadernación-- siguen bajo un expediente de regulación temporal de empleo (erte) y ya no volverán. "Se han dado a la fuga", bromea Ana. "Los tenemos desterrados en erte, gracias al Gobierno que nos ayuda, porque si los tenemos que recuperar... cerramos ya", agrega.  

Con la clausura programada para cuando termine este funesto 2020, ambas hermanas buscan a alguien que quiera seguir con esta papelería de barrio para darle una nueva vida, pero no está siendo tarea fácil. "Queremos traspasarlo para que esto no se pierda, pero es tan complicado y tan difícil que lo mismo tenemos que echar el cerrojazo y que pongan aquí una panadería o vete tú a saber qué", se lamenta Ana. Denuncia que ninguna administración trate de mantener vivo este tipo de comercios centenarios. "Sería lo lógico si quieren conservar Madrid, pero les hemos dado igual, ninguna administración nos ha tenido en cuenta", critica.

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