PRODUCTOS FINANCIEROS

La importancia de la omnicanalidad: cómo comprar productos financieros en la nueva era

La apuesta por lo digital ha llegado para quedarse y el inversor tendrá que adaptarse hacia esta tendencia en los próximos años

La apuesta por lo digital ha llegado para quedarse y el inversor tendrá que adaptarse hacia esta tendencia en los próximos años.

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Héctor Chamizo

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El mundo avanza hacia un terreno que hasta ahora parecía impensable. La pandemia del Covid-19 ha servido para que el crecimiento de la digitalización se dispare por completo. Sirva como ejemplo compañías como Zoom o Netflix que se han disparado en los mercados debido a esta dinámica creciente hacia los nuevos modelos de trabajar y de consumo. Es un camino que ya parece imparable. 

Al igual que muchos sectores, la industria de la gestión de activos y la inversión está en vías de evolucionar en esa misma senda. La apuesta por lo digital ha llegado para quedarse y el inversor tendrá que adaptarse hacia esta tendencia en los próximos años. “Estamos ante una transformación como nunca antes habíamos visto”, advierte José Luis Herrera, analista independiente. 

El cierre de los establecimientos, derivado de los confinamientos, junto con el temor de muchas personas a consumir fuera de sus casas han creado el caldo de cultivo perfecto para que el ecommerce despegue. Una práctica que puede penetrar a la hora de la selección de productos financieros que queremos tener. 

“Aquí es donde entra en juego la omnicanalidad”, concreta José Luis Cárpatos, director de inversiones de Gloversia Eafi. Se trata de un concepto que se refiere a la combinación de canales. “Esto se traduce en que realizaremos nuestras transacciones a través de diferentes canales como es el físico (oficinas) y online”, detalla. Los dos ámbitos coexistirán, aunque parece que lo digital irá ganando más terreno.

La digitalización invita a informarse más sobre los productos

Por lo pronto, la crisis de la Covid-19 ha provocado que los usuarios se acostumbre a utilizar el canal digital para realizar sus compras. “Esto es algo que ya está empezando a gestarse con más fuerza en el sector financiero”, dice Herrera. Una muestra de ello son los roboadvisors o gestoras indexadas que se han consolidado en los últimos años y que han visto cómo sus números han ido creciendo durante estos meses. “En España habrá que acostumbrarse a que la contratación online de los productos financieros será una norma”, cuenta. 

No obstante, el asesoramiento a distancia será un factor diferencial para decidir por qué tipo de productos nos vamos a tener que decantar. “Ya que la apuesta por productos financieros de fintechs, neobancos o incluso activos que ofrecerán con más asiduidad los bancos tradicionales a sus clientes será muy común, recurrir a asesores financieros independientes de forma telemática será fundamental”, asegura Cárpatos.

Y es que contratar productos de inversión en la era de la omnicanalidad requiere un cuidado aún mayor, ya que podemos apostar por activos que no se ajustan al nivel de riesgo que queremos asumir. “Si pasó en las preferentes, con la contratación online puede suceder lo mismo, hay que estar muy bien informados en esta era tecnológica”, confirma Herrera. 

Para ello, los expertos, pese a que sí apuestan por una contratación online, recomiendan observar muy bien en los productos en los que se invierte. “Si es un fondo indexado, mirar qué comisiones aplica (comisión de gestión o de suscripción), cuál es el histórico de ese producto financiero y en qué activos invierte”, analiza Herrera para determinar el grado de seguridad que asumimos.

La parte más positiva es que cada vez habrá más competencia entre los nuevos jugadores y los tradicionales, lo cual puede abaratar todos los costes. “Será bastante común en esta época de la omnicanalidad ver una posible ‘guerra de precios’ como ha sucedido en algunos ámbitos como en los créditos hipotecarios”, señala Herrera.

La presencialidad no va a desaparecer

Otra de las dudas es sí va a desaparecer la contratación física. En este sentido, la respuesta es que con este escenario de omnicanalidad no será así en el corto plazo: coexistirá lo digital y lo presencial. “Las visitas a las oficinas bancarias se irán reduciendo cada vez más, también por el mayor perfil digital de las nuevas generaciones, y la tendencia del cliente que acuda presencialmente será informarse antes de los productos a través de la red”, dice Cárpatos. 

“Dicho de otro modo, vamos a combinar muchas veces en una misma transacción dos formas de contratación, que es precisamente lo que promulga la omnicanalidad y que ahora es más real que nunca”, concluye el experto.