Futuro tecnológico

Entre la dependencia china y el progreso económico: El dilema del 5G en España

Un visitante usa su teléfono junto a un cartel de 5G en el estand de Intel

Un visitante usa su teléfono junto a un cartel de 5G en el estand de Intel / periodico

Carles Planas Bou

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La pandemia del covid-19 puede ser una oportunidad única para relanzar el 5G. En los últimos meses, el Gobierno y varias tribunas empresariales han repetido como un mantra que el proyecto de digitalizar la economía española será clave para salir de la crisis causada por el coronavirus. Y aunque la llamada cuarta revolución industrial pasa por esta tecnología, el país se encuentra frente al dilema de garantizar un despliegue que no comprometa su seguridad.

Una revolución. Eso es lo que se espera del 5G, una tecnología que multiplicará por 10 la conexión a la red, disparará la velocidad de las transferencia de datos y reducirá el tiempo de espera, abriendo así la puerta a campos como la robótica, la inteligencia artificial, el servicio de la nube o la hiperconexión de objetos cotidianos, lo que se conoce como el Internet de las Cosas. Además de crear nuevos mundos, el 5G también redefinirá el actual, impulsando la automatización de sectores como la sanidad, el transporte o la industria. Que se puedan realizar operaciones quirúrgicas, procesos de fabricación o controlar un vehículo a distancia ya no será ciencia ficción.

El desarrollo del 5G es tan crucial como complejo. En los últimos años el gigante tecnológico chino Huawei se ha alzado como líder del mercado, siendo la compañía más avanzada y la única capaz de desarrollar una conexión de extremo a extremo, eso eso, de crear la infraestructura de la red y todos sus componentes. Proveedores europeos como Ericsson Nokia dominan las instalación de antenas de 5G, pero Huawei lleva años asentando su posición en España como proveedor del núcleo  de las redes 5G (donde se almacenan los datos) de Telefónica o del 30% de las de Vodafone. Además, lidera desde 2019 la venta de móviles.

“Huawei ya desplegó el núcleo del 3G y del 4G, así que dependemos bastante de ellos”, explica Andrea G. Rodríguez, analista y miembro de Foro de Ciberseguridad Europea. “Renunciar a Huawei supondría una inversión muy potente y ahora la agenda política está dominada por el covid-19”. Sin embargo, su dominio se ha puesto en jaque por una pugna mayor.

Pugna tecnológica

Desde finales del 2019, los Estados Unidos han acusado al gigante tecnológico chino de crear infraestructuras de red con brechas de seguridad para permitir el espionaje de hackers al servicio de Pekín. Aunque no se ha hallado pruebas que certifiquen las sospechas de Washington, la administración Trump impugnó a Huawei en su territorio y ha presionado a sus socios para que hagan lo mismo.

Las acusaciones y amenazas de EEUU responden a una pugna tecnológica con China por hacerse con el liderazgo del 5G, una arma clave para determinar la guerra económica y geopolítica que ambas potencias libran desde hace años. Huawei es el principal fabricante de este sector, destacando en un podio que queda aún muy lejos a las empresas estadounidenses. En Europa, la sueca Ericsson y la finlandesa Nokia tienen una posición avanzada en el desarrollo del 5G, pero tampoco están al nivel chino.

Tras vacilar, el Reino Unido terminó siguiendo las pautas tradicional aliado, pero España no ha hecho caso de las presiones. Así, Madrid ha optado por permitir a la tecnológica china operar en su territorio siempre que se cumplan con “las máximas condiciones de seguridad, acceso a los datos, autonomía y privacidad”. El 3 de septiembre Pedro Sánchez recibió a La Moncloa al director de la Comisión de Asuntos Exteriores del Partido Comunista de China, Yang Jiechi, a quien pidió el compromiso de los proveedores chinos en el despliegue de esa nueva red. El CNI, la inteligencia española, ha validado como seguros algunos de los productos de Huawei.

¿Dependencia china?

España ha hecho una fuerte apuesta para liderar el despliegue de redes y servicios del 5G. Y es que, según el Observatorio Europeo del 5G, hasta junio España habían puesto en marcha 39 pruebas piloto en su territorio, siendo el segundo país más activo, solo por detrás de las 56 del Reino Unido. Además, es uno de los 12 países de la UE que han trazado una hoja de ruta para su despliegue y uno de los que cuenta con un mayor kilometraje de fibra óptica. “Está muy bien situada y eso puede generar un impacto económico de decenas de trillones de euros”, señaló María Teresa Arcos, directora general de telecomunicaciones y ordenación, en el 34 Encuentro de la Economía Digital y las Telecomunicaciones.

España también es uno de los 14 países que ya incluyen el 5G en su servicio comercial. En junio de 2019 Vodafone puso en marcha la red de nueva generación, dando luz verde a la guerra por el encendido entre operadoras. A principios de este septiembre Telefónica lanzó su oferta prometiendo una cobertura del 75% para este año y, desde entonces, Orange y Yoigo se han sumado a esa carrera.

Sin embargo, sus redes se basan en la tecnología de proveedores de 5G como Huawei, que tiene cuotas de más del 30% en las redes de operadores como Vodafone. “La red 5G de España va a ser la mejor de Europa”, señaló el año pasado Ren Zhengfei, presidente de la compañía. Aunque eso también se repite en otras empresas europeas, las denuncias de EEUU contra el gigante chino han supuesto una amenaza a ese despliegue. Telefónica aseguró que reduciría el uso de tecnología de Huawei, pero de momento la china sigue gestionando por completo el núcleo o ‘core’ de su red, el área más sensible. “España no retrasará el 5G, pero a nivel estratégico eso puede salir caro”, apunta Rodríguez, que además de riesgos por la seguridad señala a problemas diplomáticos con aliados como EEUU.

Petición europea

Aún así, cada vez más, las telecomunicaciones españolas siguen las directrices recomendadas por la Unión Europea. Aunque tampoco encontró evidencias de esa amenaza de espionaje, Bruselas ha pedido a los estados miembro aplicar la llamada caja de herramientas, una serie de principios entre los que se encuentra la diversificación de proveedores para evitar que el 5G se convierta en un potencial riesgo de seguridad y acordar un "enfoque común" antes de abril de 2021 para desplegar el 5G.

Aunque se pide no depender únicamente de Huawei y construir esa infraestructura con tecnología europea como la de Ericsson o Nokia, Rodríguez remarca que la ‘toolbox’ europea no da un manual claro a seguir, ni especifica qué proveedores son seguros, decisión que recae en los estados miembro. Así, Telefónica España depende de Huawei mientras que su filial alemana ha descartado el uso de tecnología chino. Una disparidad de criterios que puede abrir la puerta a nuevos problemas. “No hay una línea estratégica”, lamenta. “Es imposible imaginar como será España el 2030”.

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