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La fusión CaixaBank-Bankia se reactiva con una reunión de Fainé y Calviño

La ministra de Asuntos Económicos Nadia Calviño

La ministra de Asuntos Económicos Nadia Calviño / periodico

Agustí Sala

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De nuevo, a velocidad de crucero. "Esto puede estar al caer", afirman fuentes conocedoras de las negociaciones para la fusión entre CaixaBank y Bankia, la primera de gran envergadura en dos décadas. El escollo del precio para el intercambio de acciones (ecuación de canje) se habría superado tras encontrarse una fórmula que satisface a los dos protagonistas del proceso, la Fundació Bancària La Caixa, el principal accionista de CaixaBank a través de Criteria; y el Estado, a través del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB).

Este martes está siendo un día de reuniones clave que podrían desembocar en la convocatoria de los consejos de administración de ambos bancos para ratificar la operación. Una reunión del presidente de la Fundació y Criteria, Isidre Fainé; y la vicepresidenta tercera y ministra de Economía, Nadia Calviño ha de servir para desencallar la operación, según fuentes conocedoras de las negociaciones.

Las negociaciones para la fusión se han llevado al más alto nivel y han intervenido José Ignacio Gorigolzarri, el presidente de Bankia, que lo será también de la nueva entidad, aunque será de carácter no ejecutivo; y Gonzalo Gortázar, consejero delegado de CaixaBank, que ocupará el mismo cargo en la entidad resultant. No obstante ha sido necesaria la participación de Fainé y Calviño para desatascar algunas cuestiones no solo financieras, sino políticas. 

Gracias a la fórmula que se ha encontrado, el principal accionista de CaixaBank podría mantener el 30% en el nuevo grupo, un umbral a partir del que puede seguir con las ventajas del régimen especial de consolidación fiscal de los conglomerados de participaciones industriales, de acuerdo con la ley del impuesto de sociedades y la de fundaciones bancarias. Y, a la vez, podrá pagar al Estado la prima del 20% por las acciones de Bankia, que le otorgarían un peso accionarial en la entidad resultante de la integración mayor al previsto, en torno al 16%, en vez del 15%. 

Según publica 'El País', el Banco Central Europeo (BCE) estaría dispuesto a que Criteria y, por tanto la Fundació, elevara de forma temporal su cuota en CaixaBank, del 40% actual a alrededor del 41% para que al hacer el intercambio de acciones con Bankia mantuviera el objetivo de no caer por debajo del umbral del 30% en el nuevo grupo.

Autorización preceptiva

Esta autorización es preceptiva porque la autoridad monetaria europea no quiere que una entidad vinculada a las antiguas cajas de ahorros tenga un peso mayor del 40% en el capital de un banco. Sin este movimiento que desencalla unas negociaciones que se habían encallado y que puede suponer el desembolso de unos 100 millones por parte de Criteria antes o después de la fusión por absorción, la Fundació se garantiza mantener el tratamiento fiscal actual sin el cual la operación dejaría de tener sentido, según fuentes del sector financiero.

El acuerdo final determinará la proporción definitiva del nuevo banco que controlarán los accionistas de CaixaBank que, inicialmente sería del 75%, pero que puede acabar siendo del 76% si Criteria adquire más acciones para poder mantener el 30% en la nueva entidad. La Fundació posee el 40% de Caixabank a través de Criteria y el Estado, a través del FROB, el 61,8% de Bankia.

Una vez que los respectivos consejos de administración ratifiquen los términos de la operación, la propuesta deberá ser revisada por la comisión rectora del FROB. A su vez, este organismo tiene un acuerdo de gestión con Bankia que establece la obligatoriedsad de informarle con 24 horas de antelación de todas las "operaciones relevantes" antes de que estas se acuerden en el consejo de administración, según fuentes financieras. 

Marca Caixabank

A su vez, el nuevo banco resultante de la fusión entre CaixaBank y Bankia utilizará solo la marca comercial de CaixaBank, además de la estrella de Joan Miró, que es propiedad de la Fundació, con lo que desaparecerá la de la otra entidad, según fuentes de las negociaciones. De hecho, el banco de origen catalán ha optado siempre por mantener su marca comercial, como ocurrió al absorber Caixa Girona, Banca Cívica o Banco de Valencia. Además se trata de una marca que se considera más potente que la de Bankia.

La sede social, que ambos bancos tienen en València, seguirá en la capital del Turia, si bien está previsto que los servicios centrales se distribuyan entre Barcelona y Madrid.

También se está perfilando el nuevo consejo de administración, el número de miembros (actualmente CaixaBank tiene 13 y Bankia, 11), el reparto entre entidades y la condición de cada uno de sus miembros, ya que además de los ejecutivos y los dominicales, la tendencia actual es apostar por una mayor presencia de independientes, además de tener en cuenta el punto de vista de género.

A su vez  se discuten también los planes relacionados con el número de oficinas y de empleos necesarios en el nuevo gigante bancario, que será el tercero de España por activos, con más de 630.000 millones de euros, aunque estos son puntos qu no han supuesto un problema hasta ahora.