En Asturias

Tras la pandemia, la multa de Hacienda

La crisis atrapó en Suiza, visitando a su hijo, a una mujer de 92 años que debe pagar 100 euros por cubrir la declaración tarde

Florinda Riestra con los documentos de hacienda

Florinda Riestra con los documentos de hacienda / periodico

M. Á. G.

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Florinda Riestra Pérez, una mujer de 92 años de Asturias, pasó la tercera parte de su vida en Suiza. Flora, como la conocen sus amigos, emigró en los años sesenta del pasado siglo y allí creció su único hijo, que se quedó en el país helvético para formar su propia familia. La mujer regresa cada año para pasar unos meses con su hijo, sus nietos y sus bisnietos. "Todos los años íbamos mi marido y yo por la Navidades, pero estábamos menos tiempo. Ahora, como estoy sola, estoy más tiempo allí". Esta vez, se marchó el 20 de diciembre, con los billetes comprados para regresar el 29 de marzo. No pudo volver hasta el 5 de julio. Una pandemia se cruzó en su camino. Y a su regreso le esperaba una amarga sorpresa: una multa de Hacienda por hacer la declaración de la renta fuera de plazo.

"Cuando pasó todo esto mi hijo intentó adelantarme el regreso, pero ya nos dijeron que se habían anulado los vuelos. Estuvimos esperando hasta que se empezó a recobrar la normalidad y el primer vuelo que pude conseguir fue uno a Santiago de Compostela. Desde allí tuve que coger un taxi a la Felguera que me cobró 350 euros. Mala fe por mi parte no hubo ninguna porque solo el taxi ya me costó el triple de lo que me piden ahora", relata.

En Suiza, Riestra ya estaba pendiente de Hacienda. "Mi hijo llamó para interesarse. Le dijeron que no me preocupara porque iban a dar prórroga. A pesar de todo, yo vine en cuanto pude, nerviosa, por lo que pudiese pasar con la declaración. Me presenté en Hacienda con todos los papeles e hice la declaración el 7 de julio". En la multa le piden 134 euros de recargo, que quedarían en 100 después de hacer la reclamación. "Me pidieron que lo tramitara por internet y tuve que pedir ayuda para hacerlo porque tengo 92 años y no sé desenvolverme con ello. Y ni así. Yo aquí estoy sola. Gracias a que tengo personas como mi vecino Javier que me echan una mano".

Esta nonagenaria esgrime que "más allá del tema del dinero lo que más me molesta es que siempre he cumplido con Hacienda y no entiendo que, con la desgracia que ha habido con el coronavirus, no tengan un poco más de tacto. Si hubiera sido un descuido mío lo aceptaría, pero sabiendo lo que estaba pasando no lo comprendo. Es una injusticia".

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