CAMBIOS EN EL SECTOR PRIMARIO

Las organizaciones de productores ganan peso como instrumento de modernización del campo

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Eduardo López Alonso

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Las denominadas Organizaciones de Productores son la clave del futuro del sector primario en Europa. Dentro de la nueva Política Agrícola Común (PAC), Europa decidió hace una decena de años que este tipo estructuras jurídicas debían convertirse en el interlocutor más válido de la Administración a la hora de otorgar ayudas al campo, y que además eran el instrumento adecuado para modernizar los criterios de producción y comercialización, y fomentar la estabilidad de los precios. De paso, se quería minimizar la dependencia alimentaria de Europa con respecto al resto del mundo. El futuro del campo y las continuas tensiones sobre precios se debe enfocar, según Bruselas, hacia la mejora continua sectorial, la supervisión contable y la eficiencia.

Son muchas las OP en España y Catalunya, se calcula que puede haber unas 500 en España y 74 en Catalunya en el último censo de la Generalitat. Una de las últimas iniciativas en este campo ha sido la del grupo de distribución Ametller Origen, que con intereses directos en la producción agraria llevaba años con el objetivo de agrandar este área de negocio y abrirlo a otros productores. Nació de esta manera en el Alt Penedès Greenfarmers, una Organización de Productores de Frutas y Hortalizas (OPFH), la primera de la provincia de Barcelona y que aspira a crecer y convertirse antes de los tres años de vida en una de las 100 mayores firmas de este tipo en España. Su ejemplo muestra el dinamismo del sector de la distribución y los lazos que se estrechan con los productores, una vía de solución en la eterna lucha de los agricultores por mantener precios dignos ante los grandes grupos de hipermercados y supermercados. El auge de las OP ha dejado en un segundo plano a las cooperativas, con estructuras internas y organizativas menos desarrolladas y en ocasiones mala prensa hasta entre los agricultores por su rigidez operativa. El resultado es que algunas cooperativas se han unido transformándose en OP. Pero la idea es que esas nuevas organizaciones sean mucho más que pequeños agricultores agrupados. "La apuesta de futuro de la agricultura en Europa viene de la mano de las organizaciones de producción", asegura Jordi Ametller, presidente de Greenfarmers. 

Pero lo de Greenfarmers tiene particularidades, por ser la primera de Barcelona y estar respaldada por una firma de distribución-restauración de manera directa. Recientemente se sumó a la organización el grupo Baró de Lleida, una firma potente en la producción y comercialización internacional de frutas y verduras. Según Jordi Ametller, esperan pasar de las actuales 1.000 hectáreas gestionadas a 2.000 a final de año, el equivalente a 2.000 campos de fútbol de superficie cultivada. La facturación conjunta en ese momento será del orden de los 30 o 40 millones de euros. Todas las explotaciones agrícolas de Ametller (unas 1.200 hectáreas) se irán sumando a la OP de manera progresiva. 

Baró, Naturebre, Agrícola Maresme, Furbert Sorgas, Josep Arqués, Explotacions Aldeagro, Agricola Ametlla, Gas Pascual i Ramos… son algunos de los socios de Greenfarmers dispuestos a consolidar alianzas, aprovechar sinergias y coordinar producción y ventas en beneficio común. Ametller reconoce que la gestión de la producción y la diversificación de canales de venta requiere ganar tamaño y la OP es un buen camino. Fruta de un calibre pequeño para la venta en Catalunya tiene buena acogida en el resto de Europa y la OP y los socios internacionales facilitan esa comercialización. La diversificación geográfica también es importante. Mientras Ametller gestiona campos en Murcia o Almería, con cosechas tempranas, otros socios de la OP están en Lleida, Barcelona y Tarragona.

Otro punto de modernización que aportan las OP es la planificación de la producción. "Hacemos un programa por ejemplo de seis meses de producción de escarola, y seis meses de coliflor, nos planificamos para tener una producción estable. Para organizar todo esto es necesario tener un vehículo que lo organice y la OP es el instrumento ideal. Podemos programar las producciones y tenemos muchas más oportunidades de comercializar en mejores condiciones. Vender casi siempre se puede vender, pero vender a buen precio es más difícil", explica Ametller.

Y la clave es tener vendida la producción antes de plantar. Mientras los grandes grupos de distribución lo que quieren es asegurar que la tienda tendrá producto suficiente, el espíritu de las nuevas OP debe ser ofrecer producto con altos estándares de calidad y precios controlados, sin contratos estrictos en plazos. Igual que los restaurantes ofrecen cocina de mercado, los agricultores deben ofrecer aquello que está en mejores condiciones para su venta y no cualquier cosa exigida por contrato. 

Se espera que las tradicionales crisis de mercado generadas por la sobreproducción y sobreoferta puedan ser minimizadas por las OP. La mejora de la calidad de lo producido deber vencer la baja del consumo que afecta a las frutas de hueso (melocotón, nectarina, paraguayo), compensar la saturación del mercado, facilitar medidas paliativas de control de la oferta (retiradas de producto, producto distribuido para bancos de alimentos, transformación de producto, etc.) y abrir nuevos modelos de financiación y ayudas colectivas, como la extensión de seguros agrarios. 

Una herramienta con poder creciente

Existe un cierto consenso en el sector agrario sobre la idoneidad de las OP para la mejora de las condiciones de los agricultores, pero advierten de que se necesita mejorar los controles sobre la gestión. "Es una herramienta más flexible que la cooperativa", explica Josep Carles Vicente, responsable de organización de Unió de Pagesos, ya que permite formas de vinculación y participación más concretas, mientras que la cooperativa se centra en la captación de la producción y su venta. "En cualquier caso, que las empresas de distribución entren a controlar las OP supone dejar al zorro dentro del gallinero, y es en la práctica una progresiva pérdida de poder del agricultor en favor de una promesa de mejora de los procesos de venta", explica Vicente. "Los pagesos deberían exigir más transparencia y deberían participar más en la gestión", añade. En opinión de Rosa Pruna, presidenta de Asaja, "los emprendedores del sector agrícola están mejor en las OP", pero avisa de que es necesario establecer mejores medidas de transparencia y controlar que estas OP "sirvan para defender de manera efectiva los intereses de los productores y la mejora de los precios". El tradicional individualismo de los empresarios del campo tiene en las OP un reto al asociacionismo en el que los grandes terratenientes tienen más poder que en las cooperativas y pueden convertir a esos instrumentos en futuros gigantes con capacidad para definir la producción y controlar los precios sin rendir cuentas a las autoridades de compentencia siempre que no superen el 33% del peso del mercado en un determinado producto.