EEUU mantiene los aranceles a productos europeos

La guerra comercial con la Unión Europea sigue donde estaba. Estados Unidos ha mantenido los aranceles a los productos europeos que impuso en octubre del año pasado a raíz del conflicto con Airbus. La lista de importaciones sancionadas se ha modificado ligeramente para incluir nuevas categorías de bienes procedentes de Francia y Alemania, mientras desaparecen algunos de Grecia y el Reino Unido. Lo que no ha cambiado es el impacto sobre el sector agropecuario español, que seguirá pagando los platos rotos de la disputa sobre los subsidios de ambos bloques a sus respectivas industrias aeroespaciales. La decisión de la Administración Trump no es del todo mala, teniendo en cuenta que había amenazado con aumentar los impuestos hasta el 100% e incluir a nuevos productos españoles.

El anuncio llega meses después de que el Departameto de Comercio abriese un período de consultas para evaluar la pertinencia del impuesto aduanero del 10% que impuso a la aviación civil y el 25% con el que sancionó al resto de productos, desde el aceite, al vino, el whiskey, las naranjas o los quesos. Sus funcionarios habían amenazado con doblar los impuestos aduaneros, en virtud del fallo de la Organización Mundial del Comercio (OMC), que autorizó el año pasado a EE UU a cobrarse 7.500 millones de euros en gravámenes tras dictaminar que Francia, Alemania, España y el Reino Unido concedieron subsidios ilegales a Airbus en perjuicio de que Boeing, su competidor estadounidense.

Airbus da pasos para zanjar la pugna comercial con EEUU

El órdago pasaba también por engordar la lista negra de productos, incluyendo a otros como el cava y otros caldos espumosos o los vinos con una graduación superior a los 14 grados, un castigo que por el momento no se ha cumplido. “La noticia de hoy es un alivio, pero no soluciona el problema gravísimo que nos está dejando fuera del segundo destino para las exportaciones de alimentos y bebidas españolas fuera de la Unión Europea”, ha afirmado el director general de la Federación Española de Industrias de la Alimentación y Bebidas.

El año pasado, antes de que el pulso comercial se recrudeciera, España exportó a EE UU productos alimentarios por valor de 1.838 millones de euros. Desde entonces, muchos productores han visto como las subidas forzosas de precios están alejando distribuidores y consumidores, una dinámica que reduce a marchas forzadas su cuota de mercado en el que pasa por ser uno de los mercados más competitivos del mundo.

“El vino sigue siendo víctima de un conflicto ajeno que ya ha perjudicado gravemente a las bodegas españolas en un mercado prioritario como EE UU”, ha afirmado la Federación Española del Vino, que lamenta que la decisión de mantener los aranceles llegue en “un momento especialmente delicado para el sector” debido a la recesión provocada por el coronavirus. Las exportaciones de vino envasado español a la primera potencia económica mundial cayeron en marzo un 34%, en pleno inicio de la pandemia, y un 21% en mayo.

El Gobierno español también ha expresado su malestar a través de un comunicado conjunto de varios ministerios. “Tiene todo el sentido suspender o reducir aranceles en una situación económica como la actual por la pandemia”, afirmó la ministra de Industria, Reyes Maroto, que instó a sus socios estadounidenses a volver de forma “urgente” a la mesa de negociación. El Gobierno recordó que a finales del mes pasado llegó a un acuerdo con Airbus para modificar los contratos de inversiones reembolsables al Airbus A350, una medida con la que esperaba dar por zanjado el conflicto. Unas modificaciones a las que Francia también se adhirió.

Pero no es esa la lectura que ha hecho Washington. “La Unión Europea y sus estados miembros no han tomado las acciones necesarias para cumplir con las decisiones de la OMC”, dijo su negociador comercial, Robert Lighthizer, tras mantener los aranceles. “Aun así EE UU mantiene su compromiso para obtener una resolución largo plazo para esta disputa”, que dura ya 16 años. Lo más llamativo de todo es que la OMC debería fallar en las próximas semanas en un caso paralelo contra Boeing, en el que se espera que conceda a los europeos el derecho a imponer contramedidas por los subsidios estadounidenses a su compañía.

Esas consideraciones deberían haber allanado el camino para el acuerdo, pero no han conseguido hasta ahora frenar la agresiva diplomacia de la Casa Blanca, que ha hecho de los aranceles y sanciones su herramienta de cabecera para negociar. Bruselas no quiere que el conflicto se recrudezca, pero París ya ha advertido que Europa no tendrá más alternativa que responder con nuevos aranceles si EE UU no levanta los suyos. “A todo el mundo le debe quedar una cosa muy clara: si las sanciones estadounidenses se mantienen y no conseguimos un acuerdo global, la UE debe prepararse para responder con sanciones”, dijo el ministro de Economía y Finanzas, Bruno LeMaire.