LAS CARAS DE LA EPA

Joven despedido: "Tras el covid han prescindido de todos los temporales"

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Guillem Tapia

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Tras pasar 6 meses trabajando en el almacén de una tienda del Passeig de Gràcia de una de las principales firmas de moda españolas, a Julio la empresa le había comunicado su voluntad de renovarle el contrato. El joven aceptó la propuesta y firmó un nuevo acuerdo que le vinculaba a la compañía durante tres meses más, desde el 12 de marzo hasta el 12 de junio. Sin embargo, 3 días después de rubricar el contrato se decretó el estado de alarma y lo mandaron para casa.

“Al principio pensé que serían unos días de 'break' y que no tardaría mucho en reincorporarme. La cosa fue completamente distinta, evidentemente”, recuerda Julio. A diferencia que la mayoría de empleados de los comercios minoristas, el joven no pasó a engrosar la lista de afectados por los Erte. Su compañía decidió mantener el empleo -y por tanto el sueldo completo- de toda la plantilla sin acogerse a las medidas excepcionales en materia laboral que aprobó el Gobierno. Esta decisión le benefició en un primer momento, ya que le permitió seguir cobrando el 100% de su nómina durante el confinamiento, pero al mismo tiempo supuso que su contrato laboral no quedara en suspenso, de modo que perdió el empleo a los pocos días de reincorporarse al trabajo.

El negocio de la moda, como tantos otros, vio reducida prácticamente a cero su actividad durante los meses de confinamiento. En abril, el único mes que toda España vivió completamente confinada de principio a fin, la facturación del sector se desplomó un 86% -datos de Kantar- y tan solo las ventas online permitieron mantener una pequeña parte de los ingresos. Como Julio, el resto de sus compañeros que no eran fijos antes de que la pandemia lo parara todo han perdido su trabajo. “Todas las tiendas de ropa de Passeig de Gràcia han prescindido del personal que no era fijo. En parte lo entiendo: en este calle mucho de los clientes eran turistas, y ahora prácticamente no hay ninguno”, analiza.

Julio está en paro desde principios de mes ya que, tras extinguirse su contrato, volvió a trabajar unos días en la tienda para reforzar la plantilla durante los primeros días de rebajas. Con el dinero que le permitieron ahorrar los meses de confinamiento y los ingresos mensuales de la prestación de desempleo está sacándose el carnet de conducir. Encontrar trabajo en una tienda de ropa a corto plazo le parece complicado, por lo que no descarta, si surge la oportunidad, volver a ejercer la profesión que le enseñó su padre y para la que se formó: peluquero.

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