consecuencias de la pandemia

El virus de la deuda

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Sala / periodico

Agustí Sala

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Un mar de deuda por un virus que amenaza a las personas pero que también puede convertirse en un lastre para las economías. Eso es lo que pronostican los expertos este año después del esfuerzo fiscal de unos 11 billones de dólares (9,6 billones de euros) que han tenido y tienen que llevar a cabo todos los países para paliar los efectos de la pandemia de la covid-19.

Las proyecciones son que el pasivo mundial, incluyendo deuda pública y privada, se elevará muy por encima del 322% del producto interior bruto (PIB), al que llegó en el 2019, es decir el equivalente a más de tres años de toda la riqueza que se genera en el mundo.

Y el ascenso proviene esencialmente de la deuda soberana global, que alcanza el mayor nivel de la historia, el 100% del PIB, según Gitah Gopinath, economista jefa del Fodo Monetario Internacional (FMI). En España, por ejemplo, alcanzó en mayo ese nivel, con un total de 1,26 billones, según los datos del Banco de España. 

La crisis sanitaria, que ha provocado una abrupta recesión en la mayor parte del mundo, hará que la carga o hipoteca que se deja sea para varias generaciones, como manifestó esta semana el fundador y presidente ejecutivo del Foro Económico Mundial, Klaus Schwab.  "El mundo ya tenía antes una deuda equivalente a aproximadamente al 300% de su PIB, pero los programas de rescate gubernamentales, por unos 11 billones de dólares, se añadirán a ese endeudamiento", subrayó Schwabb durante una conferencia en la que presentó su nuevo libro 'Covid-19, el Gran Reinicio'. 

En su libro Schwabb compara los efectos producidos por la pandemia con los de la Segunda Guerra Mundial. Por lo tanto mucho mayores que los provocados por la crisis financiera del 2008, por sus consecuencias no solo económicas y laborales, sino también humanas. Este experto aboga por un gran 'reset', al igual que se hace con los ordenadores cuando se atascan y fiujar nuevas bases en el crecimiento

Cambio económico transformador

En todo caso, la respuesta de política fiscal sin precedentes ante la pandemia deberá seguir por ahora. Como afirman Gopinath y el responsable de Asuntos Fiscales del FMI, Vítor Gaspar en un artículo en el blog de esta institución, "los casos confirmados y las muertes siguen aumentando con rapidez, y la respuesta en materia de salud pública tendrá que seguir siendo la prioridad número uno de las autoridades económicas, al tiempo que deben mantener en vigor políticas fiscales flexibles y de apoyo y prepararse para un cambio económico transformador".

De hecho, para superar la crisis serán precisas políticas a medio y largo plazo con vocación transformadora. En esta línea se pronunciaba esta semana en una conferencia en el Cercle d'Economia, el 'vicepresident y 'conseller d'Economia, Pere Aragonès. En su hoja de ruta destacan el paso de "una economía del volumen a una del valor", la digitalización o la transición ecológica, no muy distinta de la del Gobierno central y otros países.   

Aun tras la fase de confinamiento más radical se mantiene "una gran incertidumbre en torno a la trayectoria de la recuperación", afirman los dos economistas del FMI. A su juicio , como se advierte desde todos los organismos económicos, pese a la carga que supone la deuda y que podría mantener aún su tendencia al alza, "adelantarse a realizar una consolidación fiscal antes de lo que se justifique presenta un riesgo incluso mayor de frustrar la recuperación, con mayores costes fiscales en el futuro". En resumen, no es hora de austeridad y ajustes sino de destinar los recursos a superar el bache.

Más déficit

El FMI prevé este año, en comparación con las previsiones de enero pasado, que los déficits fiscales sean más de cinco veces superiores en las economías avanzadas y más del doble en las economías de mercados emergentes, según el FMI. En España se cuadruplicará, hasta superar los 100.000 millones y más del 10% del PIB, según las previsiones del Gobierno. Eso supondrá más deuda y que llegue al 115% del PIB. Al margen de la parte que corresponda en fondos europeos no retornables, a medio plazo serán necesarios ajustes que implican más ingresos, menos gastos o una combinación de ambas fórmulas, según los expertos. 

En todo caso se prevé que la deuda pública global se estabilice en el 2021 (sin incluir a EEUU y a China), impulsada por los bajos tipos de interés y un fuerte repunte previsto en la actividad económica. Pero solo son previsiones en un escenario incierto ante la falta de vacunas y terapias contra la covid-19. 

Ante todo ello, los expertos recomiendan planes gubernamentales creíbles a medio plazo con mayor control de la elusión tributaria y una mayor eficiencia del gasto. Eso, contribuiría, afirman a "contener la posible volatilidad en los mercados de deuda soberana", ya que los gobiernos tendrán que recurrir masivamente a estos para financiarse.  El Tesoro español ha tenido que elevar en al menos 100.000 millones el volumen de deuda que tendrá que emitir, hasta unos 300.000 millones.

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