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Cuándo y por qué debo invertir para mi pensión si soy de la Generación Z

Ahorrar para la jubilación es una práctica que todo el mundo debe hacer lo más pronto posible, según explican expertos en gestión de patrimonios. Y mientras que los millennials se acercan a la mediana edad, el foco se empieza a centrar en la siguiente generación, la primera 100% nativa digital.

Ahorrar para la jubilación es una práctica que todo el mundo debe hacer lo más pronto posible, según explican expertos en gestión de patrimonios. Mientras que los millennials se acercan a la mediana edad, el foco se centra en la siguiente generación.

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Héctor Chamizo

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El mundo sigue avanzando sin control. Las tendencias muestran una fotografía que incita a la reflexión sobre el ahorro a largo plazo, especialmente de las generaciones más jóvenes. Tal y como describía el informe Demographic shift: The World in 2030, de Cushman & Wakefield, en 2030 habrá 1.300 millones de centennials. Un volumen bastante amplio que, según señala Victoria Torre, responsable de producto de Self Bank, tienen que “pensar en clave de ahorro lo más pronto posible”. 

¿De qué manera, por tanto, tienen que encarar este objetivo de ahorrar e invertir para el largo plazo? La realidad es que cada individuo es diferente, aunque tienen muchos rasgos que son comunes. El panorama en el que han crecido los centennials les hace ser en general “más precavidos y previsores que las generaciones anteriores”, describe José Luis Herrera, analista independiente. Se trata de una generación muy interconectada e informada “debido a los avances tecnológicos”, añade. 

También es un grupo de edad que tiene una gran consciencia desde edades más tempranas. Son conocedores desde bien jóvenes de los desafíos del actual sistema de pensiones y de la vital necesidad de ahorrar de cara a su retiro. Esto es algo que se reflejaba en el último estudio de Longevity Project and Morning Consult, que exponía que solo un 38% de los miembros de la generación Z considera que podrá sostenerse con la pensión pública, en comparación con el 42% de los millennials y un 83% de los boomers. Un claro cambio de tendencia.

El problema está en que el ahorro de cara a la jubilación empieza a ser prioritario a partir de los 40 años, como se puede observar en los resultados del estudio Global Benefits Attitudes Survey de Willis Towers Watson. Y es que, para los menores de 30 años, las grandes preocupaciones son sufragar los gastos del día a día, cubrir costes o la adquisición de una vivienda.

El ahorro temprano es fundamental

Dado que sus primeros salarios no son muy altos, la generación Z no está acostumbrada a ahorrar y tampoco “a tener muchas cargas económicas, como puede ser un préstamo hipotecario”, concreta Herrera. Por eso, es importante habituarse “lo más pronto posible” tanto a ahorrar como a invertir. Si es posible, en torno al 15% de media del total de ese dinero. 

¿Cuál es el motivo? Según los expertos, entre otras cosas el conseguir antes los objetivos de tener un buen colchón para cuando nos llegue la jubilación. Por ejemplo, los asesores patrimoniales recomiendan que tengas 3 veces tu sueldo cuando llegues a los 40 años. De tal forma que, si percibes 20.000 euros anuales, cuando llegues a esa edad, debería tener 60.000 euros ahorrados. 

Para alcanzar esos horizontes de ahorro es necesario “invertir parte del capital que se guarda”, comenta Torre. Además, en estas edades se pueden asumir perfiles de riesgo más altos, que a largo plazo también otorgan una mayor rentabilidad. Solo con apartar entre 100 y 200 euros mensuales las cuentas no dan para conseguir ese colchón que va directamente ligado con la salud económica.

Es fundamental, agrega Herrera, que se consigan rentabilidades estables entre el 3% y el 5% anuales para que el fondo destinado a nuestra pensión desde muy jóvenes sea “lo más saludable posible”. Además, otra máxima que suele cumplirse con las inversiones es que, a mayor riesgo, mayor beneficio. 

Comenzar a ahorrar en edades tempranas permite asumir un perfil de riesgo “mayor al principio del ahorro, cuando se puede soportar”, aseguran los expertos. No es igual arriesgar los ahorros cuando todavía faltan 40 años para disfrutar de la jubilación que cuando se está a punto de jubilarse.

Por tanto, el nivel de riesgo de los productos de inversión por los que apostemos, fondos de inversión y planes de pensiones, especialmente, puede ir adaptándose a la etapa vital del ahorrador: más elevado cuanto más jóvenes seamos y más bajo en los años finales de nuestra carrera profesional. 

La generación Z parece que tiene más consciencia que sus predecesoras de la importancia del ahorro con margen suficiente y de las ventajas que tiene la planificación financiera. Pese a las incertidumbres ahorrar, en la actualidad, la herramienta más segura para evitar que el nivel de vida descienda cuando nos retiremos.