Testimonio
"Hace dos meses que no dejo de hacer números"
Juani Comas es ayudante de cocina de una escuela y lleva desde el marzo pendiente de cobrar su prestación por erte
Gabriel Ubieto
Redactor
Periodista de economía, centrado en el mercado laboral. He crecido como redactor en El Periódico, pero antes hice prácticas en La Vanguardia y escribí durante seis meses desde Chile para Hemisfèria.cat. Ganador del premio Ramon Barnils (2015) por el reportaje "Els ultres prenen partit".
Gabriel Ubieto
Juani Comas acumula dos meses que no se separa de la calculadora, pues desde el 13 de marzo que está suspendida de empleo y sueldo y todavía no le ha visto el membrete a la carta del SEPE que avanza el cobro de la prestación por erte. A esta vecina de Viladecans de 58 años la mandaron a casa el día que la Generalitat vacío las escuelas y confinó a los niños. Comas es desde hace 20 años ayudante de cocina en la Escola Pías, ubicada en el barcelonés cruce de Balmes con Travessera de Gràcia. Desde que cerraron los colegios “no dejo de hacer más que números”, según explica.
En su casa ahora mismo no entra ningún ingreso, pues el erte de Juani Comas cohabita con el de su hijo, y ninguno de los dos ha cobrado todavía prestación. “Aquí estamos pendientes de cobro todo el mundo”, explica. El colchón con el que llegó Comas a la crisis del coronavirus era tan escueto como le permite el sueldo mensual de 1.000 euros que cobra como ayudante de cocina. "He empezado a darme de baja de todo lo que puedo para poder tirar mejor. Es jodido”, afirma. A la ayuda de la Generalitat, habilitada para llegar a unas 100.000 familias, no tiene acceso; pues está está pensada para familias con hijos menores a cargo.
La inseparable calculadora de Comas le dice que le quedan un par de meses más de aguante; austeridad mediante y "gracias a Dios", según matiza, con una casa sobre la que no pesa ni hipoteca ni alquiler. Pocas salidas le quedan a esta mujer, que entra cada día en la página del SEPE para ver cuándo le aprueban la prestación. "De las ocho personas que trabajamos en mi centro, cinco han cobrado y otras tres no", explica. Esta trabajadora está empleada por Aramark, una empresa del sector de las colectividades que gestiona el servicio de comedor de centenares de miles de centros en toda España. Fuentes de CCOO del comité de empresa explican que la empresa les asegura haber tramitado correctamente todas las solicitudes al SEPE.
Este grupo empresarial emplea a cerca de 14.000 personas en toda España, según explican fuentes de CCOO. Comas explica que la compañía ofreció a algunos trabajadores, principalmente aquellos con hijos pequeños y unas cuentas domésticas más apuradas, adelantarles el importe de la prestación. "Yo en un primer momento dije que no me hacía falta, pensando, en mi ingenuidad, que cobraría ya en mayo", cuenta con ironía.
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