Relaciones laborales

El teletrabajo, una "nueva normalidad" para unos pocos

Los casi dos meses de confinamiento han sido la primera experiencia generalizada de teletrabajo, a la que solo se han podido acoger una minoría de trabajadores fijos y bien remunerados

Una mujer realiza teletrabajo en su casa vestida en pijama

Una mujer realiza teletrabajo en su casa vestida en pijama / periodico

Gabriel Ubieto

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Uno de los ‘late motivs’ que han habitado en muchos de los discursos pronunciados en las últimas semanas es que “ya nada volverá a ser como antes”. Al margen de dilucidar entre la muletilla y el análisis, lo que es seguro es que la actual pandemia ha dejado muchas ‘primeras veces’ y ha revolucionado el mundo del trabajo. Los casi dos meses de confinamiento han sido, entre otras muchas cosas, la primera experiencia generalizada de teletrabajo. A la que, no obstante, solo se han podido acoger una minoría de trabajadores fijos y bien remunerados.

Así lo constatan diversos indicadores recogidos en un reciente informe de un grupo de análisis de la Comisión Europea, titulado “Las medidas de confinamiento ante el covid y los mercados laborales de la Unión Europea”. En este, sus cinco autores realizan un análisis comparativo de las medidas adoptadas para hacer frente a la pandemia de las cuatro principales economías de la zona euro: Alemania, Francia, Italia y España. Y el balance que hacen los investigadores es que, por lo que a teletrabajo, este su implantación se ha disparado, sin dejar de por ello ser minoritaria. Y que esta ventana a seguir trabajando desde la “nueva normalidad” excluye en mayor medida a los colectivos más precarizados en el mercado de trabajo: las mujeres, los más jóvenes, los autónomos y los trabajadores eventuales.

Trabajar a distancia era una realidad infrecuente antes de la pandemia y España registraba uno de los índices más bajos entre los Estados Miembros. Únicamente el 12% de los trabajadores realizaba de manera más o menos habitual algún tipo de tarea a distancia, según datos de Eurostat. Más reducida era todavía su presencia en las relaciones laborales y la negociación colectiva, pues únicamente el 4% de los convenios colectivos recogían de manera explícita cláusulas en lo relativo al teletrabajo; según datos de UGT.

Brecha en toda Europa

La reclusión recomendada por las autoridades sanitarias tras la irrupción del covid-19 ha acabado forzando el trabajo a distancia en muchas de las profesiones que, por características, lo permitían. Oficios como la hostelería, la fabricación de coches o los guías de museos, por la propia naturaleza de las mismas, no pudieron seguir operando. Y ahí entraron los ertes, que suman ya cuatro millones de trabajadores afectados, o los depidos. Dadas las limitaciones del modelo productivo español, el informe cifra que el teletrabajoha pasado a ser la rutina de cerca del 20% de los ocupados. La incógnita está en cuántos de esos trabajadores forzados a teletrabajar continuarán haciéndolo una vez pase la pandemia.

No obstante, no todos los colectivos han tenido el mismo acceso y la opción del trabajo a distancia ha puesto en evidencia una nueva brecha en el mercado laboral. Pues, según los datos cruzados por los investigadores, los trabajadores que pueden prácticar el teletrabajo ganan, de media, unos salarios que son el doble que los que se cobran en aquellas profesiones que han sido obligadas a cerrar debido a la pandemia. Una tendencia que, con matices, se reproduce en toda la Unión Europea. De manera más suavizada en economías como la francesa, la belga o las de los países nórdicos y más intensamente en otras como la italiana o la alemana.