Los bares del Covid

La distancia social amenaza a los bares

Sara Ledo

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España es el país de la Unión Europea con más bares y restaurantes, pero el coronavirus los ha clausurado al completo. No ha quedado ni uno abierto y la gran pregunta es: ¿cuándo volverán y cómo lo harán? Los hosteleros se empiezan a preparar para una 'desescalada' que todavía no tiene fecha ni plan, al menos que ellos sepan, y que amenaza a su supervivencia con la temida distancia social.  

Cerrados a cal y canto, los ingresos de los 219.000 bares, restaurantes, cafeterías y pubs se resumen en cero, pero sus gastos siguen contabilizándose: proveedores, alquiler... en el caso de los trabajadores, unos 1,3 millones, muchos han optado por la suspensión del empleo (ertes). Tres de cada cuatro bares están regentados por pequeños empresarios –con menos de tres empleados— que viven 'al día', es decir, tienen una liquidez con fecha de caducidad, la mayoría, de un mes.

Empresas como Mahou, Heineken, Aguas Danone, Central Lechera Asturiana, Deoleo, Marqués de la Concordia, Bodegas Barbadillo, Nestlé, Faustino Rivera o el proveedor de café Bazar y Fusione se han movilizado para llenar los almacenes de los bares para cuando se produzca su reapertura. Con una facturación cercana a los 94.000 millones de euros, el covid-19 amenaza con reducir sus ingresos un 40% y provocar una pérdida estructural de 207.000 puestos de trabajo, según un informe elaborado por Bain & Company e EY.

Algunos empresas se han acogido a las ayudas del Gobierno, como el aval para créditos del ICO o la moratoria de alquiler para locales comerciales propiedad de grandes tenedores, pero el sector las considera "insuficientes". "La moratoria solo aumenta más la pelota, es un mes que se acumula y las empresas no tendrán una vuelta para tirar cohetes", explica el secretario general de la patronal, Hostelería de España, Emilio Gallego. Los bares viven de la demanda interna, que se verá afectada por la caída de la renta de las familias y el temor al contagio, pero también de un turismo internacional del que no se tienen noticias.

Y lo peor podría estar por llegar. Uno de los principales temores es el día después y el temido 'distanciamiento social' que a priori será la norma. "Eso nos preocupa y mucho porque la demanda no va a ser la misma" mientras los gastos seguirán corriendo, explica Emilio Gallego. Entre las peticiones, la hostelería reclama al Gobierno poder mantener los ertes tras el estado de alarma y a los ayuntamientos, una mejora de las normativas de las terrazas "para no perder capacidad y cumplir las distancias".

El espejo al que miran, tanto empresas como Gobierno, es en lo que hacen países como Austria, Dinamarca, República Checa Alemania, que empiezan ahora la desescalada. Las iniciativas han surgido desde todos los lugares: menor ocupación, instalación de mamparas... pero desde la patronal instan, en primer lugar, a desarrollar un sello de 'establecimiento seguro frente al covid-19'.

Un protocolo que establezca una serie de medidas de limpieza, salud e higiene que den confianza a los clientes y a los trabajadores como el que tienen los supermercados "que no han dejado de funcionar ni en la época más dura", dice Gallego. Limpieza de mesas y sillas después de cada servicio, "igual que ocurre en el Congreso de los Diputados", establecer un distanciamiento de metro y medio entre los clientes...

¿Y qué ocurrirá con los pequeños bares de barrio que apenas tienen mesas? "Si no pueden abrir, quizás necesitarán algunas medidas de ayuda", dice Gallego. Según sus estimaciones, se prevé el cierre de cerca del 15% de establecimientos, 40.000 en total, aunque la realidad de esta pandemia está echando por tierra cualquier teoría.