JORNALEROS DEL COVID

La estudiante española de veterinaria que recoge nísperos

Mar Galiana se ha puesto a trabajar en una cooperativa agrícola alicantina

zentauroepp53211703 eco trabajadores campo alicante200423170206

zentauroepp53211703 eco trabajadores campo alicante200423170206 / Miguel Lorenzo

Nacho Herrero

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Mar Galiana estudia veterinaria en Murcia y tenía pensado trabajar este verano en el sector de la hostelería o en alguna tienda de animales. Pero sus clases presenciales y sus planes quedaron en nada hace un mes. "Como puedo seguir los estudios online y necesitaban gente me apunté a coger nísperos. También para no estar encerrada en casa", admite risueña. Ahora confiesa que aunque lo lleva bien no le es fácil llegar a casa y ponerse a estudiar. "Eso sí, cuando tengo examen me puedo pedir el día libre", explica la jornalera en la localidad alicantina de Callosa.

Su familia se tomó a bien la decisión. "Mi madre estaba un poco preocupada por la posibilidad de que me contagiara del Covid 19 y mi padre se alegró ante la perspectiva de no tener que asumir todos mis gastos", cuenta. Cuando le contó a su madre que siempre iban con mascarillas y que en los árboles pequeños sólo entra una persona, se quedó más tranquila.

Jaume Soler es uno de sus compañeros de cuadrilla y él sí que estaba ya en el mercado laboral. "Terminé Arquitectura hace un año y estaba trabajando en el departamento técnico de una fábrica de cerámica. Al principio aguantaron a unos pocos y después nos echaron a otros tantos", explica. En su caso no llegó a cobrar el paro porque sólo trabajó cuatro meses antes de que estallara la crisis.

La sorna de los veteranos

La sorna de los veteranosAquí las licenciaturas no valen. "Los veteranos se reían un poco al principio pero el ambiente es bueno. Es una fruta bastante delicada y una vez la coges no la puedes tocar ni apretar porque se pone fea. Al principio las cogíamos como naranjas", cuenta.

Con dos semanas y media, ambos dominan ya la materia y aguantan sin problemas las nueve horas de una jornada que se parece muy poco a la que hacía en la oficina.