sistema financiero

La banca española cerró 2.160 sucursales en el 2019

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zentauroepp50505604 valencia 21 10 2019 econom a bancos caixabank caixabank p191021121030 / Miguel Lorenzo

Max Jiménez Botías / Pablo Allendesalazar

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Las entidades de depósito españolas cerraron 2.162 oficinas en el ejercicio del 2019, lo que supone una disminución del 8,2% de la red, la mayor en términos porcentuales desde que en el 2013 se efectuó un recorte del 11,5%, con el cierre de 4.376 sucursales. Según refleja la última estadística publicada por el Banco de España, en el país se cerraron de media de seis oficinas por día en el 2019, hasta finalizar el año con 24.004 sucursales.

Estas cifras se vieron intensificadas por la reestructuración de oficinas de Santander tras integrar Banco Popular, que supuso el cierre de más de 1.100 sucursales, y el plan estratégico de CaixaBank, que contempla el cierre de 850 antes del próximo mes de junio, así como el cambio de modelo de sucursales enfocado a la incorporación de espacios más grandes, tecnificados y más especializados para sustituir a las oficinas tradicionales que se cierran en la misma zona.

Resultó especialmente intenso el cuarto trimestre del año, con una reducción de la red en 1.008 oficinas, lo que equivale a clausurar 11 sucursales por día. En la última década, el total de dependencias bancarias en España se ha recortado en un 52,04% o, lo que es lo mismo, en 22.114 sucursales, con lo que el número actual se sitúa en mínimos de 1979, hace 40 años. 

Catalunya lidera los recortes

Por comunidades autónomas, el mayor recorte en términos absolutos lo experimentó Catalunya, con 360 oficinas menos en el año 2019 (-10% de la red total).  Las 3.260 oficinas con las que la comunidad cerró el año significan el nivel más bajo desde 1976. La caída con respecto al máximo alcanzado en el 2008 es de prácticamente el doble de la red (4.957 sucursales). Y Barcelona es la provincia que más ha contribuido ha reducir la permeabilidad del sistema financiero en el territorio, ya que las 2.273 sucursales que existían a finales del 2019 se comparan con con prácticamente el doble de oficinas (5.923) abiertas en el 2008, punto álgido de la red financiera española. A partir de ese momento, el sector se io envuelto en una crisis que redujo su tamaño a menos de la mitad.

La red de oficinas de la ciudad de Barcelona era de 821 sucursales a finales del pasado año. La ciudad ha perdido 238 oficinas en un ejercicio (un 10,4% con respecto al 2018), pero básicamente resulta menos de la mitad de los 2.320 puntos de atención bancarios que existían en 1998, año de máximo esplendor del sistema financiero catalán, al menos en puntos de atención al cliente. Como Barcelona, las provincias de Girona, Lleida y Tarragona cerraron aproximadamente el 10% de su red durante el pasado año.

Otras comunidades

Taas Catalunya, la pérdida de capacidad ha sido más elevada en Andalucía, con 330 cierres (7,73% menos), Comunidad Valenciana, con 227 oficinas menos (8,87%), Madrid, con 224 menos (7,07%), Castilla y León, con una reducción de 214 oficinas (10,94%), Galicia, con 136 (9,12%) y Castilla-La Mancha, con 126 (8,36%).

Por su parte, País Vasco redujo su red en 95 oficinas (7,23%), Extremadura en 82 (9,23%), Islas Baleares en 82 (10,8%), Aragón en 59 (5,71%), Canarias en 54 (6,09%), Murcia en 52 (6,61%), Asturias en 41 (6,46%), Navarra en 26 (5,36%), Cantabria en 25 (7,6%), La Rioja en 25 (8,2%) y Ceuta y Melilla en 2 (5,41%).

Contracción del crédito

Paralelamente a esta reducción en el número de oficinas, el crédito bancario se ha seguido contrayendo como consecuencia del desendeudamiento de empresas y familias posterior a la crisis y de la mayor apelación de las compañías a las emisiones de deuda en el mercado gracias a la política monetaria ultralaxa del Banco Central Europeo (BCE). Los préstamos de las entidades de depósitos a las administraciones públicas y el sector privado bajó el 1,36% en España el año pasado, hasta los 1,215 billones de euros, 16.595 millones menos que en diciembre del 2018. En Catalunya la reducción fue algo menos, del 1,11%, hasta los 205.784 millones de euros, 2.321 millones menos que un año antes.

Los depósitos, en cambio, siguen subiendo. Pese a que no ofrecen prácticamente interés debido a los tipos negativos impulsados por el BCE para activar la economía de la zona euro, los ahorradores seguían temiendo el año pasado los efectos del debilitamiento de la actividad en los activos de inversión. El aumento en España fue del 4,1% y 51.900 millones, hasta los 1,28 billones de euros. En Catalunya fue más pronunciado: 6,1% y 10.107 millones, hasta los 174.891 millones de euros.

Pese a este alza, el volumen de depósitos en la comunidad sigue estando un 5,3% por debajo de los 184.734 millones que registraba en el trimestre anterior al referéndum de independencia del 1-O, que provocó una fuerte salida de fondos, como han reconocido recientemente los presidentes de CaixaBank y el Sabadell en el Parlament. En los tres últimos meses del 2017, se produjo una bajada del 16,9%, hasta los 153.335 millones, y desde entonces la subida acumulada es del 14%. En España, la caída fue del 1,5%, pero en el segundo trimestre del 2018 ya se había superado el nivel previo a la consulta de autodeterminación.

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