Relaciones laborales

El teletrabajo más allá del coronavirus: una oportunidad para revolucionar las empresas

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Gabriel Ubieto

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La crisis abierta por el coronavirus en las principales economías de todo el mundo ha comenzado a distorsionar ya el día a día en muchas empresas españolas. Al margen de las potenciales paradas productivas, originadas por el bloqueo de la fábrica del mundo, y los costes derivados de aislamientos y contagios, la irrupción del coronavirus puede ser una palanca de cambio en la cultura organizativa de las empresas. Pues en muchas compañías el teletrabajo se está imponiendo como receta y, dependiendo de cómo gestionen este episodio extraordinario, esta es una medida que desde empresas y sindicatos esperan que pueda haber llegado para quedarse.    

No en vano el vocablo «crisis» en chino (危机 o wēijī) se traduce al castellano como «punto de inflexión», según el diccionario oficialista Xinhua Zidian. «Puede ser una gran oportunidad», señala la directora de relaciones laborales de la patronal Pimec, Elena de la Campa. «Si se cambia el chip», matiza. Este forzoso gran programa piloto para muchas firmas no necesariamente puede perdurar más allá de las cuarentenas, pues para asegurar su continuidad hacen falta tanto inversiones como un cambio de cultura empresarial. «Hacer teletrabajo no es solo cambiar de ubicación», señala la profesora de economía y empresa de la UOC Mar Sabadell.

Si bien el Govern, la patronal y los sindicatos consensuaron el trabajo a distancia como una de las principales recetas para hacer frente a las distorsiones del covid-19; su extensión hasta ahora es residual. Solo el 4,3% de los ocupados teletrabajan habitualmente en España; porcentaje que sube al 7,5% si se añaden a los que teletrabajan esporádicamente. Lo que equivale a 1,4 millones de personas. La administración de la Generalitat comenzó a implementar en febrero, al margen del coronavirus, un programa de hasta dos días de teletrabajo semanales para 40.000 empleados públicos. No obstante, sectores con mucho peso en la economía española, como la hostelería o la industria de la automoción, no permiten trabajar a distancia. 

Unos números que sitúan a España en la tabla baja, en comparación con el resto de miembros de la Unión Europea. En Suecia,  líder europeo en teletrabajo, ambos colectivos suman el 34,7%. Y en países, como Francia (20,7%) o Portugal (14,7%), el porcentaje es mayor que en España. «Técnicamente estamos preparados para ejercer teletrabajo, sin embargo culturalmente no tanto. La presencia es muy valorada en las organizaciones todavía, y en este campo nos encontramos a la cola de Europa», afirma la profesora de EAE Business School Esther González.

Consultoras como EY o Ence, aseguradoras como Zurich o bancos como el Santander o BBVA ya han mandado de manera masiva a sus trabajadores a casa mediante este formato. No obstante, desde el Departament de Treball recuerdan que no todos los sectores o puestos dentro de las mismas empresas lo permiten. También que este es un elemento muy incipiente a día de hoy en la negociación colectiva, pues la mayoría de convenios o bien no lo contemplan, o bien lo detallan poco. 

«Si de verdad se tomara conciencia y se apostara firmemente, los protocolos de actuación para el trabajo a distancia estarían perfectamente engranados en compañías que hoy se ven superadas al implementar esta medida con carácter de urgencia», dice el consejero delegado de la consultora BICG, Iñaki Lozano.  

Ventaja competitiva

«Aquellas empresas que ya lo tengan estudiado podrán implementarlo y minimizarán costes», comentan fuentes del Departament. Las que no, tienen un incentivo para desarrollarlos pensando en próximos episodios similares, reconocen esas mismas fuentes. 

Ahorro en los costes en oficinas para el empresario, más flexibilidad para la conciliación para el trabajador y un ahorro compartido en los costes de desplazamiento. También la reducción del absentismo fraudulento y en la contaminación generada durante los transportes. Estos son algunos de los beneficios que enumera la directora de relaciones laborales de Pimec en relación al teletrabajo. «Nuestra experiencia nos dice que las empresas que lo han puesto en práctica, luego han decidido extenderlo», afirma. 

No obstante, desde la secretaria de acción sindical de CCOO de Catalunya, Cristina Torre, recuerda que los acuerdos que se han comenzado a negociar estos días son «temporales» y obedecen a una emergencia concreta. Para darles continuidad hay que ampliarlos y contemplar cuestiones como la prevención de riesgos laborales. O plantearlos de tal forma que esa mayor flexibilidad horaria no acabe provocando que las mujeres se acojan en mayor medida a ellos para hacerse cargo de las responsabilidades familiares, tal como señala la secretaria de organización  de la federación de servicios de UGT, Mónica Benito.

Decisión compartida

Una de las claves para que la cultura del teletrabajo se extienda en las empresas es «democratizar» las decisiones y mecanismos a través de los que se implementa, según señala la docente de la UOC Mar Sabadell. Es decir, tiene que ser una decisión consensuada entre empresa y trabajadores.  

La falta de comunicación entre trabajadores, una sobrecarga organizativa o una falta de desconexión digital son algunos de los potenciales problemas de una mala aplicación. Para ello, recomienda una implantación parcial y gradual, acompañada por cursos de formación impartidos desde las compañías. 

La definición de objetivos claros y de rutinas, así como protoclos de comunicación y dinámicas de equipo pueden contribuir a minimizar perjuicios. «Es una oportunidad para promover el trabajo colaborativo, pero también un riesgo», avisa Sabadell.