cuentas del 2019

Torres se desliga de la relación del BBVA con Villarejo

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P. Allendesalazar

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El presidente del BBVA, Carlos Torres Vila, ha dado por hecho este viernes que no será imputado en el marco de la causa abierta en la Audiencia Nacional por la relación de su banco con el excomisario Villarejo, en prisión provisional desde noviembre del 2017 por sus actividades en las cloacas del Estado. "No hay ninguna posibilidad de que yo tenga nada que ver con estos asuntos. No tengo ninguna conexión con los hechos", ha proclamado.  

El mensaje es relevante por una doble causa. Por una parte, porque la justicia investiga los diversos trabajos que el banco encargó al expolicía y por los que le pagó unos 10 millones de euros en el trascurso de 13 años, en los últimos de los cuales Torres ocupaba ya su anterior cargo de consejero delegado. Pero además, porque la causa sigue bajo secreto de sumario y hasta que no se levante el mismo no se conocerá su alcance, si bien es cierto que lo lógico es que ya hubiesen sido imputado si se hubieran encontrado indicios de su posible responsabilidad.

El banquero, en cambio, ha declinado pronunciarse sobre su predecesor, Francisco González. Se trata de un cambio de postura destacado, pues justo hace un año sí que defendió a su mentor: "Él transmite una conciencia muy tranquila y que no sabía nada de las irregularidades. Yo le creo". Entonces González no había sido aún imputado, pero ahora ya ha tenido incluso que prestar declaración como investigado. Torres se ha basado precisamente en este hecho para afirmar que no podía ni debía pronunciarse.

Banco inocente

Lo que sí ha hecho el ejecutivo es defender que el BBVA, imputado como persona jurídica, "no tiene ninguna responsabilidad en este asunto", apuntando por tanto que, de haberla, sería a título individual por parte de sus directivos y exdirectivos imputados. El banco, ha reiterado, está colaborando con la justicia porque su objetivo es "esclarecer los hechos", así que "cuanto antes" se levante el secreto de sumario y se concluya la investigación, mejor. Con todo, ha añadido que el caso sigue sin tener "ningún impacto en la reputación y el negocio" y que para el mercado la "situación es de tranquilidad total y de confianza total en el BBVA".

Torres también ha quitado importancia al hecho de que el Banco Central Europeo (BCE) haya pedido a la Audiencia Nacional la investigación ('forensic') encargada por el banco a expertos independientes sobre su relación con Villarejo: "Compartimos información, pero en este caso no podíamos porque el procedimiento está declarado secreto. Les dijimos que teníamos que pedir permiso al juez. El BCE se lo pide (el informe) al juez en septiembre. Desde entonces, nuestra relación sigue siendo fluida". También ha descartado que el supervisor pueda tomar medidas disciplinarias contra la entidad: "La investigación judicial en marcha es lo importante. Estamos lejos de ver que tenga que haber una actuación por parte de nadie más".

El ejecutivo, por otra parte, ha apuntado que el banco está centrado en crecer por sí mismo, pero estudiará las posibles fusiones que se le presenten. Eso sí, ha dejado claro que no tomará ninguna decisión por presiones externas: "La época, si es que existió, en que los poderes públicos o los partidos políticos tenían algo que decir sobre una entidad privada ya pasó". Sobre el Gobierno, ha alabado que su programa tienen "elementos buenos clarísimos", pero le ha instado a apostar por la educación como vía para reducir la desigualdad social y se ha opuesto a elevar los impuestos a la banca.

Impacto extraordinario

El BBVA ganó 3.512 millones de euros el año pasado, un 35% menos que en el 2018. El descenso se debió principalmente a que la entidad tuvo que aflorar unas pérdidas de 1.318 millones en el cuarto trimestre por el deterioro del valor de su filial en Estados Unidos, mientras que en el año precedente obtuvo unas plusvalías extraordinarias de 633 millones por la venta de su banco en Chile. El grupo ha destacado que, sin estos efectos, el resultado ordinario hubiera sido de 4.830 millones, un 2,7% más y el beneficio sin impactos extraordinarios más elevado desde el 2009.

La entidad ha anunciado este viernes que tiene previsto pagar un dividendo en efectivo de 0,16 euros por acción en abril, la misma cantidad del año anterior. En octubre abonó 0,10 euros por títulos, con lo que la remuneración total a los accionistas con cargo a los resultados del 2019 se situará en 0,26 euros por acción, la misma cuantía que la correspondiente al ejercicio anterior. El porcentaje del beneficio ordinario destinado a remunerar a los accionistas se ha situado en 36%, dentro de su objetivo de entre el 35% y el 40%, pero ha alcanzado el 49% teniendo en cuenta los impactos extraordinarios.

El banco obtuvo unos ingresos básicos por el crédito menos el coste de los depósitos de 18.202 millones el año pasado, el 3,5% más. Tanto las comisiones (5.033 millones, un 3,2% más) como las operaciones con carteras de deuda (1.383 millones, el 13,1% más) compensaron los 77 millones de pérdidas por la hiperinflación de Argentina y la mayor aportación al Fondo Único de Resolución europeo y el Fondo de Garantía de Depósitos español, con lo que los ingresos totales del negocio se situaron en 24.542 millones, el 3,3% más.

Áreas de negocio

Los costes aumentaron menos (un 1,7%, hasta los 11.902 millones), con lo que el margen neto ascendió a 12.639 millones, el 4,9% más. El incremento de las provisiones para afrontar pérdidas y el saneamiento del fondo de comercio de Estados Unidos por la evolución de los tipos en este país y la ralentización de su economía explican el descenso final del beneficio. Por áreas de negocio, México aportó 2.699 millones, España 1.386 millones (con una caída del 1%), Estados Unidos 590 millones, Turquía 506 millones, América del Sur 721 millones y el resto de Europa y Asia 127 millones. En España, el grupo tiene previsto cerrar otras 160 oficinas y realizar unas 600 prejubilaciones este año, en línea con los últimos ejercicios.

El capital del banco mejoró del 11,34% al 11,74%, aunque sigue por debajo del 12% que el mercado exige al sector. El consejero delegado, Onur Genç, ha apuntado que prevé alcanzar este listón a finales de año y que, a partir de entonces, la entidad estudiará repartir entre sus accionistas la solvencia que genere por encima de esa cota. La rentabilidad sobre el capital (ROE) bajó del 11,7% al 7,2% como consecuencia del fuerte descenso del beneficio. En términos recurrentes, excluyendo las pérdidas de Estados Unidos y las plusvalías de Chile, hubiera caído menos: del 10,2% al 9,9%. La morosidad mejoró muy ligeramente, al pasar del 3,9% al 3,8%.