reinventar el modelo

¿Es compatible un turismo democratizado con un turismo sostenible?

Vuelos low cost, hoteles low cost, tours gratuitos… Viajar se ha abaratado y se ha convertido en una actividad al alcance de casi todos los bolsillos. Sin embargo, las consecuencias de que miles de millones de personas nos lancemos a conocer mundo cada año no son siempre positivas.

Las consecuencias de que miles de millones de personas nos lancemos a conocer mundo cada año no son siempre positivas.

turismo everest

turismo everest / economia

María Refojos

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El pasado mes de agosto el ayuntamiento de Roma emitió una prohibición para evitar que los turistas se sienten en los principales monumentos de la ciudad. Adiós a la foto en las escalinatas de la Plaza de España o en el borde de la Fontana de Trevi como medida de choque ante la masificación y el riesgo que supone para el patrimonio cultural. 

En 2019 el número de viajeros internacionales rozó los 1.500 millones de personas en todo el mundo, un 4% más que en 2018, según el barómetro anual de la Organización Mundial del Turismo (OMT), que prevé un crecimiento similar para este 2020.

Al alcance de todos

Vuelos low cost, hoteles low cost, tours gratuitos… Viajar se ha abaratado y se ha convertido en una actividad al alcance de prácticamente todos los bolsillos. Las nuevas tecnologías han contribuido a facilitar el proceso de búsqueda de destinos y billetes, de realizar reservas, orientarnos en cualquier punto del mapa, e incluso están eliminando las barreras comunicativas e idiomáticas

La democratización del turismo es un hecho. Y además de beneficiar al viajero también genera industria y riqueza: representa el 10% del PIB global y casi 300 millones de empleos en todo el mundo están vinculados a este sector. 

Sin embargo, las consecuencias de que miles de millones de personas nos echemos la mochila o la maleta a la espalda para conocer mundo cada año no son siempre positivas. 

Según revelaba la encuesta elaborada por la OMT y la agencia IPSOS, la mayoría de los residentes consideramos que la llegada de turistas causa, entre otras cosas, el encarecimiento de la vivienda y el transporte o el deterioro de infraestructuras. Y aunque solamente el 12% de los locales están a favor de limitar el número de visitantes, el porcentaje sube al 49% ante la pregunta de si se deberían tomar medidas para regular y mejorar la gestión.

Prohibiciones y vetos

La iniciativa de Roma es una respuesta al turismo incontrolado, pero no es la única puesta en marcha para tratar de frenar estas consecuencias negativas. 

Indonesia, por ejemplo, se planteó prohibir de forma total el acceso y finalmente ha optado por limitar la entrada a la isla de Komodo en un intento por salvar el hábitat del dragón de Komodo. Este parque nacional declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco, en el que habitan 5.000 de estos reptiles además de otra fauna y flora autóctona, se está viendo seriamente amenazado por la llegada descontrolada de turistas.

También las autoridades de Nepal han dado un paso al frente al prohibir el plástico de un solo uso en el Everest para reducir la contaminación de los montañistas, mientras que Tailandia ha cerrado el paso a la playa de la famosa playa de la bahía de Maya, en la isla Phi Phi, ante la degradación medioambiental causada por la avalancha de turistas.  

Y en España, la plataforma ciudadana SOS Gaztelugatxe se ha unido para tratar de frenar la ampliación de la zona de parking en el Biotopo Protegido y Zona de Especial Conservación de San Juan de Gaztelugatxe, también conocido como ‘Rocadragón’ de Juego de Tronos. 

Su petición de firmas en Change.org supera los 100.800 participantes en este momento. Con ella pretenden llamar la atención de la Diputación Foral de Bizkaia sobre la necesidad de paralizar este proyecto para proteger este enclave natural, que recibe miles de visitantes tras su aparición estelar en la conocida serie de HBO.

Y acusan también a las autoridades de emplear “de forma engañosa e interesada a conceptos como desarrollo sostenible, turismo verde y protección del medio ambiente” por entender que lo que provocará el aparcamiento es un “efecto llamada” a los medios de transporte contaminantes y aumentará el número de visitantes. 

Sostenible vs. democrático

Porque de acuerdo con la definición de la OMT, turismo sostenible es aquel que tiene plenamente en cuenta las repercusiones actuales y futuras, económicas, sociales y ambientales para satisfacer las necesidades de los visitantes, de la industria, del entorno y de las comunidades anfitrionas.

Es decir, que además de la conservación medioambiental, incluye aspectos como la conservación del patrimonio cultural, el desarrollo social y económico del lugar de destino y la conservación de la comunidad local. 

En base a este concepto, y teniendo en cuenta que el 46% de los turistas internacionales se concentran en solo diez países, cabe preguntarse si es posible la coexistencia de un turismo democratizado con un turismo sostenible. 

Eric La Bonnardiére, cofundador y CEO de Evaneos, asegura que sí son compatibles, “pero solo si reinventamos completamente el modelo de desarrollo del turismo de destino”. “Si continúan concentrándose en los mismos lugares, acabaremos con el motivo por el que viajamos. Creo que tendríamos que volver a las raíces de los viajes, priorizando el descubrimiento y la aventura, más que el hecho de apuntarnos un país más”, explica.  

Coincide José Cantero, consultor, formador y conferenciante experto en marketing y turismo experiencial, para quien la situación todavía es reversible. Según señala en su blog, es “crucial” que si queremos alcanzar una forma de turismo sostenible o responsable, "antes tenemos que ser conscientes del problema”. Es decir, debemos recordar que como viajeros causamos un impacto en el lugar al que vamos. 

Algunas alternativas

Entonces, ¿qué medida o medidas deben tomarse en el sector para reorientar el modelo? El CEO de Evaneos, plataforma orientada a conectar a viajeros con guías y agencias locales en su destino, sugiere tres acciones. 

- Dejar de explotar: 

Va ganando terreno la concienciación sobre la repercusión medioambiental que puede tener nuestro consumo turístico y sobre la cantidad de gases de efecto invernadero que producimos al viajar. Por eso considera que el objetivo principal de la industria del turismo debería ser compensar la huella de carbono. 

“A partir del 1 de julio la huella de carbono de nuestros viajeros compensará todos sus viajes. También los animaremos activamente a compensar sus viajes con las aerolíneas”, asegura.

- Dar voz a los actores locales: 

A menudo se esconden detrás de los intermediarios y es necesario “devolverles algo de poder, porque es a nivel local donde se crea la oferta turística”, indica el CEO de Evaneos. 

Esta medida ayudaría a desarrollar formas locales de viajar, más que impulsar una experiencia globalizada y estandarizada, con el fin de integrar completamente a los actores locales en el proceso de toma de decisiones en el que están involucrados. Para ponerla en marcha, deben surgir “nuevos modelos de gestión para las empresas turísticas”.

- Ser transparente:

“Los viajeros del mañana tienen todas las cartas en su poder para tomar decisiones responsables y sostenibles”, afirma Eric La Bonnardiére, que incide también en la importancia de que seamos conscientes del riesgo que produce un turismo excesivo. 

Y para ello, debemos contar con toda la información posible sobre las consecuencias de esta masificación, pero también sobre las opciones a nuestra disposición. “Si se despierta la curiosidad del viajero y se facilita el acceso a todas las riquezas de nuestro planeta se producirá una mejor distribución de los turistas en todos los territorios. Tenemos que facilitar el acceso a alternativas a los lugares icónicos y eso solo puede hacerse en conjunto, confiando también en el potencial que ofrece la tecnología digital”, concluye.