MOTOR ECONÓMICO

La petroquímica, el granero que alimenta al Camp de Tarragona

El puerto de Tarragona y la petroquímica

El puerto de Tarragona y la petroquímica / periodico

Carles Planas Bou

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Este pasado martes el Camp de Tarragona volvió a temblar al presenciar la explosión más grave sufrida por una petroquímica en los últimos 10 años. El accidente ha puesto el foco de atención en esos polígonos industriales y abre varios interrogantes. ¿Qué impacto económico y ambiental tiene ese horizonte de chimeneas humeantes en el territorio? ¿Tiene la industria los días contados?

Situado en La Canonja, a medio camino entre Tarragona Vilaseca, el Polígono Industrial Entrevies se despliega sobre 1.200 hectáreas de terreno y alberga hasta 40 empresas dedicadas a la petroquímica, en lo que desde la carretera puede parecer un parque de atracciones distópico. Esta pequeña ciudad industrial se ha convertido en un “motor estratégico” indispensable para la región, como señala Laura Rogé, presidenta de la Cambra de Comerç de Tarragona.

Constituido en 1960, este complejo petroquímico es ahora el más importante de Catalunya, de España y del sur de Europa. Su producción, de 19.311.774 toneladas en el 2019 (la cuarta más elevada de los últimos 15 años), supone un 25% del total español y hasta un 50% del total catalán. Tan solo en el polígono se genera el 30% del producto interior bruto (PIB) del Camp de Tarragona.

En sus refinerías se transforma el gas natural y el petróleo crudo en materias primas útiles o productos como plásticos, ácidos, combustibles o fertilizantes. La accidentada IQOXE (Industrias Químicas del Óxido de Etileno) es la única empresa española que maneja este gas no tóxico utilizado para fabricar anticongelantes, poliéster o insecticidas. Otros procesos son gestionados por empresas de renombre como Dow Chemical Company, Ercros, Repsol o BASF.

Aunque el manejo de materiales tóxicos e inflamables hace que sea un sector complicado para el medio ambiente, la petroquímica es, según apunta la Agencia Internacional de la Energía (AIE), el principal motivo de demanda mundial de petróleo, lo que la convierte en un sector especialmente jugoso para la inversión económica.

El empleo de Tarragona

La petroquímica es una catalizadora de trabajo. Así, se calcula que genera hasta 10.449 puestos de trabajo, entre directos (5.239) e indirectos (5.210), y hasta 35.000 inducidos. De estos últimos, casi 30.000 pertenecen al puerto de Tarragona, que cada año recibe 450 barcos con más de 13 millones de toneladas de material, un movimiento que en su 63% responde a la actividad de la petroquímica. Con un volumen del 53,2% de las exportaciones, el químico es el principal sector económico de la región. La boca que alimenta Tarragona.

A nivel catalán, el químico es el tercer sector industrial, con 792 empresas que originaron hasta 34.416 puestos de trabajo directos en el 2018 y cuya actividad, con una facturación de 17.556 millones de euros en el 2017, supuso un 16,9% de las exportaciones catalanas. A escala española, representa un 13,4% del PIB industrial.

Esa relevancia económica hace que el futuro del sector sea claro. Entre el 2007 y el 2018 creció un 31,97%. Según la Associació Empresarial Química de Tarragona (AEQT), hasta el 2030 lo hará un 4,5% más, siendo así la industria que tiene mejores perspectivas junto a la transformación del caucho y plástico.

Sin embargo, los sindicatos ven esas proyecciones con más escepticismo. “Las empresas quieren que el cambio de modelo repercuta sobre los trabajadores en lugar de sus cuentas”, asegura Manel Candeal, responsable del sector químico de CCOO en Catalunya, quien denuncia la precarización de unas plantillas “demasiado ajustadas” con horas extra “de más”. Como las otras industrias, la química afronta una doble incertidumbre en los próximos 10-15 años: la medioambiental y la tecnológica.

Adaptación de futuro

El accidente también ha puesto de relieve el impacto climático del sector. En el 2018 las 30 empresas químicas de AEQT vertieron 276,47 toneladas de nitrógeno a la atmósfera, su segunda cifra más alta desde el 2010. Sin embargo, redujeron significativamente las emisiones de óxido de nitrógeno (NOx) y de partículas sólidas, y con mucha menor intensidad las de dióxido de carbono (CO2).

La actividad de la industria química queda regulada por diversas directivas medioambientales impulsadas tanto a nivel europeo como nacional, en las que se la ha obligado a adoptar mejoras tecnológicas para que sus procesos sean menos invasivos. En el 2018, el sector destinó 414 millones de euros de inversión en esas mejoras, lo que supone un aumento del 41% desde principios de siglo. Eso explica que, con un 58% de sus empresas implicadas, el sector químico sea también el más innovador del país.

Como explican fuentes del Departament de Territori i Sostenibilitat, todas las empresas químicas que operan en Catalunya cuentan con una autorización ambiental que asegura el cumplimiento de esas normas. “Si la industria no fuese segura ni respetuosa con el medio ambiente no sería aceptada”, remarca Juan José Meca, secretario general de la Federación Empresarial Catalana del Sector Químico (fedeQuim). Las cifras prueban que accidentes como el del martes son minoritarios, pues el índice de frecuencia de estos fue de 1,65 en el 2018 en las empresas de AEQT, mientras que a nivel español fue de 6,98 trabajadores accidentados por cada 1.000, lo que convierte al químico en el sector más seguro.

Por su lado, la industria de Tarragona defiende su rol como sector esencial en la transición energética, apostando por una economía circular que da alas a nuevos productos más sostenibles como los bioplásticos o los materiales degradables. Desde el 2012 la industria química reutiliza aguas residuales urbanas para sus procesos, siendo 2018 su año récord con 4,7 hectómetros cúbicos. Se prevé que esta cifra siga creciendo. Desde Ecologistas en Acción piden más medidas para limitar el impacto de las petroquímicas pero ven con escepticismo la nueva directiva medioambiental que prepara la Comisión Europea, pues se desconoce si supondrá nuevos impuestos para desincentivar ese sector o si, por el contrario, será “solo imagen”.