SEGÚN LOS EXPERTOS DE IAHORRO

¿Te han pedido ser avalista de un préstamo? Ten esto en cuenta

Avalar un préstamo

Avalar un préstamo / economia

María Valero (iAhorro)

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A la hora de solicitar financiación, cuantas mayores garantías de pago se aporten, mayores serán las opciones de concesión del préstamo. Aquí, los avales son una de las formas para aumentar estas garantías de pago y que la operación de financiación llegue a buen término. Pero convertirse en avalista es según el Banco de España “una forma de garantizar o asegurar el cumplimiento de obligaciones financieras” y esto supone que quien está dispuesto a avalar se compromete a cumplir con los compromisos económicos del avalado cuando éste no lo haga. 

Ser avalista, por tanto, es una figura que entraña más riesgo de lo que se pudiera pensar. Aunque se podría entender como un acto generoso, la realidad es que supone una decisión con la que comprometer el patrimonio presente y futuro. 

El avalista paga con todo su patrimonio

Así es, el que se convierte en avalista, salvo que limite el aval de alguna manera, adquiere el compromiso del pago en caso de que el deudor principal no lo haga, pero ha de saber que se compromete al pago con todo el patrimonio, tanto presente como futuro, hasta que la deuda esté saldada. Esto entraña mucho riesgo, sobre todo en operaciones de financiación de altos importes como por ejemplo en los préstamos hipotecarios

Pero es posible limitar la responsabilidad de la figura del avalista a través de dos fórmulas principalmente, una de ellas es estipular en el contrato que se avala un porcentaje de la deuda pendiente. En este caso es importante especificar a qué momento del préstamo responde ese porcentaje de aval, por ejemplo “avalar el primer 30% amortizado de la hipoteca”. La otra opción es limitar el aval a un importe determinado, es decir, convertir ese porcentaje en un importe y que se indique que se avalan los primeros 150.000 euros de la hipoteca, siguiendo el ejemplo anterior. 

La figura del avalista se hereda

Esta es otra cuestión muy importante a tener en cuenta antes de acceder a convertirse en avalista. La figura del avalista no desaparece cuando el avalista fallece ya que las obligaciones, según estipula el Código Civil en su artículo 1.156 no contempla el fallecimiento como causa de extinción de la deuda, en este caso del compromiso del pago de la deuda. 

Por lo tanto, ya que las obligaciones solo se extinguen por el pago o complimiento, por la condonación de la deuda, por compensación de la deuda, por novación, por pérdida de la cosa debida o por la confusión de los derechos de acreedor y deudor, la figura del avalista en caso de fallecimiento se transmite en herencia, siempre que los herederos acepten la herencia. En este punto es importante recordar que se hereda todo, tanto derechos, como obligaciones, siendo la figura del avalista una obligación adquirida. 

Es complicado dejar de ser avalista

La obligación se extingue en los casos que estipula el Código Civil en el mencionado artículo 1.156 como se ha mencionado, por lo que dejar de ser avalista y dejar de formar parte de una operación de financiación queda en manos de la voluntad de la entidad financiera que concedió el préstamo. 

Para poder dejar de ser avalista hay dos vías. La primera de ellas consiste en realizar una modificación de las condiciones del préstamo, es decir, hacer una novación y eliminar la figura del avalista. La otra opción es realizar un cambio de avalistas, es decir, sustituir uno por otro. Eso sí, en ambas opciones será la entidad la que tenga la última palabra ya que eliminar avalistas supone eliminar garantías de que el dinero que la entidad prestó le será devuelto, algo a lo que las entidades no suelen estar muy dispuestas.

Por tanto, la figura del avalista es una figura débil dentro de una operación de financiación cuyo patrimonio presente y futuro puede salir muy perjudicado por un acto de generosidad únicamente atendiendo a la confianza depositada en el avalado. Es más, el avalista puede acabar pagando algo de lo que ni siquiera es propietario, por lo que la recomendación principal es que hay que poner mucha información y sobre todo reflexión a este acto antes de convertirse en avalista de alguien. 

María Valero (iAhorro.com)