Datos del CIS

Política fiscal: dispuestos a pagar más por más

Ciudadanos en las oficinas de Hacienda

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Miriam Ruiz Castro

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Cada vez menos españoles creen que pagan muchos impuestos. El dato que deja el último estudio sobre política fiscal del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) es el más bajo de toda la serie histórica, que comenzó en 1985. Aunque todavía son más de la mitad (el 52%), la cifra lleva bajando desde el 2014, y los que creen que incluso se pagan pocos impuestos están también en su máximo histórico, con el 5,4%. Además, la mayoría prefiere aumentar la carga impositiva para mejorar los servicios públicos frente a reducirlos gastando menos en el Estado de bienestar. Si el mantra del PP ha sido menos impuestos y más espacio para el sector privado, las recetas socialistas apuntan en la otra dirección. Y el terreno parece abonado para el cambio de signo en política fiscal. Al menos, es el más favorable de los últimos 30 años.

Aunque en toda la serie histórica del CIS la balanza se ha inclinado siempre por aumentar impuestos para tener mejores servicios, en el 2011, en plena crisis económica, fue cuando más cerca estuvo de vencer la opción contraria. Bajar los impuestos es uno de los principales reclamos de los partidos políticos en campaña electoral, sobre todo aquellos que no están en el gobierno cuando se convocan los comicios, pero el deterioro que los servicios públicos han sufrido con la crisis económica llevaron a que en el 2016 la opción de mejorarlos aunque fuese a costa de aumentar la presión fiscal alcanzó también su máximo histórico.

Deterioro de los servicios públicos

El año 2012, el de los primeros recortes del Ejecutivo de Mariano Rajoy, más de la mitad de los españoles consideraba que el gasto del Estado en enseñanza, sanidad o ayuda a las personas dependientes era "demasiado poco". La cifra llegó a máximos en el 2014, y desde el 2017 se ha empezado a invertir la tendencia.

Además, seis de cada diez españoles sostienen que los impuestos son "necesarios para que el Estado pueda prestar servicios públicos". En toda la serie histórica, los ciudadanos que defienden esta idea siempre han estado por encima del 50%, salvo en dos momentos: en el 1994, en pleno debate sobre la elevada presión directa, y durante los peores años de la crisis económica (2011-2014). Fue en ese contexto de recesión, con unos recortes en gasto público sin precedentes y un considerable aumento de los tributos por parte del Gobierno del PP, cuando la opción de que los impuestos son algo "que el Estado obliga a pagar sin saber muy bien a cambio de qué" cobró más protagonismo (el 38,7% la escogía, su máximo histórico). Llama también la atención que, pese a las consignas de los gobiernos progresistas, los españoles que creen que los impuestos son un medio para redistribuir la riqueza nunca han superado el 20%.

Impuestos directos y más progresivos

Esa redistribución de la riqueza de la que hablan PSOE Unidas Podemos es el principal reclamo para plantear subidas en impuestos directos, como el IRPF, para aquellos tramos más altos de renta, y abogar por una reforma fiscal que la haga más progresiva. En esta opinión coinciden la mayoría de ciudadanos: el 62,1% cree que se debe recaudar sobre todo con impuestos directos y "según la renta o la riqueza de las personas y empresas". En 2018, el dato fue del 47,4%. De hecho, solo el 10,4% de los encuestados creen que los impuestos se cobran con "justicia", frente al 83,1% que no lo cree así. En cualquier caso, el pico máximo se tocó en 2014, cuando casi 9 de cada diez los consideraban injustos, y el último dato es 4,5 puntos porcentuales más bajo que el anterior.

Son más los españoles que consideran que la sociedad se beneficia poco o nada del pago de impuestos y cotizaciones (63,5%) que los que afirman que se beneficia mucho o bastante (32,2%). Y ha sido así en toda la serie histórica. En el 97 fue cuando estuvieron más cerca ambas opciones, con solo un punto de diferencia. Y en 2006, con el Gobierno socialista de José Luís Rodríguez Zapatero, fue la única vez en que las opciones de mucho o bastante (47,8%) superaron a la de poco a nada (46,8%). A partir de entonces, se han ido distanciando sin remedio.

Una de las claves que deja el último barómetro es en qué invierte el Estado el dinero que recauda de los impuestos. Mientras que la mayoría considera que se gasta muy poco en enseñanza, protección al desempleo, pensiones, sanidad, cultura o vivienda, cuando se habla de transporte, seguridad ciudadana u obras públicas vence la opción de que el gasto es el necesario y se aproxima mucho a "demasiado" en defensa. Además, la percepción que los españoles tienen de la fiscalidad no termina de coincidir con las consignas que repiten los partidos. Aunque el número más alto de ciudadanos que consideran que pagan muchos impuestos se alcanzó con un gobierno socialista, en 1992, el dato suele subir con los gobiernos del PP y baja con los del PSOE.

Los impuestos son también un asunto ideológico. Entre los partidos mayoritarios, los votantes de Unidas Podemos son los más favorables a incrementar la presión fiscal para mejorar servicios y prestaciones, seguidos de los del PSOE. En el otro extremo están los dos del PP, los más reacios, seguidos de los de Vox. Y otro aspecto llamativo: incluyendo a los nacionalistas, los más dispuestos a contribuir con impuestos son los votantes de Bildu, Navarra Suma y PNV, incluso por delante de los de la formación morada. Entre estos últimos y el PSOE están los de ERC, y por encima de los socialistas, los de JxCAT.