"Al 22@ le falta barrio"

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Max Jiménez Botías

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Casa Aliaga se encuentra en el punto cero del 22@. Situado en el triángulo que forman la Gran Vía con la Diagonal, por detrás de la plaza y la torre Glòries y frente a uno de los laterales del centro comercial. Comenzó su actividad hace 16 años y de alguna manera es el termómetro de la actividad comercial de la zona durante este periodo. "Cuando empezamos, no se había construido la torre, ni tampoco el centro comercial, ni la mayoría de hoteles de la zona...", recuerda Toni Aliaga, propietario, junto con su mujer, Bárbara, del restaurante, con 120 plazas y atendido por 11 personas. "Hemos pasado por diferentes etapas. Recuerdo que en el 2008 todo eran cenas de despedidas de empresas que cerraban por la crisis. Pero en los últimos tres años esto ha cambiado mucho el número de oficinas ha crecido espectacularmente", apunta.

Ese cambio no ha llegado solo, sino con nuevos hábitos por parte de los parroquianos. "Nuestros clientes vienen con poco tiempo. Y quieren que su comida sea sana, que esté buena y que el servicio se rápido. Nosotros intentamos hacerlo, trabajamos con producto de proximidad, con payeses del Maresme, ecológicos y ecodinámico. Toda nuestra verdura proviene de los huertos de proximidad y la carne también", explica así Aliaga el recorrido que ha hecho su cocina para adaptarse a los nuevos tiempos en un barrio que está particularmente sesgado hacia la cliente de día laborable. La mayor parte de sus clientes se concentran entre semana y provienen de las oficinas situadas en las inmediaciones.

"La actividad del fin de semana es muy diferente.  Los domingos no abrimos, como no abrimos por la noche. Lo hacemos el sábado y tenemos a vecinos y a algunos clientes de entre semana que vienen con la familia. Es otro tipo de clientela. El sábado se nota otra disposición, vienen con más calma, no trabajan y tiene más tiempo. La clientela de barrio es diferente. No hay tantos comensales como un día laborable. Quién se dé una vuelta por el barrio se dará cuenta de que el porcentaje de viviendas es bajo. "Aunque si cruzamos la Gran Via hacia arriba, esa zona ya es más de barrio. Aquí a los vecinos no se les ve demasiado", dice.

El tipo de comercio

Eso queda claro en el tipo de comercio que ha desarrollado el distrito tecnológico. En su mayor parte son restaurantes y bares de menú del día rápido y barato", dice. Pero recuerda Aliaga que entre los restaurantes ha habido mucha rotación. "He visto muchos cambios de propietarios. Algunos duran, otros no", dice. Siempre hay locales que no acaban de funcionar. Muchos han cambiado de orientación. Aquí al lado hay uno que ha cambiado cuatro o cinco veces de propietario. A algunos, las circunstancias no les han favorecido. "Pero ahora no es difícil sobrevivir con tantas oficinas", precisa. 

El 22@ no se caracteriza por el comercio de barrio; hay muy poco. Una mercería, una droguería o este tipo de tiendas no se encuentran.  "Hay una peluquería aquí cerca que lleva mucho tiempo abierta, casi como nosotros, pero sus clientas proceden también de las oficinas. Si te das una vuelta por la Diagonal ves que no hay la ‘botigueta’ de tota la vida’. Hay una floristería que lleva muchos años abierta. Pero ya he conocido a dos propietarios". 

Aliaga no vive en el distrito; es vecino de Badalona, por lo que la vida de barrio la hace fuera de Barcelona. Sabe que en la medida en que se quiere hacer vida de barrio en la zona hay que desplazarse más hacia la rambla del Poblenou. "Cuanto más nos acercamos hacía la zona cero, menos ambiente de barrio hay. Falta barrio", considera.