RECONVERSIÓN

Del Valle del juguete al Valle del plástico

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zentauroepp51194017 poligono ibi191203112120 / Miguel Lorenzo

Nacho Herrero

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Las navidades en el Valle del Juguete a principios de los años 90 no podían ser más tristes. Durante tres décadas, de los años 60 a los 80, los cinco pueblos diseminados de la comarca alicantina de la ‘Foia de Castalla’ se convirtieron en un potente foco industrial pero la competencia china empujó a una dolorosa pero ahora exitosa reconversión. De donde antes sólo salían juguetes ahora salen componentes plásticos para cualquier sector.

“Por historia somos un terreno industrial. Ahora trabajamos para todos los sectores. Automoción, aeroespacial, medioambiental, mueble…. La mayoría de nuestras empresas hacen piezas finales”, explica a EL PERIÓDICO Héctor Torrente, presidente de la asociación de empresarios IBIAE.

El juguete y el helado siguen en la base pero la crisis obligó a diversificar mucho, a evolucionar y nos enseñó a exportar. Fundamentalmente las empresas que tuvieron que cerrar se reconvirtieron a otras cosas de plástico y eso nos permite estar en otros sectores”, explica.

Pero el juguete no sólo dejó un nombre y una base también una destreza que no es fácil de encontrar en otros puntos y que un centro de formación ayuda a que pase de generación en generación. “Aquí el valor añadido es saber hacer el molde. Tener aquí grandes moldistas y grandes matriceros hace que se pueda competir”, destaca.

En un contexto en el que el peso de la industria es cada vez menor en el PIB (del 16,2% al 12,6% en ocho años en el medidor que excluye la construcción) en esta zona están ahora de fiesta por la reciente aprobación del cuarto del polígono de Ibi. “Aquí hay necesidad de suelo industrial. Es vital, la gente quiere invertir. Se trata de un polígono de un millón de metros y la primera fase ya está casi toda vendida”, explica.

En una zona con cuarenta y seis mil habitantes censados en 2018, hay unas mil empresas activas. “Existe un gen emprendedor”, admite Torrente. “Suelen ser PYMES o micro PYMES. No hay una gran empresa que esté muy por encima de las otras y sea la que tire del resto”, apunta. “Hay algunas multinacionales que han venido pero bien porque han comprado alguna empresa de aquí o por el parque de proveedores”, apunta.

De muñecas a envases

El grupo ITC  Packaging es un ejemplo de esta reconversión. “Mi abuelo trabajaba en una fábrica de juguetes e hizo un curso por radio para aprender algo de electrónica. Aprendió así a hacer unos pequeños motores en los que se podía insertar grabaciones, montó una empresa (Minisón) y se los vendía a las grandes”, explica Beatriz Valls, relaciones institucionales de la compañía. Eran los años 70.

Pero en los 80 la facturación empezó a bajar. Con sus conocimientos eléctricos y algunos pinitos que había hecho mi padre en inyección empezaron a entrar en el mundo del ‘packaging’”, cuenta. Ahora son una de las empresas más potentes del sector y sus evolucionados envases se pueden encontrar en los lineales de los principales supermercados pero también en otros sectores como la parafarmacia.

Falta personal

La facturación de la mayor empresa de este renacido valle ronda los 80 millones de euros que por ejemplo tiene Actiu, de muebles de oficina, pero las hay de cien mil euros. “La media puede ser de unos siete u ocho millones de euros y unos veinte empleados. Nos gustaría que fueran un poco más grandes porque hay veces que el tamaño importa”, apunta el responsable de la asociación empresarial.

Pero este reconvertido Valle no es sólo una excepción en cuanto al crecimiento industrial. “Hay escasez de mano de obra porque la que necesitamos es cualificada”, explica Torrente.