Relevo en la autoridad monetaria
Draghi se despide pidiendo avanzar en la construcción europea
La presidenta electa de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, la cancillera alemana, Ángela Merkel, y los presidentes de Francia, Emmanuel Macron, e Italia, Sergio Mattarella, participaron este lunes en Francfort en la ceremonia de despedida del italiano Mario Draghi, que dejará la presidencia del Banco Central Europeo (BCE) el 1 de noviembre, después de ocho años de mandato atravesados por la gran recesión.
"Hoy once millones de personas más trabajan. Ha aumentado la confianza pública en el euro a su máximo histórico. En la zona del euro los legisladores reafirman que el euro es irreversible", dijo con orgullo Draghi, reconocido por el Parlamento Europeo como "el hombre que salvó el euro".
Durante su intervención en un acto con cerca de 400 invitados, Draghi defendió seguir avanzando en la construcción europea ya que, a su juicio, los desafíos que plantea a la supervivencia del proyecto europeo un mundo globalizado requiere de una respuesta "más fuerte" de Europa, incluyendo la creación de una capacidad fiscal común en la zona euro con alcance suficiente para estabilizar la unión monetaria sin crear demasiados riesgos morales.
Compartir riesgos
"No hay una solución perfecta. Cuando los riesgos se comparten, los riesgos morales no se pueden nunca reducir a cero, pero se pueden contener en gran medida con el diseño apropiado", es el recado que dejó Draghi en presencia de Merkel, Macron y Matarrella. "Sea cual sea el camino adoptado, está claro que ahora es el momento de más Europa, no menos", señaló. "Necesitamos que Europa sea más fuerte", añadió Draghi para quien "en un mundo globalizado, compartir soberanía es una forma de recuperar soberanía"
El presidente francés, Emmanuel Macron, rindió homenaje al banquero diciendo de él que "es un hombre que ha llevado muy alto el sueño europeo" y que se ha convertido "en un digno heredero de los padres fundadores de Europa".
Al pasar el testigo de la presidencia del BCE a Christine Lagarde, a quien entregó sonriente la simbólica campana de mando de la institución, Draghi dijo que el organismo se ha transformado en "un banco central moderno, capaz de gestionar cualquier reto". Pero Draghi también entrega a Lagarde un banco central dividido entre quienes han compartido las decisiones impulsadas por el italiano a favor de una política monetaria laxa, con tipos de interés negativos y compra de de deuda pública y privada, y quienes han defendido una mayor ortodoxia en el manejo de estas herramientas. Con todo, la cancillera Merkel saludó su voluntad de "preservar" la independencia del BCE que ha servidido de "protección cuanto no todo el mundo estaba de acuerdo con todo".
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