PROTESTAS TRAS LA SENTENCIA DEL 'PROCÉS'
Las movilizaciones logran sacudir la economía catalana
La huelga general convocada por el soberanismo ha conseguido sacudir este viernes la economía catalana. La gran capacidad de movilización del independentismo y su masiva presencia en las calles y demás arterias viarias han paralizado parte de la actividad económica del país. Con especial incidencia en los núcleos logísticos del extrarradio de Barcelona, así como en el comercio de los barrios más céntricos y un seguimiento masivo en las universidades, notable entre los funcionarios y los educadores del sector público y con pocas afectaciones en la industria.
El consumo energético, el indicador habitualmente utilizado para medir la dimensión de los paros, ha acabado revelando una menor incidencia que en grandes citas anteriores, como la huelga general del 3 de octubre del 2017, dos días después del referéndum del 1-O. Entonces el descenso en el gasto energético fue del 10,5% y este viernes la Generalitat lo acabó tasando en el 7,5%. La afectación ha sido mayor en la mañana que una vez avanzado el día, pues inicialmente el Departament de Treball cifró la bajada en el 10,1% respecto al gasto en un día normal. "Ha sido un éxito rotundo", ha valorado con esos primeros datos en la mano el secretario general de la Intersindical-CSC, Carles Sastre; uno de los dos sindicatos convocantes.
La Generalitat ha basado sus estimaciones en el ICAEN, entidad dependiente de la 'conselleria' de Empresa. Y es que la comparativa del impacto de los paros sobre la economía sale peor parado según los datos ofrecidos por Red Eléctrica de España (REE), el operador de la infraestructura. Según sus cifras, el descenso del gasto energético ha sido del 5,4% y en el 3-O del 10,5%. Y el bajo seguimiento de los paros de ayer en el sector industrial, uno de los puntos de consumo energético más exigentes, explica parcialmente esas cifras.
Fuertes en el sector público
El músculo sindical de las centrales convocantes, la Intersindical-CSC y la IAC, se encuentra principalmente en el sector público, tanto entre la administración de la Generalitat, como en la educación y sanidad pública. Allí el seguimiento ha sido notable, con el 42% de los docentes del sector público que secundaron los paros, el 35% de los funcionarios de la Generalitat y un más discreto 20% de los sanitarios de la pública.
En el resto de sectores la fuerza de la huelga ha ido desde la calle a los centros de trabajo y no al revés; organizada en los centros de trabajo y exteriorizada más allá. En fábricas como Seat, que ha anulado turnos en Martorell y Zona Franca y ha enviado a 7.600 trabajadores a casa, las líneas de producción se han parado por problemas en la logística, no por la acción sindical. "La gente ha sido capaz de organizarse más allá de las estructuras sindicales que surgieron de los consensos del 78", ha valorado uno de los portavoces de la IAC Marc Casanovas.
Y es que las centrales con representación mayoritaria en el conjunto de los trabajadores catalanes, CCOO y UGT, no han participado de las protestas. En la última huelga general que sí lo hicieron, la convocada el 14 de noviembre del 2012 contra la reforma laboral del PP, el consumo energético cayó el 18% en Catalunya, según datos de Red Eléctrica.
Y en las calles
Lo que no han impulsado las secciones sindicales lo ha suplido el soberanismo (la IAC no es un sindicato manifiestamente independentista) con su capacidad de movilización y la complicidad de algunas empresas. Arropado por la llegada de las cinco columnas de las 'Marxes per la Llibertat', la huelga ha conseguido paralizar la actividad de centros logísticos como Mercabarna y provocar que uno de cada dos comercios de la capital catalana cerrará, según cifras de la agrupación Barcelona Comerç. En algunos barrios, como Sant Antoni, Poble Sec o Sant Andreu, la afectación ha sido en torno al 90% y en los del Eixample el cierre ha sido generalizado a partir de la tarde. Algunos museos de la ciudad, como el MACBA, no abrieron por falta de personal y otros, como el MNAC, lo hicieron parcialmente.
La patronal de las pequeñas y medianas empresas Pimec cifró en el 39,8% el número de sus afiliados que decidieron ayer parar durante algún momento de la jornada, mientras que solo el 4,2% de los trabajadores secundaron los paros sin acuerdo con su compañía. La cadena de supermercados Bon Preu ha sido una de las empresas que decidieron dar el día libre (y pagado) a sus 8.000 empleados.
El tráfico de personas en los transportes públicos de Barcelona ha evidenciado los efectos de la huelga, pues el número de viajeros ha bajado el 50% en el metro, el 47,6% en los ferrocarriles y el 40% en los tranvías. Las líneas de buses han sufrido notables alteraciones debido a los cortes de calles. Y en el aeropuerto de El Prat, una de las infraestructuras más afectadas durante el primer día de movilizaciones tras la sentencia, las aerolíneas han cancelado de manera preventiva 57 vuelos, sin más incidencias no previstas; según Aena.
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