Empleo

El enfriamiento económico agudiza el declive de la industria catalana

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Gabriel Ubieto

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Los nombres escritos a rotulador de PrysmianTE ConnectivityMicroson (antigua Gaes) o Monpa marcan las batas blancas o los chalecos amarillos que lucen más de 200 trabajadores industriales a las puertas del Parlament de Catalunya este miércoles por la tarde. Estos han sido las últimas firmas en sumarse a la lista de compañías que han presentado un expediente de regulación de empleo (ERE) en el último año. De hecho, estos expedientes son tan recientes (juntos superan los 700 despidos) que todavía no alcanza a recogerlos la estadística oficial del Ministerio de Trabajo, que sí revela que hasta el mes de agosto el número de despedidos por un ERE, un total de 3.779, había aumentado el 59,4% respecto al mismo periodo de hace un año. 

La industria y sus trabajadores, en proporción con su peso en el conjunto de la economía, están siendo tanto en Catalunya como en el conjunto de España las primeras víctimas del enfriamiento global de la economía. Una afectación agravada por la especial vulnerabilidad a los conflictos e incertidumbres internacionales, como la guerra comercial o el ‘brexit’, y la falta de una estabilidad política (y presupuestos) que permita desplegar a las administraciones una estrategia industrial ambiciosa.    

A principios de semana Foment del Treball ya apuntó en su informe trimestral sobre el mercado laboral que los EREs, y especialmente los de la industria, encaraban un cambio de tendencia al alza. Una lectura en la que coincide Pimec. "Estamos en un momento de impás. Si las incertidumbres exteriores aumentan, esta tendencia se agravará y si se resuelven puede amortizarse", afirma uno de los miembros de la comisión laboral de la patronal de las pymes catalanas Ricard Sánchez

"Somos viables", han clamado más de 200 trabajadores frente a las puertas del Parlament, con el acompañamiento de petardos, silbidos y bocinas de rigor. La situación preocupa a los sindicatos, que se ven con un marco de relaciones laborales desfavorable. "La mayoría de los EREs declarados no son porque las empresas estén perdiendo dinero, sino que los realizan multinacionales que aprovechan el mayor margen que tienen con las leyes españolas para realizar ajustes que en las plantas de otros países, como Francia o Alemania no podrían hacer. Y eso antes de la reforma laboral del PP no era posible", declara el secretario general de industria de CCOO Catalunya, José Antonio Hernández

"Uno de los grandes perjuicios que nos ha dejado la reforma laboral es que antes, cuando podíamos autorizar o vetar un ERE, indirectamente podíamos hacer política industrial e instar a las empresas a invertir o formar trabajadores, en vez de despedirlos", declara el secretario general de la ‘conselleria’ de Treball, Josep Ginesta. A lo que añade una reflexión: "Sin esa necesidad de autorización, no será necesario que la economía empeore como lo hizo hace una década para generar una mayor destrucción de empleo". 

Una posición que no mantienen con la misma vehemencia desde todos los sectores del Govern, ya que el mismo día que el ‘conseller’ de Treball, Chakir El Homrani, se reunía con los comités de Prysmian y TE Connectivity y se ponía a su disposición, la portavoz del Govern, Meritxell Budó, de JxCat, calificó esos expedientes como un asunto entre particulares.

Sector a la baja desde hace décadas

La reciente sucesión de EREs ha caído sobre un sector en declive ininterrumpido desde hace más de dos décadas, tanto en Catalunya como en el conjunto de España y tanto a nivel de empleo como por lo que respecta a su aportación al PIB. Si en el año 2000 el sector industrial representaba el 18,7% de la economía española, este cerró el 2018 con una tasa del 16% del PIB, según un estudio presentado este pasado martes por los colegios oficiales de ingenieros industriales y economistas.

Y la decadencia en el empleo es todavía más acuciante. En Catalunya la industria ocupaba en septiembre del 1999 al 27,3% de los trabajadores y dos décadas después, en septiembre del 2019, dicho porcentaje era del 16%. "El problema no es tanto que la industria pierda peso, algo extendido en mayor o menor grado en todas las economías occidentales. El problema está en el tipo de servicios que la sustituyen. Y los que ha generado la economía española son de poco valor añadido", afirma el economista de la Universitat de Barcelona Joan Antoni Alujas.