Día mundial por el trabajo decente

La precariedad laboral sigue teniendo rostro de mujer

Sindicatos y organizaciones internacionales reivindican en el día mundial por el trabajo decente un mayor reconocimiento, condiciones y protección para las profesionales dedicadas al cuidado de las personas

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Gabriel Ubieto

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En España uno de cada diez trabajadores, concretamente el 13%, vive en bajo el umbral de la pobreza pese a tener  un empleo y ganar un sueldo. Con estos registros, España se erige como el tercer país de la Unión Europea (UE), por detrás de Rumanía Grecia, con mayor porcentaje de pobreza laboral. Así lo constatan los datos recopilados por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y puestos encima de la mesa este lunes por su director en España, Joaquín Nieto. Y esa realidad afecta con mayor intensidad a las mujeres, marcadas sus jornadas por salarios más bajos, mayor inestabilidad y más parcialidad no buscada, tal como han recordado CCOO UGT en el día mundial por un trabajo decente.

Este año las organizaciones sindicales y sociales han dedicado esta efeméride a reivindicar unas mejores condiciones laborales para las profesiones dedicadas al cuidado de las personas, donde las mujeres son las protagonistas más habituales. La falta de inversión pública, la ausencia de un reconocimiento laboral de estas tareas y la histórica feminización de las mismas son algunas de las causas explicativas en las que coinciden sindicatos y economistas.

 “España ocupa el puesto número 13 de la Unión en gasto total en protección social y en el gasto en edad avanzada y el número  15 en gasto por familia e hijos. El empleo en ambas actividades constituye el 4,73% del total de empleos de la UE, pero en España baja al 2,7%”, ha resaltado la vicesecretaria general de UGT, Cristina Antoñanzas. Una línea en la que ha insistido el secretario general de CCOO, Unai Sordo. "Los cuidados siguen estando feminizados y es necesario que se encarguen los servicios públicos para que las mujeres puedan estar en pie de igualdad con los hombres", ha afirmado.

La digitalización, una falsa oportunidad

La irrupción de las nuevas tecnologías ha sido vista desde ciertos sectores como una oportunidad para reducir las desigualdades de género a la hora de asumir los cuidados y otras tareas históricamente asumidas por las mujeres. No lo ve así la investigadora del Instituto de Innovación Social de ESADE Liliana Arroyo. "Las plataformas no están revertiendo esa brecha y en algunos casos la están precarizando más", afirma.

Arroyo insiste en que las nuevas tecnologías lo que han provocado es la aceleración de procesos que antes se producían mediante métodos tan antiguos como el boca-oreja. Con plataformas como ClintuCleanzy MyPoppins un cliente puede contratar los servicios de limpieza de un profesional en cuestión de horas. Pero que las relaciones de poder entre empleador y empleado son las mismas e incluso pueden ir a más, debido al mayor poder adquisitivo que están adquiriendo recientemente los profesionales vinculados a sectores al alza, como la ciberseguridad, la analítica de datos o la programación. "El cuidado de las personas es un sector que cada vez empleará a más gente y es urgente dignificarlo y dotarlo de mayor formación, mayor protección y mayor reconocimiento", considera.

Precariedad generalizada

La federación catalana de UGT ha aprovechado el día mundial por un trabajo decente para presentar su campaña "Visibilitzem el precariat", ya que, según el informe presentado este lunes, cuatro de cada diez catalanes trabajan en condiciones precarias. Su cálculo se basa en que el 36,3% de la población ocupada, vive con salarios el 29% inferiores a la mediana. Y entre estos destacan los sectores de hostelería, educación o los trabajadores del pequeño comercio.

La OIT define el trabajo precario como "un medio utilizado por los empleadores para trasladar los riesgos y las responsabilidades a los trabajadores", lo que se traduce en contratos inestables o parcialidad involuntaria. En términos de temporalidad, España es el país de la UE con mayor peso de eventuales, lo que atañe a uno de cada cuatro ocupados. Y, en cuestión de parcialidad, UGT recuerda en su informe que el 61,2% del trabajo a tiempo parcial que se realiza en España es involuntario, mientras que en Europa la media está en el 32,5%. 

"En países como Holanda Dinamarca existen altos niveles de parcialidad, pero deseada, para compaginar la vida laboral con una mejor conciliación", explica el economista de la Universitat de Barcelona Joan Antoni Alujas. Un concepto que se conoce como "flexiseguridad", es decir, que aquellos que no disponen de un contrato indefinido a jornada completa tienen los mismos derechos y protección que el resto de trabajadores. "Las jornadas de ocho horas cada vez van a ser menos frecuentes y habrá que repartirlas, sino podemos encontrarnos con crecientes bolsas de todavía más precariedad", reflexiona Alujas.