Precariedad laboral

Emprender como vía de escape

'Acción contra el hambre' ayuda a jóvenes menores de 30 años que no estudian ni trabajan a buscar una salida laboral

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Sara Ledo

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En España, más de medio millón de jóvenes menores de 30 años no tiene trabajo. Los que sí lo tienen, se quejan de precariedad: bajos salarios, escasa oportunidad de desarrollo y poca flexibilidad. Un hecho que se junta a la motivación de los jóvenes de hoy por promover una transformación social con su entorno. Esa es la radiografía del mercado que hace Acción contra el Hambre, oenegé que promueve el desarrollo personal y profesional de los jóvenes que se ven abocados a emprender como vía de escape a la precariedad laboral.

La iniciativa se llama Generación IN y está destinada a jóvenes de hasta 30 años que ni estudien ni trabajen y estén inscritos en el programa de Garantía Juvenil. El objetivo es promover su inclusión sociolaboral y, desde su puesta en funcionamiento (en junio), Acción contra el Hambre presume de que ya cuentan con 150 personas inscritas y un 20% de éxito (el 10% de los participantes encuentran empleo de forma ajena y el 10% restante saca adelante su propio proyecto).

¿Cómo funciona? Una vez inscritos, los jóvenes son llamados a participar en sesiones grupales en las que se enseñan competencias emprendedoras como saber dominar la autoconfianza, aprender a tomar decisiones o desarrollar clientes, así como en un apartado más técnico se les ayuda a saber poner en marcha un negocio, con nociones sobre cómo diseñar un plan de negocio o acceder a la financiación.

También, se realizan asesoramientos individuales, como en el caso de que el participante necesite financiación para su plan de negocio. En ese caso, la oenegé cuenta con ayudas para el autoempleo de hast 2.200 euros y convenios con diversas entidades financieras que facilitan microcréditos de hasta 25.000 euros. Además, 'Acción contra el Hambre' hace un seguimiento del proyecto una vez puesto en marcha. 

'No tenía claro cómo crear un negocio'

De librería 'de toda la vida' a centro educacional 

Juanjo Pallarés tiene 27 años y después de dejar a medias la carrera de Historia, su padre pasó por delante de la librería "de toda la vida" de su pueblo (Totana, Murcia) y vio el cartel de 'se traspasa'. No lo dudo. Puso el engranaje en marcha para hacerse con un trabajo en el que nunca había pensado y en el que ahora se ve "toda la vida".

'Mi futuro depende de mis manos'

María Porras tiene tan solo 21 años y todavía no ha terminado los estudios que empezó, trabajo social. Pero tiene muy claro que la salida al mercado laboral actual pasa por emprender. "Mi futuro depende de mis manos porque aunque quiera trabajar por cuenta ajena no voy a conseguir lo mismo", explica María Porras que se queja de que los trabajos actuales no dan opciones de desarrollo profesional ni tampoco el salario suficiente como para independizarse. 

Reconectar con uno mismo y con la naturaleza

Andrea Luengo, de 29 años, pasó por un desarrollo diferente. En su caso no fue tanto la precariedad laboral como un cambio de ‘chip’. Esta joven se fue a vivir a la sierra de Madrid, después de toda una vida en la ciudad, y se dio cuenta de la “desconexión” que se vive en los centros urbanos. “Yo siempre había tenido la idea de emprender, pero entonces me di cuenta de que tenía que crear un lugar en el que poner de manifiesto la importancia de la naturaleza para los seres humanos”, cuenta.

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