INVESTIGACIÓN

Anticorrupción pide imputar a Fridman, dueño de Dia, por la quiebra de Zed

La fiscalía acusa al magnate ruso de provocar la insolvencia de la empresa española para comprarla después a "un precio irrisorio"

El empresario ruso Mikhail Fridman en febrero del 2018.

El empresario ruso Mikhail Fridman en febrero del 2018. / periodico

Vanesa Lozano / Luis Rendueles

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Es el séptimo hombre más rico de Rusia y el 79 del mundo, con una fortuna valorada en 15,5 millones de dólares, según la revista Forbes. Ahora, la Fiscalía Anticorrupción sitúa al magnate Mikhail Fridman, propietario de la cadena de supermercados Dia, en la cúspide de un entramado criminal destinado al “asalto” de empresas para llevarlas a pique y “apoderarse de ellas ilegalmente”.

Según ha podido saber EL PERIÓDICO, en un escrito enviado al juzgado el pasado jueves 1 de agosto, el fiscal José Grinda pide que Fridman declare como investigado por llevar a cabo acciones delictivas para hacerse con la multinacional española Zed Worldwide SA, una compañía de tecnología y servicios digitales creada por Javier Pérez Dolset que está siendo investigada por la Audiencia Nacional por una presunta trama de fraude de subvenciones públicas.

En concreto, Anticorrupción atribuye cuatro delitos al empresario: maquinación para alterar el precio de las cosas, corrupción en los negocios, administración desleal insolvencia punible: “De las diligencias practicadas se concluye que Fridman tiene el control de los acontecimientos que derivaron en la insolvencia de Zed”, que en el 2016 se declaró en concurso de acreedores.

Según el escrito del fiscal, el inversor multimillonario “se aseguró una posición dominante respecto del conglomerado empresarial vinculado al grupo Zed, siendo uno de los principales acreedores de la compañía” y luego llevó a cabo “actuaciones de distinta intensidad” con el fin de conseguir “su bloqueo institucional y económico (insolvencia)” para adquirirla a un “precio irrisorio muy inferior al de mercado”.

Fridman, conocido en su entorno como ‘Misha’, contó para ello, según la fiscalía, con socios rusos que también están siendo investigados. Las conversaciones telefónicas intervenidas por los investigadores apuntan “al poder” y la influencia del empresario sobre otros directivos, que en sus mensajes se refieren a Fridman como “el gran hombre”.

Anticorrupción sospecha que la compañía española, o más concretamente uno de los grupos del que Zed era accionista, pudo destinarse a pagar dinero a familiares del gobierno de Putin. El escrito aportado al juzgado recoge una reunión, el 8 de febrero de 2013, entre uno de los hombres de Fridman y el hijo del entonces ministro del Interior ruso, Vladimirovich Kolokoltsev para hablar sobre una “compañía en la que este último tenía intereses económicos”.

No es la primera vez que se sitúa a Fridman como un empresario cercano a Vladímir Putin y su gobierno. Un informe elaborado por los servicios secretos británicos ya apuntaba a la “estrecha relación” entre el magnate y el presidente ruso e incluso lo calificó de “máximo asesor en política exterior”, sobre todo con información centrada en Estados Unidos.

El dossier  también afirma que Fridman y Putin habrían mantenido relación a través de un intermediario clave, Olego Vogorun, jefe de la oficina de la Administración Presidencial y también ex directivo de Alfa Group. El escrito le señala como el “conductor”, y el “transportador” usado por Fridman y sus socios para “entregar grandes cantidades de dinero ilícito al actual presidente de Rusia cuando era el hombre de confianza del alcalde de San Petersburgo, algo que Moscú ha negado tajantemente.

El nombre de Fridman también aparece en los informes de los servicios secretos vinculado a la sospecha de la injerencia de Rusia en las últimas elecciones presidenciales de EEUU, en noviembre de 2016, que otorgaron la vitoria a Donald Trump. Varios medios de comunicación estadounidenses apuntan a que el magnate, a través de Alfa Group, fue uno de los colaboradores necesarios en el supuesto hackeo de los correos electrónicos de la candidata demócrata Hillary Clinton, inculpación que Fridman desmintió en un comunicado.