Entrevista

Camil Ros: "El primero que decida gobernar triunfará por muchos años"

El secretario de UGT en Catalunya afirma que la derogación de la reforma laboral debe ser un compromiso de Gobierno, asuma quien asuma el Ministerio de Trabajo

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Agustí Sala / Gabriel Ubieto

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El secretario general de UGT en Catalunya, Camil Ros i Duran (Vallromanes, Vallès Oriental; 1972), se marcha de vacaciones, al igual que millones de españoles, con las imágenes todavía en la retina de la negociación fallida y retransmitida desde la tribuna de oradores del Congreso del que podría haber sido el primer Gobierno de coalición en España.

-¿Por qué en España no hay hoy un Gobierno de izquierdas?

-El espectáculo que vivimos debe llevar a PSOE y Unidas Podemos al rincón de pensar, ya que existen coincidencias en muchas políticas y la aritmética que las debe hacer políticas. Hace años la política la controlaban los aparatos de los partidos y ahora los estrategas de lacomunicación. Las negociaciones se hacen en reuniones discretas y reposadas. Que reflexionen durante el agosto y se pongan de acuerdo de una vez en septiembre.

-Tras lo visto, ¿solucionaría algo una repetición electoral?

-Sería impresentable. Se tienen que poner de acuerdo sí o sí, porque al final es lo que ha votado la gente. ¿Elecciones para qué? ¿Para que salga lo mismo? Es arriesgado cederle esa oportunidad a la derecha. No sé quién de los dos ha perdido más con este espectáculo, lo que sí sé es que los dos han perdido mucho.

-¿El acuerdo no ha sido posible por qué los proyectos puede que no sean tan coincidentes?

-Puede que hayan algunas diferencias, pero en la mayoría de temas están de acuerdo. Y en los que no coinciden las diferencias no son insalvables. Como tampoco veo que sean insalvables las diferencias a la hora de componer el Gobierno.

-El Ministerio de Trabajo ha sido protagonista en estas negociaciones. ¿El PSOE recela de ceder esta cartera a Unidas Podemos por si ello genera hostilidad en la CEOE?

-La voluntad de derogar la reforma laboral y abrir una nueva legislación la han manifestado los dos partidos. Dentro del conflicto que se ha visibilizado no sabemos si ha sido una cuestión de carteras u otra cosa. En la anterior legislatura llegamos a acuerdos con la ministra de Trabajo [Magdalena Valerio] y luego el Gobierno del PSOE no lo hizo suyo en conjunto. La derogación de la reforma laboral, asuma quién asuma el Ministerio de Trabajo, debe ser un compromiso de Gobierno.

-Una de las medidas que sí se aprobaron en la pasada legislatura es el registro de jornada, ¿cómo se está implementando en Catalunya?

-La situación podremos empezar a valorarla cuando la Inspección de Trabajo empiece a trabajar de verdad, porque parece que han decidido darles a las empresas unos meses de margen. Al final yo creo que con el registro de jornada pasará como con el salario mínimo: la patronal decía que sí subía sería el fin del mundo y luego no ha pasado nada. La mayoría de empresas está aplicando el control horario y el análisis que debemos hacer es cómo esta herramienta contribuye a reducir bolsas de fraude en base a muchas horas extras gratuitas. Y ello va desde la hostelería hasta la banca.

-¿Será útil este mecanismo sin un refuerzo de la plantilla de inspectores de Trabajo, teniendo en cuenta los bajos ratios que hay en España?

-Desde hace muchos años que venimos denunciando que aquí tenemos tres veces menos inspectores que en la media de países de la Unión Europea. Y en nuestro mercado de trabajo muchas empresas, si no se sienten vigiladas, incumplen la normativa. Existe una sensación de impunidad porque faltan medios y eso se soluciona con convocatorias públicas.

-Con Foment del Treball y Pimec aquí no han conseguido cerrar un acuerdo de mínimos…

-Es el ejemplo de que las patronales se lo tienen que hacer mirar. Ya cansan un poco las buenas palabras en los discursos que luego nunca se plasma en textos, o cuando se plasma no sostienen lo mismo en las mesas de negociación. Sobre el registro horario no han sido capaces de pactar unos criterios generales. Pasa lo mismo con los acuerdos colectivos a nivel estatal. Nos está costando mucho en algunos sectores llegar a esos 1.000 euros mensuales por convenio que pactamos el verano pasado.

-Hablando de salarios, ¿cómo ve la propuesta del Govern de un salario mínimo profesional catalán?

-Los salarios deben estar adaptados a la realidad y sería bueno poder pactar una fórmula de este tipo con las patronales a nivel catalán. Nosotros creemos que ese salario mínimo debería ser, como marca la Carta Social Europea, el 60% del salario medio. [Según últimos datos disponibles del INE, del 2017, ello equivaldría a 1.080 euros]. Habría que ver que encaje le damos, ya que existen claras deficiencias competenciales. Aunque la declaración de intenciones más sincera del Govern sería introducir ese salario mínimo como condición indispensable en toda contratación pública.

-En Madrid sin Gobierno y en Barcelona bajo la sombre de elecciones, ¿vivimos un momento de parálisis institucional?

-Nos estamos acostumbrando a vivir sin presupuestos o con presupuestos prorrogados y eso es de un déficit democrático y social muy preocupante. Y al final acaba siendo por otras dinámicas políticas, que no propiamente las de pactar unos presupuestos. Los proyectos del Gobierno y el Govern que finalmente no se aprobaron, en otro contexto estarían pactados. Es otra herramienta de desgaste y que, a su vez, permite a los gobiernos vivir sin hacer política. Entre tanto conflicto y visceralidad, la gente está ya cansada. El primero que decida gobernar triunfará para muchos años.

-No se sabe aún la fecha de la sentencia, pero ya hay preparativos y movimientos para buscar respuestas.  ¿Cómo encaran ustedes el escenario político que abrirá la sentencia del ‘procés’?

-Hemos de gestionar la respuesta a la sentencia totalmente al revés de como se está gestionando la investidura de Pedro Sánchez. No se puede hacer un debate serio a partir de medios de comunicación y tuis. Los buenos consensos se trabajan y luego se hacen públicos. La sentencia puede marcar más el momento político en Catalunya más que la investidura [de Pedro Sánchez] o unas hipotéticas elecciones anticipadas [a la Generalitat]. Y podemos hacer de ella un elemento para seguir construyendo puentes.