Los hermanos Font ponen fin a la batalla judicial por Bon Preu

El presidente de la cadena, Joan Font, llega a un preacuerdo para hacerse con el 100% de la propiedad al comprar el 50% a su hermano Josep

Joan Font, presidente de Bon Preu.

Joan Font, presidente de Bon Preu.

Eduardo López Alonso

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El presidente de Bon Preu, Joan Font, ha alcanzado un preacuerdo con  su hermano Josep Font para hacerse con el 100% de la cadena de supermercados. A finales de este mes se prevé la firma de la compra del 50% de las acciones del grupo a su hermano Josep a cambio de activos familiares y dinero en efectivo. Se pone de esta manera punto final a una batalla judicial que situaba en el centro del problema la valoración de la cadena de supermercados, con fuerte crecimiento en los últimos años en Catalunya. 

El diario 'La Vanguardia' ha adelantado el cierre de la operación, que finalmente se ha concretado en un preacuerdo. El precio a pagar por el 50% de Bon Preu sería de más de 300 millones de euros, según las primeras estimaciones: "Más cerca de los 300 millones que de los 350", aseguraron fuentes próximas a la negociación. Otras fuentes cercanas a Espai Inversions, patrimonial de Josep Font, advirtieron de que "Joan no tiene todavía el 100% de las acciones", ya que quedan todavía algunos flecos para el acuerdo definitivo. El traspaso accionarial se haría a final de mes o principios de agosto y aseguran que "en cualquier caso será un acuerdo satisfactorio para ambas partes y para el bien de la compañía". 

En fuentes de la cadena aseguraron que el preacuerdo no comporta el cierre de ninguno de los puntos de venta de la cadena y se concreta en que Ballo Inversions, controlada por Joan Font, ha adquirido el 50% de las acciones de Bon Preu a Espai d'Inversions, controlada por Josep Font. En un comunicado, el grupo asegura que la reordenación accionarial "asegura la continuidad del Grupo Bon Preu en su integridad, en su estrategia de crecimiento, de generación de riqueza y de puestos de trabajo en la que se encuentran inmersos desde sus inicios".

Bon Preu es el primer grupo de distribución de capital catalán y logró en el 2018 una facturación de 1.347 millones de euros, el 12,4 % más que en el 2017. Actualmente, el grupo tiene una plantilla de 7.327 personas y tiene 131 supermercados Bon Preu, 54 hipermercados Esclat y 49 gasolineras EsclatOil. 

Una dura batalla legal

A mediados del 2017, Josep Font ejerció su derecho de separación para que el hermano le comprara su 50%, pero no estaban de acuerdo en el precio de la cadena. Los activos inmobiliarios estaban en el centro del conflicto. En junio del 2018 Joan Font depositó ante notario dos lotes de activos familiares en los que el despacho de abogados Gómez Acebo & Pombo dividió el grupo a petición suya, y trató de que su hermano escogiera uno, algo que Josep Font declinó. Josep Font pidió al juzgado mercantil 8 de Barcelona que adoptara medidas cautelares y ordenara a su hermano el freno de la división del grupo Bon Preu, algo que la juez no aceptó y provocó un recurso de Josep Font ante la Audiencia Provincial de Barcelona.

En la sesión del juicio en octubre del 2018, el demandante, Josep Font, le reclamó a su hermano el pago de 530 millones de euros, o de manera subsidiaria, en base a otro cálculo, 497 millones, por sus acciones, mientras que Joan Font consideraba exageradas esas cifras y proponía la división de la compañía en lotes de activos y dividirlos. 

Crecimiento

Los hermanos Font están separados de forma efectiva desde el 31 de julio del 2017. Hasta cuatro auditores llegaron a valorar la compañía de manera dispar, con diferencias de más del 25% en sus peritajes. En la última ronda de valoración, la auditora Grant Thornton estableció que Bon Preu valía 1.100 millones de euros y KPMG unos 600 millones. 

El Grupo Bon Preu cerró el 2017 con una facturación de 1.199 millones de euros, el 11,4 % más que el año anterior, en un ejercicio en el que creó más de 600 puestos de trabajo por la apertura de nuevos establecimientos, en una política más centrada en las aperturas que en la mejora de la rentabilidad de los puntos de venta. Ese crecimiento se agudizó en el 2018 y se cumplieron los objetivos de facturación y de la expansión de la cadena, contradiciendo a los que temían que la crisis familiar llegase finalmente a abocar a un concurso de acreedores a la compañía.