Cuentas Financieras

La riqueza financiera de las familias cae por primera vez en seis años

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Rosa María Sánchez

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La riqueza financiera bruta de las familias cayó en el 2018 por primera vez después de seis años de continuas mejoras. En concreto, según datos del Banco de España, la riqueza  de los hogares en forma de depósitos, acciones y participaciones y fondos de inversión retrocedió el 1,6% en el 2018, hasta situarse en el 293% de su renta bruta disponible (el triple de la RBD), revirtiendo la tendencia iniciada a partir del 2012. 

Ello fue así por el descenso del precio de los activos financieros durante el ejercicio, cuyo reflejo más claro se encontró en la caída de las cotizaciones en la bolsa. Los depósitos, por su parte, siguieron aumentando.

La riqueza financiera de las familias no solo cayó en el 2018 en términos brutos. También retrocedió en términos netos, pues la reducción del endeudamiento de las familias no fue capaz de compensar el efecto de la caída de las cotizaciones bursátiles.

Ello provocó la primera caída de la riqueza financiera neta de los hogares en los ultimos ocho años, desde el 2010. En particular, esta retrocedióel 3% y se situó en el 187% de la renta bruta disponible (RBD), casi 12 puntos por debajo de la registrada en el 2017.

Afortunadamente, la revalorización de los activos inmobiliarios en el 2018 pudo compensar con creces el retroceso de los financieros de modo que la riqueza neta total de las familias españolas siguió incrementándose en el 2018, según los datos del Banco de España. Además, los primeros meses del 2019 está permitiendo la recuperación de la renta variable.

Crece el crédito

Todos estos datos aparecen analizados en en el informe "Evolución de los flujos y los balances financieros de los hogares y las empres no financieras en 2018"  publicado este martes por el Banco de España.

El informe también analiza otros hitos que sucedieron en las cuentas de las familias en el 2018.

Así, por primera vez desde el 2011, los hogares recibieron el año pasado más dinero en créditos de las entidades que las cantidades que amortizaron para reducir o liquidar préstamos antiguos. De este modo, la financiación bancaria neta a las familias aumentó en el 2018 por primera vez después de siete años de estrechamiento, impulsado, sobre todo, por el crecimiento de los créditos destinados al consumo y otro fines.

En particular, según el análisis que hace el Banco de España de las Cuentas Financieras de la Economía Española (con datos del 28 de mayo) en el informe publicado este martes, la financiación bancaria neta de las familias aumentó en el equivalente al 0,2% de la renta bruta disponible (RBD) de los hogares. 

Este aumento de la financiación bancaria neta en el 2018 fue compatible, sin embargo, con una nueva reducción de la deuda de los hogares con las entidades financieras, que cerró el año en el 96% de su renta disponible, tres puntos por debajo del dato del 2017, según los datos del Banco de España. Como en los dos ejercicios anteriores, cayeron los préstamos para adquisición de vivienda (algo más de 3 puntos) , mientras que los destinados al consumo y otros fines aumentaron ligeramente (0,2 puntos). 

En relación al producto interior bruto, la deuda bancaria de las familias bajó al 59% del PIB.

Menos ahorro

En el 2018 también pasó que  la tasa de ahorro de las familias, continuó  cayendo, hasta marcar un nuevo mínimo histórico. En concreto, se situó en el 4,9% de la renta bruta disponible (RBD) de los hogares, seis décimas por debajo del dato del 2017 y un punto porcentual por debajo de la tasa de ahorro del 2007, cuando se marcó el mínimo histórico de la anterior fase expansiva.

Las empresas

Por lo que respecta a las empresas, a pesar de que el flujo del total de la financiación ajena captada en términos consolidados fue positivo durante 2018, su ratio de endeudamiento cayó hasta el 75 % del PIB a finales del ejercicio (43 puntos por debajo del nivel máximo de 2010).

El valor de mercado de las acciones y participaciones de las empresas descendió un 4,1 % en 2018. Esta caída, la primera que se observa desde 2008, fue consecuencia de una moderada captación de fondos y, especialmente, de la depreciación de estos pasivos, derivada, en gran medida, del descenso de los índices bursátiles que tuvo lugar a finales de 2018 (este descenso, no obstante, se ha revertido en los primeros meses de 2019).