política monetaria

El BCE retrasa la subida de tipos al menos hasta la primera mitad del 2020

ECB President Draghi waits to address the EU Parliament's Economic and Monetary Affairs Committee in Brussels

ECB President Draghi waits to address the EU Parliament's Economic and Monetary Affairs Committee in Brussels / FLR/LIM/SN/JG/KB

P. Allendesalazar

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La larga sombra de la guerra comercial iniciada por Estados Unidos cada vez oscurece más las perspectivas de la economía del euro y el Banco Central Europeo (BCE) no ha permanecido impasible ante ello. La autoridad monetaria ha sorprendido este jueves al mercado al volver a retrasar la primera subida de tipos de interés desde el 2011, que ahora no se producirá "al menos hasta el primer semestre de 2020". Hace un año aseguró que no tendría lugar "hasta al menos durante el verano del 2019" ante el deterioro de la situación económica y el pasado marzo lo retrasó "al menos hasta el final de 2019". Además, la institución ha dejado abierta por primera vez la posibilidad de cobrar más a los bancos por guardarles el dinero, de reiniciar el programa de compra de deuda pública y empresarial que finalizó en diciembre después de casi cuatro años, y de retrasar aún más el primer encarecimiento del dinero desde la Gran Recesión.

La razón para todo ello es que la economía europea está inmersa en una "niebla de creciente y prolongada incertidumbre" debido a la pugna arancelaria entre Estados Unidos y China, pero también a la falta de acuerdo para el 'brexit' y las "vulnerabilidades" de algunos mercados emergentes relevantes, según ha argumentado su presidente, Mario Draghi. Detrás del creciente proteccionismo global, ha explicado, los mercados no ven solo el posible efecto en la economía y el comercio mundial, sino la "puesta en cuestión del orden multilateral" implantado tras la II Guerra Mundial. "Espero que no sea así, pero desde nuestro lado debemos tomar esa lectura (de la situación) seriamente y estar preparados", ha sostenido.

Determinado a actuar

Significativamente, el consejo de gobierno de la autoridad monetaria ha asegurado que está "determinado a actuar en caso de que se produzcan contingencias adversas". Unas posibles medidas, ha advertido a los Gobiernos, que deberían ser complementadas con políticas fiscales. La frase ha recordado al famoso "el BCE está preparado para hacer lo que sea necesario para preservar el euro" con que Draghi salvó la moneda única en el 2012, en plena crisis de la deuda pública, pero el banquero central ha asegurado que la situación actual no tiene "nada que ver" con la de entonces. Las posibilidades de recesión, ha mantenido, son muy bajas y las de deflación (caída general y prolongada de los precios), inexistentes.

Pese a ello, los riesgos para la eurozona han ganado "importancia y proyección". Aunque el retraso en la subida de tipos ha sido aprobada por unanimidad, Draghi ha desvelado que varios miembros del consejo de gobierno (formado por los seis máximos ejecutivos del BCE y los gobernadores de los 19 bancos centrales nacionales del euro) han planteado reducir aún más la facilidad de depósito (el dinero que cobra a los bancos por guardarles el dinero, actualmente en el -0,4%), reiniciar la compra de deuda y atrasar aún más la subida de tipos. "Es una reflexión que ha empezado en este encuentro, no hemos discutido qué circunstancias activarían cada instrumento", ha asegurado.

Malo para los bancos

Con todo, el mercado esperaba que el BCE dejase la puerta abierta a bajar los tipos, después de que los bancos centrales de Australia e India los hayan recortado esta semana y la Reserva Federal estadounidense se haya abierto a hacer lo propio para combatir los efectos de la guerra comercial del presidente Trump. La institución europea ha decidido mantenerlos sin cambios, ni al alza ni a la baja, por lo menos hasta la primera mitad del año que viene, y lo que ha querido es lanzar el mensaje de que está "preparada" para actuar si la situación empeora. "Distintas jurisdicciones, distintas situaciones económicas", ha justificado su presidente.

Para los bancos el retraso de la subida de tipos y la posible bajada de la facilidad de depósito supone un nuevo jarro de agua fría, como demuestra las fuertes caídas que están sufriendo en bolsa, ya que en marzo el banco central alentó la posibilidad de cobrarles menos por los depósitos. Por ello, Draghi ha apuntado que se ha producido una "larga discusión" al respecto en el consejo de gobierno y ha asegurado que si adoptan nuevas iniciativas, se estudiarán también "medidas mitigadoras" sobre la rentabilidad de las entidades financieras para evitar que reduzcan el crédito.

También ha admitido que la tercera ronda de inyección masiva de liquidez barata a los bancos condicionada a que estos la destinen a dar crédito a empresas y familias ('TLTRO', por sus siglas en inglés) es "ligeramente desincentivadora" frente a las rondas anteriores. El tipo será el interés oficial vigente en cada momento (ahora en el 0%) más 0,1 puntos, pero según el nivel de préstamos que concedan los bancos podrá bajar hasta el de la facilidad de depósito (actualmente en el -0,4%) más 0,1 puntos.

Mayor crecimiento en el 2019, menor en el 2020 y el 2021

Pese a los crecientes riesgos e incertidumbres que afectan a la economía del euro, el Banco Central Europeo (BCE) ha elevado este jueves su previsión de crecimiento para este año de los 19 países de la moneda común al 1,2%, después de aplicarle un fuerte recorte en marzo hasta el 1,1% desde el 1,7% que auguraba en diciembre. La mejora se debe a que el PIB se expandió el 0,4% en el primer trimestre, el doble que en el cuarto trimestre del 2018 y más de lo que se esperaba. Sin embargo, los datos adelantados apuntan a un debilitamiento de la actividad en el segundo y tercer trimestre debido sobre todo a la industria, según ha revelado su presidente, Mario Draghi. De hecho, los economistas de la autoridad monetaria han revisado a la baja sus estimaciones de crecimiento para los dos próximos ejercicios: del 1,6% al 1,4% la del 2020 y del 1,5% al 1,4% la del 2021. En cuanto a la inflación, la autoridad monetaria ha elevado su previsión para este ejercicio del 1,2% al 1,3%, después de revisarla a la baja en marzo desde el 1,6% de diciembre. Para el próximo la ha recortado una décima, hasta el 1,4%, mientras que la del año siguiente la ha mantenido en el 1,6%. Los precios bajaron en mayo del 1,7% al 1,2% y la inflación subyacente, excluidos los componentes más volátiles, se situó en el 0,8%, en todos los casos muy lejos del objetivo y mandato del BCE de que esté próxima pero cercana al 2%. El banco central prevé que baje en los próximos meses y vuelva a subir hacia finales de año.