guerra comercial

Las tecnológicas de EEUU avivan la tensión con China al romper con Huawei

Huawei demanda a EE.UU

Huawei demanda a EE.UU / periodico

Ricardo Mir de Francia

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La guerra comercial entre Estados Unidos y China, el ámbito escogido por Washington para impedir que Pekín le arrebate pronto el estatus de primera potencia mundial, ha entrado en una nueva fase. Plegándose a la directiva firmada por el presidente Donald Trump, las compañías tecnológicas estadounidenses han restringido sus lazos comerciales con el gigante chino Huawei, el segundo fabricante mundial de teléfonos móviles. Google ha sido la primera en suspender los intercambios tecnológicos con Huawei, una medida que tendrá repercusiones mayúsculas, dado que el buque insignia de Alphabet fabrica el sistema operativo Android utilizado por Huawei. Su decisión ha ido acompañada por otras similares a cargo de IntelQualcommXilinx o Broadcom, fabricantes de microchips, procesadores o semiconductores. 

El boicot estadounidense tendrá consecuencias inmediatas para la telefónica china, pero también para sus millones de clientes y un sector que se prepara que ultima los preparativos para dar el salto a la tecnología 5G, la próxima generación de redes en materia de conectividad móvil. “Estamos cumpliendo con la orden y analizando sus implicaciones”, ha dicho Google tras desvelarse la suspensión parcial de sus relaciones comerciales con Huawei. A partir de ahora la compañía china solo podrá utilizar el software libre de Android y no tendrá derecho a las aplicaciones y servicios propiedad de Google, según ‘The Wall Street Journal’. Los teléfonos de Huawei que ya tenían instalado el Android no se verán en principio afectados, aunque según las fuentes del diario económico podrían perder las funciones de algunas aplicaciones. 

El golpe a la cadena de suministro del sector tecnológico no ha tardado en reflejarse en los mercados. Antes del cierre de las bolsas, Google perdía un 2% de su valor. En el caso de Qualcomm y Broadcom, las perdidas superaban el 4%. “Huawei es muy dependiente de los productos semiconductores estadounidenses y quedará seriamente tullida sin ellos”, le ha dicho a 'Bloomberg' el analista Ryan Koontz. “Es posible incluso que China tenga que retrasar la construcción de la red 5G hasta que la prohibición se levante, lo que tendrá impacto en muchos suministradores globales de componentes”. 

Amenaza para la seguridad

El veto estadounidense responde a la directiva firmada la semana pasada por Trump, que prohibió a las compañías tecnológicas de su país instalar componentes fabricados en el extranjero que puedan suponer una amenaza para la seguridad nacional. La orden no hacía ninguna mención a Huawei, a la que Washington lleva años acusando de ser una suerte de compañía pantalla del Gobierno chino para espiar a empresas e instituciones estadounidenses, lo que se ha traducido en diversas directivas que le impiden operar con normalidad en el mercado norteamericano. Tanto Pekín como Huawei niegan las acusaciones. 

Horas después de la orden de Trump, el Departamento de Comercio incluyó a Huawei y sus filiales en una lista negra de compañías que supuestamente representan un riesgo para la seguridad nacional. Esa designación prohíbe explícitamente las compañías estadounidenses venderle tecnología a Huawei a menos que el Gobierno lo autorice. En paralelo a las decisiones adoptadas en Washington, la Administración Trump lleva varios meses presionando a sus aliados occidentales para que impidan a las tecnológicas chinas participar en la instalación del sistema 5G, que promete revolucionar la conectividad mundial. 

Guerra arancelaria

Las acciones estadounidenses se enmarcan en la guerra arancelaria impulsada por la Casa Blanca para tratar de renegociar la relación comercial que mantiene con China. Washington ya impuesto gravámenes del 25% en la mitad de los productos que importa desde China y ha empezado los trámites para tasar el resto con el mismo arancel. Las negociaciones estaban aparentemente bastante avanzadas hasta hace dos semanas, cuando Trump acusó a Pekín de renegar de sus compromisos y endureció su postura con la entrada en vigor de nuevos aranceles. La creciente agresividad estadounidense y el deterioro de una relación que es esencial para la estabilidad mundial ha recrudecido los temores a que se formalice una suerte de guerra fría económica entre las dos grandes potencias del siglo XXI. 

“Si China y EE UU han iniciado una guerra fría tecnológica, la orden respecto a Huawei puede verse como el principio de un Telón de Acero digital”, ha escrito ‘The New York Times’