249 DETENIDOS

Tensión y enfrentamientos en París en el Primero de Mayo

La Policía lanzó gases lacrimógenos e hizo cargas contra grupos infiltrados entre los manifestantes

47970405 601

47970405 601 / periodico

Irene Casado

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Las reformas anunciadas por Emmanuel Macron, destinadas a apaciguar la cólera ciudadana protagonizada por los chalecos amarillos, han caído en saco roto. Sirvan como ejemplo las manifestaciones del Primero de Mayo en París, marcadas por múltiples enfrentamientos entre manifestantes radicales y las fuerzas del orden. Los disturbios llegaron a tal nivel de violencia ayer que Philippe Martinez, el secretario general de la Confederación General del Trabajo, uno de los principales sindicatos de esta convocatoria, tuvo que retirarse de la marcha, que inició su recorrido en la céntrica estación de tren de Montparnasse.

Las fuerzas de seguridad utilizaron gases lacrimógenos para dispersar y calmar a los manifestantes más violentos, recurriendo incluso a cargas policiales contra los grupos de 'black blocks' que consiguieron infiltrarse entre las filas de los sindicatos y chalecos amarillos, especialmente presentes en esta tradicional cita nacional. Una demostración de fuerza que pone de nuevo entre las cuerdas a Emmanuel Macron y a su Ejecutivo ante la cólera  ciudadana que parece lejos de apaciguarse.

Según datos recopilados por la Prefectura de Policía hasta media tarde, las fuerzas del orden habían detenido a 249 personas, de las que 148 quedaron bajo custodia. Esos arrestos se produjeron en los más de 12.500 controles de identidad realizados por toda la ciudad para intentar prevenir la llegada de manifestantes violentos. De acuerdo con cifras todavía parciales del Ministerio del Interior, las protestas del Primero de Mayo, en las que hubo una nutrida participación de «chalecos amarillos», reunieron en Francia a unas 151.000 personas, de ellas 16.000 en París.

Fuera de la capital hubo también algunos altercados en la ciudad de Besançon (unos 200-300 «chalecos amarillos» intentaron entrar en una comisaría) o en Toulouse, horas después de las manifestaciones que reunieron allí entre 5.000 personas, según la policía, y 20.000, de acuerdo con los participantes.

Martínez se quejó de que la Policía cargó contra la CGT y pidió explicaciones al ministro francés del Interior, Christophe Castaner, mientras en un comunicado su central sindical calificó lo ocurrido de «escandaloso» e «inadmisible en nuestra democracia».

Durante la mañana se llevaron a cabo más de 9.000 controles de identidad por toda la ciudad para intentar prevenir la llegada de manifestantes violentos. Ante el riesgo de altercados, de los que había advertido el ministro francés de Interior, Christophe Castaner, movilizaron en París 7.400 policías y gendarmes para garantizar la seguridad. Un total de 88 personas habían sido detenidas en París ya por la mañana para prevenir altercados.

Las fuerzas del orden utilizan nuevos dispositivos legales que les permiten realizar controles de identidad en lugares incluso alejados de los puntos de concentración para registrar a las personas. La policía detuvo a quienes llevaban artefactos incendiarios, objetos que podrían utilizarse como armas u otros instrumentos o prendas para ocultar su propia identidad. Entre los arrestados hubo al menos tres españoles que llevaban artefactos incendiarios u otros objetos contundentes, según Efe. El ministro francés de Interior había calculado que podían concentrarse en París entre 1.000 y 2.000 «activistas radicales», entre los que podía haber algunos llegados de los países vecinos, así como grupos de «chalecos amarillos» también radicalizados.

Ultraderecha

En otro punto alejado de la ciudad, poco antes de mediodía, como es tradicional cada Primero de Mayo, Jean-Marie Le Pen, fundador del ultraderechista Frente Nacional (ahora transformado en Agrupación Nacional por su hija, Marine) rindió homenaje a Juana de Arco en una estatua que hay junto al jardín de las Tullerías. Le Pen (90 años), que ha anunciado que abandona su último mandato político de diputado europeo con las elecciones a la Eurocámara del próximo día 26, puso una corona de flores a los pies de la estatua, apoyado continuamente en un asistente para caminar, y luego hizo un breve discurso ante algo más de un centenar de personas.