Empleo

La temporalidad amenaza con agrandar las desigualdades creadas por la revolución tecnológica

Un informe de la OCDE constata la importancia de la formación continuada para evitar que los ocupados poco cualificados o intermitentes sucumban a la automatización

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Gabriel Ubieto

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España se presenta como una economía especialmente susceptible a los cambios que introducirá la automatización y la digitalización de la mano de las nuevas tecnologías. Para afrontarlos la formación continua tanto de los nuevos profesionales como de los ya en activos será clave. Y, en ese sentido, la alta temporalidad que impera en el mercado laboral español es uno de los grandes lastres que pueden dejar atrás a más de uno, tal como remarca la OCDE en un estudio publicado este jueves.

La OCDE cifra que el 21,7% de los puestos de trabajo que existen actualmente en España son altamente sustituibles por una máquina; 7,7 puntos por encima de la media y solo superado por Grecia, Eslovenia y Eslovaquia. Reemplazados o no, lo que es más probable todavía es que el empleo de hoy cambie sustancialmente en un futuro. Concretamente la OCDE cifra que dicha posibilidad se cierne sobre el 30,2% de los puestos de trabajo, esta vez 1,4 puntos por debajo de la media.

No obstante, el informe de la OCDE separa de dicha transformación los malos presagios. "Es improbable que se produzca una fuerte disminución del empleo", considera la organización internacional. Es en el tipo de empleo que surja y sus condiciones donde la OCDE pone en alerta a los actores españoles. "La calidad de ciertos empleos emergentes suscita preocupación y, sin una acción inmediata, las disparidades podrían aumentar, ya que ciertos grupos de trabajadores enfrentan mayores riesgos que otros", reza el informe.

La clave sugerida por los expertos de la OCDE, en la línea de otras entidades internacionales como la OIT, para salvar las brechas que pueda ocasionar el salto tecnológico es potenciar "la educación (inicial) y el aprendizaje de adultos”. El informe considera que estos "serán esenciales para asegurar una transición serena entre los trabajos que desaparecen y los que se crean".

Posible aumento de las desigualdades

Sin embargo, el acceso a dicha formación no es igual para todo el mundo y la OCDE constata que los trabajadores poco cualificados o que están ocupados bajo fórmulas "atípicas", es decir, con rutinas cambiantes o propias del empleo bajo demanda, son los que menos incentivos tienen para reciclarse durante su vida laboral. Los datos así lo confirman, pues si bien el 45% de los temporales participan en alguna formación, entre los indefinidos a tiempo completo dicho porcentaje escala hasta el 56%.

Los altos niveles de temporalidad son la lacra que persiste en el mercado laboral español, especialmente debido a la precariedad a la que suelen ir aparejados. En España el 26,7% de los trabajadores tiene un contrato eventual, frente al 11,2% de la media de la OCDE. Otro fenómeno del que alerta el informe de la organización, aunque este todavía es minoritario en España, es el número de trabajadores autónomos dependientes de un solo pagador. Este "grupo particularmente vulnerable", tal como lo describe la OCDE en su informe, representa al 10,1% de los ocupados españoles, aunque ha aumentado en el 40% desde el 2010.    

Jóvenes excluidos

Las condiciones de la nueva ocupación creada tras los peores años de la crisis económica está excluyendo a diversos colectivos, aunque uno de los más agraviados por este fenómeno son los jóvenes, según destaca la OCDE en su informe. Tanto los que declinan seguir formandose y lanzarse a buscar un trabajo, como aquellos que sí dan el salto al mercado laboral y son premiados con bajas remuneraciones.

La entidad alerta en su estudio del aumento de la tasa de jóvenes que no estudian ni trabajan, comúnmente conocidos como "nini". En España esta es del 19.9%, la tercera más alta de la OCDE y 4 puntos porcentuales más alta que en el 2007. Tamibén de las ofertas para los trabajadores jóvenes altamente cualificados, que enfrentan serias dificultades. En el 2016 el riesgo de recibir un salario bajo fue del 44%, 20 puntos porcentuales más alta que en el 2006.