TRANSFORMACIÓN DIGITAL

Inteligencia Artificial: ¿realidad o 'burbuja'?

Empiezan a escucharse voces que hablan de un uso excesivo de la IA como atractivo de las compañías. En principio, esto no sería malo, si no fuera porque en muchos casos no responde a la realidad del negocio. Cada cosa, a su debido tiempo.

Empiezan a escucharse voces que hablan de un uso excesivo de la IA como atractivo de las compañías. En principio, esto no sería malo, si no fuera porque en muchos casos no responde a la realidad del negocio. Cada cosa, a su debido tiempo

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Fran Leal

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Las máquinas llegaron hace mucho tiempo (y el ludismo da cuenta de ello), aunque pueda parecer que hacen acto de presencia ahora. Lo que ocurre es que el nuevo estadio de la inteligencia de esas máquinas sí puede resultar disruptivo.

Estar a la última, aunque puede requerir una inversión importante, aporta una imagen renovada, innovadora y moderna a nuestra firma. Y hoy, con la importancia que tiene proporcionar al cliente lo mejor de cara a construir y proporcionar experiencias, muchas son las compañías que se lanzan a implementar las últimas soluciones de tecnología, pero ¿son realmente tan efectivas y rentables? La Inteligencia Artificial (IA), por ejemplo, está teniendo un desarrollo importante, pero ¿es oro todo lo que reluce? ¿Existe una apuesta tan fuerte como parece? Pues lo cierto es que la apuesta existe, pero quizá no con la velocidad e intensidad que podamos percibir.

Desde numerosos informes se empieza a apuntar hacia un cierto sobredimensionamiento de la IA. Por ejemplo, hablar de ella como un elemento de valor en nuestra empresa puede hacer que la inversión crezca a mayor ritmo, algo que se está percibiendo ya en muchas startups, que implementan menos de lo que presumen. También, confirmando esta tendencia, a finales del año pasado Microsoft y EY publicaron un estudio que confirmaba que el 65 por ciento de las firmas de nuestro país contaba con planes o proyectos basados en IA, pero que en realidad solo el 20 por ciento reconocía estar en una fase más avanzada a la hora de implementar estas soluciones.

Un baño de realidad

La evolución de la IA es constante, y claro que ayudará a mejorar muchos aspectos de nuestra vida. Ahora bien, si tocamos con los pies en el suelo, en el mundo actual manda el dinero, por lo que la aplicación o no de las soluciones estará supeditada a su rentabilidad y rendimiento. Al respecto, hemos querido charlar con Álvaro Gonzalo Guedán, business development manager en Altran y chief business development officer en Commons. Para este emprendedor en serie, tenemos que ser escépticos. Que estamos en un momento en el que todo cambia y avanza a pasos acelerados no está en duda, pero “aún estamos lejos de poder ver los beneficios directos de la IA en cuanto a coste e inversión”, nos comenta Gonzalo. Además, también hace hincapié en un aspecto que comentábamos al principio: la inteligencia. En su opinión, “no todo puede definirse como inteligencia”, porque “un proceso sencillo automatizado y, por consiguiente, sin un procesamiento de múltiples variables y pesos estadísticos por detrás, no puede definirse como Inteligencia Artificial”. A fin de cuentas, venimos a confirmar la idea de que una firma que vende que está a la última, no tiene por qué estarlo.

¿En qué punto estamos entonces? Como nos comenta Gonzalo, se van haciendo avances en soluciones como “el IoT o la analítica predictiva”, que consiguen buenos resultados a la hora de ver posibles errores en las máquinas industriales y optimizar los rendimientos de los empleados. “En este punto, la IA se está aplicando de una manera efectiva para poder reducir costes y optimizar procesos”. Además, en relación a la experiencia de usuario destaca la importancia que están teniendo ya “los asistentes de voz o la realidad virtual”.

La ironía de un ‘chatbot’

Más allá de todo lo que podamos escuchar acerca de los chatbots (o “asistentes virtuales”, puntualiza Gonzalo), lo cierto es que son muchas las voces que están reduciendo la euforia en cuanto a su nivel de desarrollo. Aún queda bastante para tener al otro lado del teléfono a una máquina capaz de responder a todo lo que le planteemos. De momento, “responden a árboles de decisión sencillos, que en función de lo que interpreta da unas respuestas u otras”, aclara Gonzalo. Obviamente, poco a poco se irán haciendo más complejos los desarrollos, pero falta para que se dé el paso de entender a comprender. En ese avance de árboles de decisiones a la creación de respuestas y la construcción de lenguaje está la llave del desarrollo para Gonzalo, que señala la importancia de que sean “capaces de discernir conceptos como dicotomías o ironías”. De momento, estas capacidades son exclusivamente humanas y mientras sea así estará complicado que una máquina con limitaciones lingüísticas nos quite el puesto de trabajo, más aún en el punto en el que estamos, donde la experiencia de cliente y su relación con la marca se ha convertido en el punto central de la estrategia de negocio.

Un entorno laboral en constante evolución

Al comenzar el artículo hemos hecho mención al ludismo, el movimiento en contra de las máquinas en las fábricas de comienzos del siglo XIX. ¿Su temor? Que esas mismas máquinas destruyeran sus puestos de trabajo. ¿Quién dijo aquello de que la historia es cíclica?

Claro que los tiempos cambian. Ahora, las soluciones en industria y demás sectores son mucho más avanzadas y sofisticadas, pero sí, algunas también terminarán por ocupar trabajos que hasta ahora llevamos a cabo los seres humanos. Son cambios, al fin y al cabo, y como tal pueden provocar pánico e inseguridad. Pero Gonzalo lo tiene claro: “La IA, como toda revolución industrial, destruirá puestos de trabajo, pero también generará muchísimos otros”. Ahora bien, esa creación de puestos y adaptación al nuevo entorno laboral no tiene por qué ser fácil. Hasta hace relativamente pocos años, ¿quién podría imaginar que íbamos a trabajar conectados a un ordenador, un teléfono móvil, un ‘smartwatch’ y mil artilugios más? Pues la solución volverá a estar donde siempre ha estado: voluntad de cambio, formación y aprendizaje. Solo así será más sencilla la adaptación a este nuevo paradigma, donde la Inteligencia Artificial será realmente inteligente.