Entrevista

Ros: "Sin la contrarreforma laboral habrá sido una legislatura fallida"

El secretario general de UGT en Catalunya alerta al PSOE de las consecuencias electorales de no haber cumplido una de las principales promesas con las que llegó al Gobierno

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Gabriel Ubieto

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La decoración del despacho del secretario general de UGT en Catalunya presenta estos días un 'atrezzo' atípico. Junto a la clásica referencia proletaria del cuadro 'El cuarto estado' y un par de cartéles de pasados primeros de mayo, sobre la mesa de Camil Ros se encuentra un cubo que en sus caras tiene pintadas las palabras "Llibertat Dolors". En otra luce la cara serigrafiada de la 'exconsellera' de Treball de la Generalitat, afiliada a UGT y estos días declarando en el Tribunal Supremo. La cuestión catalana ha sido uno de los múltiples factores que ha puesto fin al breve mandato de Pedro Sánchez, que a pocos días de disolver las Cortes todavía tiene una promesa pendiente: derogar algunos de los aspectos más lesivos de la reforma laboral.

¿Aprobará el Gobierno la derogación parcial de la reforma laboral en el próximo consejo de ministros? Nosotros exigimos al Gobierno que lo haga. Tenemos los documentos cerrados y lo lógico sería que el hecho de adelantar las elecciones no lo retrase. Tenemos puntos de acuerdo y por los contactos que hemos mantenido con los grupos políticos, existe la mayoría suficiente para tirarlo adelante. Son propuestas absolutamente razonables, de mínimos y que atacan el origen de la ocupación precaria que se está creando actualmente.

¿Debe hacerlo incluso sin el apoyo de la patronal? Hemos de intentar que también esté la patronal, pero si no está, el Gobierno tiene el deber moral de aprobarlo.  

Si finalmente no es así, ¿ha sido esta una legislatura positiva para los intereses de los trabajadores? Para empezar ha sido breve. No obstante, Pedro Sánchez puede presentarse a unas elecciones habiendo dado pasos por la recuperación de derechos laborales o se puede quedar solo en el aumento del salario mínimo. Y con eso no revertimos el escenario de precariedad que hay ahora mismo en el mercado laboral español. Si no lo hace, habrá sido una legislatura fallida.

El Gobierno ha llevado a cabo otras políticas, como el plan director por un trabajo digno, que según datos oficiales ha convertido 61.000 temporales a indefinidos. ¿Son suficientes? Sin la derogación como mínimo parcial de la reforma laboral esto se queda en nada. Pueden visibilizarse cifras positivas en un primer momento, pero no se combaten los problemas estructurales.

El 2019 ha empezado con un degoteo de EREs y las reformas que han estado debatiendo con el Gobierno no abordan esos aspectos de la reforma laboral del PP...  Como sindicatos hemos hecho un ejercicio de responsabilidad, sentandonos a hablar de unas materias pero no de otras. Es un tema pendiente, no renunciamos a la derogación de las reformas laborales en plural, la del PP y la del PSOE. Pero la que estamos abordando ahora es la que ha priorizado el Gobierno.

Si la contrarreforma no se aprueba, ¿cuál sería la reacción de UGT durante la larga campaña electoral que nos espera? A fecha de hoy tenemos que apretar al Gobierno y sino ya nos están dando la principal revindicación del próximo 1 de mayo. Y este llega tres días después de las elecciones, con lo que nos pasaremos los días previos insistiendo en el tema. El Gobierno se pegaría un tiro en el pie.

La alternativa que se plantea frente a la dupla PSOE-Unidos Podemos es la triple derecha de PP-C’s-VOX. ¿En qué posición dejaría al sindicato su victoria? Teniendo en cuenta que serían los últimos los que podrían acabar condicionando las políticas de ese Gobierno, sería un retroceso social y democrático que como sociedad no nos podemos permitir. Su lógica es la de la confrontación y sus políticas serán las de la exclusión social, la pobreza y la inestabilidad política y económica.

¿Hasta qué punto el ascenso de VOX es responsabilidad del Gobierno o de las fuerzas progresistas? ¿En qué han fallado a la hora de armar y aplicar un discurso y un programa? Veremos si lo que pasó en Andalucía se repite en toda España. Sí que es verdad que han conseguido capitalizar un voto de rabia, de la misma manera que hace cuatro años lo capitalizaron las candidaturas del cambio. Evidentemente hay un fracaso de las políticas europeas y ese auge generalizado de la extrema derecha es por seguir los dictados de las políticas que representa Merkel, la Comisión Europea y el FMI. Y la izquierda tiene la obligación de plantear proyectos alternativos. No puede ser que el debate sea entre recortar poco o mucho.

¿Y cual es la responsabilidad de los sindicatos en todo esto? Nuestra fuerza ha llegado para frenar algunas políticas y otras nos las han impuesto. Y nuestra debilidad está en que nos cuesta organizar al ‘precariado’ de las pequeñas empresas o la nueva economía. Nos hemos de hacer valer mucho más, pero seguimos siendo un dique de contención. Desde el estallido de la crisis económica hemos sufrido duros ataques. El último, el del 15 de abril [haciendo referencia a la participación de UGT y CCOO en la manifestación por la libertad de los políticos independentistas presos, que agrupó entre 310.000 y 750.000 personas]

Tras ese episodio Albert Rivera se dio de baja como afiliado a la UGT. ¿Cómo afronta el sindicato este periodo marcado por los juicios del 'procés'? No podemos separar los derechos sociales de los derechos civiles. Y está claro que, depende que sentencia emita el Tribunal Supremo, esta será más importante que el resultado de las elecciones de esta primavera.  Aunque no por ello podemos permitirnos dejar que desaparezca la agenda social, como pasó en el 2017. Ahí tenemos el 8 de marzo o el 1 de mayo.

Durante los últimos meses el discurso de patronales y sindicatos ha coincidido en pedir presupuestos y estabilidad ¿Qué reflexión saca de que dos fuerzas antagónicas vayan pregonando lo mismo? Seguramente no estamos hablando de los mismos presupuestos… Pero denota que tenemos ganas de negociar y llegar a acuerdos. Es un ejemplo sano de organizaciones que, pese a algunas posturas antagónicas, apostamos por tirar adelante todo aquello que podemos. Es un ejemplo sobre el que la política debería reflexionar. A veces parece que están buscando más lo que los separa que no aquello que les une.  

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