El cambio de ciclo

La desaceleración de la economía cabalga por Europa

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Rosa María Sánchez

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La desaceleración del ciclo económico sigue pegando bocados a las previsiones de crecimiento en España y, sobre todo, en las grandes economías de la zona euro.

El Instituto Nacional de Estadística (INE) avanzó este jueves que la economía española creció el 2,5% en el conjunto del año pasado, una décima menos que lo esperado por el Gobierno en su última previsión (2,6%) y medio punto por debajo del resultado del año anterior (3%).

Pese a todo, la economía española, se mantiene a la cabeza de la zona euro. "Lo normal en un ciclo económico es que después del máximo de 2015 (3,6%) el crecimiento se vaya poco a poco moderando (...) Hemos entrado con buen pie en 2019 y tenemos un esquema de crecimiento robusto que espero que se vaya manteniendo a lo largo de este ejercicio, aunque hay muchas incertidumbres en el ámbito internacional", valoró la ministra de Economía, Nadia Calviño, en declaraciones a Onda Cero.

Las tensiones comerciales están actuando como freno de la economía mundial, junto con otros factores geopolíticos como el proteccionismo o el 'Brexit', que están debilitando las transacciones internacionales. El frenazo de la economía China tampoco ayuda. Y aunque la reciente contención del precio del petróleo y la ausencia de prisa en la subida de tipos de interés (por la debilidad económica) auguran cierta permanencia en los favorables vientos de cola de la economía mundial, lo cierto es que hay nubarrones en el horizonte y sigue latente la amenaza de una nueva recesión mundial que el FMI, de momento, no ve "a la vuelta de la esquina".

Debilidad europea

En la zona euro, los resultados son cada vez más raquiticos. La oficina estadística europea Eurostat avanzó este jueves un crecimiento de la zona euro del 1,8% en el 2018, una décima menos que lo previsto por el Banco Central Europeo (BCE) en diciembre, y seis décimas por debajo del dato que se obtuvo en el 2017 (2,4%).

La evolución de la zona euro está lastrada por la intensa desaceleración de sus cuatro mayores economías (Alemania, Francia, Italia y España) y, en especial, por el mal desempeño de Italia, que entró en recesión en el cuarto trimestre del año pasado.

El instituto italiano de estadística Istat publicó este jueves que la economía del país transalpino retrocedió el 0,2% en el cuarto trimestre del año pasado, después de haberlo hecho el 0,1% en el periodo anterior, entrando así en una situación de recesión técnica, por primera vez desde el 2013. En el conjunto del año, la economía italiana creció el 1%, y el FMI prevé el 0,6% para el 2019

En Alemaniala economía creció el 1,5% en el 2018 (frente al 2,2% el año anterior) y los augurios no son halagüeños. Este mismo miércoles, el Gobierno alemán recortó su pronóstico de expansión del PIB en 2019 al 1%, frente al 1,8% estimado en octubre (cuando ya lo revisó a la baja desde el 2,1% previo), como consecuencia del impacto negativo de factores externos. En el 2018 el crecimiento alemán quedó lastrado por el efecto sobre la industria del automóvil de la entrada en vigor de la nueva regulación anticontaminante de los coches.

En Francia, el 2018 cerró con un avance de su economía del 1,5%, tras el 2,3% del 2017, con un ritmo de crecimiento estable del 0,2% en el último trimestre del año. "Parece que la crisis de los 'chalecos amarillos' no ha tenido tanto impacto como se temía", subrayan los analistas de Bankia que han optado por recortar tres décimas, hasta el 1,2%, el crecimiento previsto para la zona euro en el 2019.

Empezar con buen pie

En España, las cifras del INE relativas al cuarto trimestre del 2018 apuntan un crecimiento del 0,7% respecto al trimestre anterior. Esta tasa es una décima superior a la registrada en el tercero y avala la afirmación de la ministra Calviño de que el 2019, pese a todo, se ha empezado "con buen pie".

En el conjunto 2018, el PIB alcanzó los 1.206.878 millones de euros, un 3,5% superior al del 2017 en cifras nominales, con un crecimiento del 2,5% en términos reales (descontando la inflación). La demanda nacional (consumo e inversión) contribuyó con 2,9 puntos al crecimiento, mientras que el sector exterior restó 0,4 puntos, por la desaceleración de las exportaciones

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