Raquel Yotti Álvarez, directora del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII)

"Necesitamos mantener una sanidad universal y gratuita, porque eso crea una sociedad más justa y con menos tensiones"

En esta tercera entrevista de la serie "17 caras para los ODS", hablamos sobre la financiación a la investigación, la estrecha partida de gastos que los presupuestos destinan a la salud o la sanidad pública universal

En esta tercera entrevista de la serie "17 caras para los ODS", hablamos sobre la necesidad de ampliar la financiación de nuestros investigadores, la estrecha partida de gastos que los presupuestos destinan a la salud y los últimos retos en investigación

Raquel Yotti Álvarez, directora del Instituto Carlos III (ISCIII)

Raquel Yotti Álvarez, directora del Instituto Carlos III (ISCIII) / economia

Nieves Ruiz

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Raquel Yotti Álvarez (Madrid, 1973) es doctora en medicina y especialista en cardiología (puesto número 10 en la MIR). Sin embargo de pequeña soñaba con ser ingeniera. “Se me daban muy bien las matemáticas, pero me faltaba la interacción humana y el poder ayudar a las personas”, nos cuenta. Así que decidió dejar de lado los números y centrarse en la medicina.

Entró en el Hospital Gregorio Marañón, donde hizo su formación como cardióloga, ligando su labor a la investigación, otra de sus grandes pasiones. El destino llamó a su puerta cuando obtuvo su primer trabajo como becaria en el Instituto de Salud Carlos III. Años después esa joven que soñaba con mejorar la vida de los pacientes, es directora del organismo, desde donde lucha con tesón para mejorar la financiación destinada a las investigaciones biomédicas, el ‘talón de Aquiles’ de la medicina española.

Esta sonriente y luchadora médica, amante de la lectura y del estudio, nos concede la tercera entrevista de nuestra serie “17 caras para los Objetivos de Desarrollo Sostenible”, para hablar del tercer punto de la lista de la ONU: Salud y bienestar.

Desde hace 5 meses ocupas el cargo de directora del Instituto de Salud Carlos III, ¿cómo están siendo estos primeros meses al frente de este organismo?

Está resultando una tarea apasionante, ya que desde esta posición se tiene una visión general de toda la investigación a nivel estatal, y se puede disponer de todas las herramientas posibles para poder apoyar a los investigadores en sus proyectos, aunque nos gustaría disponer de mayores recursos económicos para ello.

¿Crees que nuestros investigadores no disponen de suficientes recursos?

Me he encontrado dificultades en este aspecto, porque la investigación biomédica, al igual que el resto de investigaciones de este país, perdió tras la crisis económica una enorme cantidad de dinero en inversión, y esto ha hecho mucho daño, tanto en el mismo sistema de investigación, como a nivel personal en cada uno de los investigadores que participan y que lo siguen haciendo diariamente con voluntad y tesón. A veces esta falta de recursos se une a una gran falta de esperanzas. Estoy viviendo esta nueva aventura, con la emoción de poder dar una respuesta a estos problemas que sé que existen, porque los he vivido en primera persona.

Según los últimos datos, el capital destinado a la investigación y a la ciencia ha aumentado en los últimos presupuestos un 5%, pero todavía sigue lejos de la media europea. ¿Qué hace falta para contar con más medios?

Al final la inversión responde a una visión de la realidad y del mundo, y cuando se considera que el dinero que se dedica a la investigación es un gasto, se recorta. Pero cuando se considera que es una inversión y que va a ser el motor del desarrollo de un país, se invierte y se mantiene en las mismas cuantías o incluso superiores, como ha sucedido en otros países del entorno europeo. En este país no se ve así, la investigación se considera un gasto. Cuando echamos la vista atrás, en los últimos 10 años el presupuesto para la investigación ha perdido hasta un 36% de inversión.

¿El Gobierno está haciendo todo lo que debería para apoyar la investigación médica?

Estamos ante un cambio de paradigma, y siempre que hay un cambio de paradigma, lleva un tiempo de adaptación. Después de 10 años es difícil cambiar de la noche a la mañana, pero tenemos una apuesta decidida en forma de estrategia. Contamos con un Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, del cual depende el Instituto de Salud Carlos III, y esto es ya una gran apuesta. El siguiente paso tiene que venir en forma incremento en el nivel de fondos para la investigación. Aquí estamos a la espera de la aprobación de los presupuestos de 2019. Somos conscientes de que este incremento presupuestario estará muy por debajo de los objetivos a los que tenemos que mirar, pero significa que estamos ante un cambio de tendencia, y es el principio de un camino.

¿En qué posición se encuentra nuestro país, respecto a la financiación para la investigación, frente al resto de países de la Unión Europea?

Tengo que decir que los investigadores españoles tienen muy buenos resultados en Europa en cuantías de financiación para proyectos europeos. Si hacemos una relación entre lo que aportamos en nuestro país y lo que recibimos, superamos en un 8% a nuestras aportaciones, lo que nos dice que estamos recibiendo fondos, porque nuestros investigadores son muy buenos y el nuestro es un sistema muy competitivo. Pero si hablamos de las cuantías que estamos inyectando en nuestro sistema en forma de inversión, aun vamos por detrás de Europa y nos queda camino por recorrer. Hace falta un pacto que vaya más allá de las ideologías, porque es difícil ponerse en contra del progreso y de la investigación. Necesitamos mejorar la inversión para estar al mismo nivel que otros países de nuestro entorno europeo.

En los últimos años estamos viviendo una enorme ‘fuga de talentos’. ¿Qué está pasando?, ¿no estamos cuidando como deberíamos a nuestros investigadores?

Es difícil de cuantificar cuánto talento estamos perdiendo, pero lo estamos perdiendo desde hace unos años. Francamente creo que estamos en un buen momento primero para dejar de perder, y segundo para que se perciba que hay un horizonte. Cuando seamos capaces de haber creado un ecosistema nuevo y favorable a la investigación, vamos a poder recuperarles, porque tenemos grupos de investigadores muy dinámicos y muy internacionalizados, y con inversión y fomentando el talento, se puede lograr.

¿Cómo definirías a los investigadores médicos de nuestro país?

Tenemos investigadores que cuentan con una gran internacionalización, ya que han sabido abrirse a Europa y al mundo en muy poco tiempo, y esto supone un punto a favor porque aporta a la investigación española un carácter de colaboración. Además tenemos una gran multidisciplinariedad, ya que contamos con investigadores muy buenos en muchas áreas, que son además prioritarias, porque se corresponden con las principales causas de mortalidad a nivel global en los países desarrollados.

Hace unos días, gracias a los avances en el campo del ‘Deep Learning’, se logró el hito de conocer las áreas del cerebro que se estimulaban durante una conversación, en pacientes con epilepsia. ¿Hace falta dotar a las áreas de investigación de los hospitales de una mayor tecnología para lograr avances como estos?

La tecnología en el área médica es imprescindible. Se puede ver a la tecnología como algo que nos viene de fuera y a lo que nos tenemos que adaptar, pero es que dentro del sistema sanitario tenemos que crear tecnologías que se puedan aplicar a los problemas de los pacientes. Disciplinas centradas en la ingeniería de datos y la Inteligencia Artificial, están creando tecnologías que al final revierten en beneficiar al paciente, y no tenemos que perder el foco de atención en estos proyectos.

Si las máquinas obtienen estos resultados, ¿les podrán quitar el puesto de trabajo a médicos e investigadores?

Yo creo que no nos van a quitar el puesto, hablo como cardiología clínica. Lo más importante de nuestra actividad profesional es la relación humana y el intercambio de experiencias. Al final la relación entre el médico y el paciente es una relación humana. Ahora se habla mucho de la ‘humanización de la medicina’, y a mi a veces este término me extraña porque el ejercicio de la medicina es una actividad humana en sí misma, y me pregunto: ¿cuándo dejó de serlo?. La tecnología no se debe de ver como algo que compita con el médico, si no que es un gran apoyo. Cuando se mire de esta manera, la relación entre el médico y el paciente será aún mejor, porque podremos dedicarles más tiempo.

Las últimas noticias hablan de colapsos en nuestros hospitales públicos, con falta de camillas y de medios. Se ha hablado también de deficiencias en nuestro sistema de Sanidad Pública. ¿Necesitamos mejorar?

Como médico, puedo afirmar que nuestro sistema sanitario público es uno de los mejores del mundo, porque hay que tener en cuenta la equidad, y nuestro sistema consigue garantizar el acceso de forma universal a toda la población, y esto es algo fundamental si nos queremos compararnos con otros sistemas sanitarios en el mundo. Lo que es cierto es que hay necesidades que dependen de la organización de los recursos asistenciales en cada comunidad autónoma. Desde el Estado se debe ejercer una labor de coordinación para mejorar, pero siendo conscientes de que lo que tenemos es mucho y muy bueno.

En la actualidad solo 3 de cada 10 mujeres trabajadoras ocupan un cargo directivo. ¿Existe esta desigualdad de género en el campo de la sanidad?

Sí, existe. No no lo puedo decir en primera persona, porque en mi trayectoria profesional no me he encontrado con grandes muros. Pero cuando miramos los números, la sanidad es una disciplina en la que actualmente predominan las mujeres, hay un claro predominio femenino en todas las especialidades por igual, y si vamos a las facultades de medicina esto es clarísimo. Si nos dirigimos al servicio clínico de un hospital, vemos que también hay un claro predominio de mujeres, pero si vamos a los cargos directivos, y no hablo ya de gerentes de hospitales, si no de jefes de servicio y sección, hay un porcentaje de mujeres muy minoritario. Puede que esto haya comenzando a cambiar pero aún queda mucho trabajo por hacer y es importante visibilizarlo y analizar por qué está ocurriendo.

El Instituto de Salud Carlos III, es el principal organismo público de investigación biomédica en España, ¿cuál es el mayor reto que le gustaría lograr durante su mandato?

Tenemos grandes retos que están relacionados con dar solución a todo aquello que le preocupa o inquieta a la sociedad. Si vemos las causas de mortalidad en los países occidentales, las enfermedades cardiovasculares, y cerebrovasculares son la primeras a nivel mundial con diferencia, y estamos mejorando muy poco en este aspecto, porque este índice de mortalidad tiene una relación muy directa con la forma en la que vivimos. El segundo reto son las enfermedades oncológicas, en este campo hemos avanzado muchísimo, pero la investigación tiene todavía mucho que decir y hacer al respecto. El tercer reto está en las enfermedades neurodegenerativas, que se relacionan con una gran pérdida de calidad de vida, y además suponen mucho coste. Y no me puedo olvidar de la salud mental. Nuestro compromiso no tiene que pararse allí, ya que tiene que ir más allá para contribuir al progreso global.

Dentro de los 17 objetivos de desarrollo sostenible de la ONU para 2030, se encuentra garantizar una vida saludable y promover el bienestar universal, ¿qué se está haciendo desde el Gobierno y el Instituto de Salud Carlos III para promover este propósito?.

Desde este organismo se trabaja en la investigación y en la salud pública. Esta es nuestra principal ilusión: apoyar a la investigación biomédica, y también proporcionar servicios dirigidos a la salud pública. Cuando hablamos de salud e investigación, nuestro compromiso tiene que incluir a todas las políticas. Desde el tiempo que soy directora del ISCIII, he estado trabajando en asegurar la igualdad de género y de condiciones, ya que es un reto muy importante para favorecer la investigación.

¿Qué puede aportar la investigación española al cumplimiento de los objetivos de desarrollo de la ONU para 2030?

Tenemos un compromiso en el conjunto de la sociedad a nivel global, y esto significa que hay que mirar las causas de mortalidad en otros países más desfavorecidos, en causas relacionadas con la maternidad, el parto o las enfermedades infecciosas transmisibles, que actualmente tienen tratamiento. El ISCIII está trabajando a través de nuestro Centro Nacional de Microbiología, muy implicado en enfermedades transmisibles, a través de nuestro Centro Nacional de Medicina Tropical, muy involucrado en enfermedades de salud global, y a través de la Escuela Nacional de Sanidad, de una forma muy transversal. Desde la organización se es consciente, porque en España somos conscientes, de la necesidad de contribuir al progreso de forma global.

Otro de los objetivos de desarrollo sostenible es poner fin a las epidemias como el SIDA, ¿estamos cerca de obtener una vacuna?

Sé que hemos avanzado, los números lo dicen, pero hemos avanzado de forma desigual, ya que hemos conseguido tratamientos que permiten tener una calidad de vida, que era impensable hace poco tiempo. Pero más que una vacuna contra el SIDA, creo que deberíamos trabajar para que estos avances puedan ser accesibles a nivel global a todas las personas, porque eso ayudaría a disminuir las desigualdades que ahora mismo son patentes. La vacuna ojala llegue, pero cuando llegue, espero que pueda alcanzar a todos.

La ONU también propone lograr una cobertura sanitaria universal y gratuita. Esta idea ha estado en el centro de la polémica en España, ¿necesitamos un sistema de sanidad universal y gratuito para todos?

Aquí voy a ser muy tajante porque necesitamos mantener una sanidad universal y gratuita, y en este aspecto habíamos retrocedido en nuestro país y es en esa senda en la que tenemos que continuar. Además este sistema es bueno para la sociedad, se ha demostrado y existen datos, que cuando los servicios básicos de salud no llegan a toda la población, se crean desigualdades que repercuten de forma negativa en la sociedad en su conjunto. Quienes ya tienen la cobertura deberían tener un interés personal en que todos la tengamos, porque eso crea una sociedad más justa y en la que hay menos tensiones. Cuando hablamos de salud y de vida y de muerte, es una responsabilidad sobre la que no podemos mirar hacia otro lado.