Emprendimiento

¿Cómo elegir la forma jurídica adecuada al crear tu empresa?

En España se crearon un total de 96.394 empresas durante 2018. Si tienes pensado iniciar tu propio negocio, te damos algunos consejos para elegir la forma jurídica de tu nueva empresa. Es clave escoger una opción adecuada a tus necesidades y las del proyecto.

Si tienes pensado iniciar tu propio negocio te damos algunos consejos para elegir la forma jurídica de tu nueva empresa que mejor se adapte a tus necesidades y a las de tu proyecto.

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Lidia Álvarez Vellido

Lidia Álvarez Vellido

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Desarrollar la idea, determinar los costes iniciales, acotar tu nicho de mercado, elegir el nombre o concretar un plan de negocio; son algunos de los pasos a dar para iniciar tu propio negocio. Pero, ¿qué pasa cuando llega la hora de tener que elegir la forma jurídica de la empresa que más convenga?

En España se crearon un total de 96.394 empresas durante 2018. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), del total de empresas lanzadas durante dicho año, casi dos millones tuvieron la forma de “Empresarios Individuales”,  seguidas de las “Sociedades de Responsabilidad Limitada” (S.L.) con más de 1,1 millones.

¿Son éstas las mejores opciones? Depende de las necesidades de cada emprendedor.

Antes de elegir la forma jurídica de tu empresa ten en cuenta:

  • El número de socios es uno de los factores clave. Por un lado, en el caso de iniciar un negocio por cuenta propia existe la opción de limitar o no la responsabilidad fiscal; por otro lado,  en el caso de haber más de una persona implicada se recomienda crear una Sociedad.
  • Asimismo, el capital inicial del que se dispone también determina la forma jurídica del mismo, ya que en algunos casos es imprescindible tener un capital mínimo. En este sentido, establecerse como autónomo no requiere ningún coste inicial, mientras que en el caso de la Sociedad Limitada o Anónima se constituyen con un mínimo de 3.000 y 60.000 euros, respectivamente.
  • Otro factor a tener en cuenta es la responsabilidad patrimonial, la cual puede ser limitada o ilimitada. En el primer caso el socio sólo responde por el capital aportado, mientras que en el caso de ser ilimitada también responde con sus bienes personales.  En este sentido y en relación a dicha responsabilidad, es necesario tener en cuenta la dimensión del negocio, así como de la implicación de cada uno de los socios.
  • El sector al que pertenece tu actividad también es importante ya que la propia normativa exige adoptar una forma jurídica u otra en algunos casos.
  • Analizar la carga fiscal más adecuada en relación con los beneficios que se tiene previsto obtener. En esta línea, el Empresario Individual (Autónomo) tributa por el Impuesto Sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF), mientras que una sociedad mercantil  lo hace según el Impuesto de Sociedades.

Para Luis Bardaji, del despacho de abogados Bardaji y Honrado y especialista en Derecho Mercantil, la mejor elección para iniciar un negocio es una sociedad mercantil. En concreto, una Sociedad Limitada, ya que  “son más sencillas y flexibles que las Sociedades Anónimas”.

A pesar de que se ha ido unificando el régimen de funcionamiento de ambas, Bardaji destaca la diferencia de capital inicial necesario que existe entre ambas formas jurídicas, mucho menor en la S.L.; así como los gastos de constitución.

“Otro ejemplo de la falta de flexibilidad de las Sociedades Anónimas son las aportaciones no dinerarias, las cuales siempre deben ser objeto de un informe elaborado por un experto independiente designado por el registro mercantil, mientras que en las Limitadas esto no ocurre”, ha añadido Bardaji.