AUTOMOCIÓN

El mercado del automóvil cerró un año 2018 en positivo pero con incertidumbre

coches en la carretera

coches en la carretera / periodico

Xavier Pérez

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El mercado del automóvil ha sufrido en el 2018 una convulsión pese a registrar un incremento del 6,9% (1.320.734 coches vendidos) respecto al año anterior, segun datos de las patronales de fabricantes (Anfac), de concesionarios (Faconauto) y de Vendedores (Ganvam). El comportamiento del consumidor venía siendo positivo tras el bache de la crisis, pero eso puede acabar vistos los últimos cuatro meses de 2018. Catalunya fue la única autonomía que cerró en negativo, con una caída anual del 2,8%, con un total de 185.105 unidades vendidas en el acumulado de los 12 meses.

Las matriculaciones superaron en España los 1,6 millones de unidades en los años 2005, 2006 y 2007, para entrar después en una dinámica recesiva que concluyó en el 2012, con un total de 700.562 matriculaciones. A partir de entonces, se experimentó una tendencia alcista creciente, superando en más de 200.000 unidades el millón de matriculaciones del 2017 (1.234.932).

Pero este ritmo parece que está condenado a finalizar, cuando menos a ralentizarse, y una muestra de ello ya se ha podido comprobar en los últimos cuatro meses del 2018 viendo las cifras ofrecidas por Anfac, Faconauto y Fecavem. El mercado podría estabilizarse en el 2019, pero adiós a las grandes cifras positivas.

Durante el pasado año 2018 hubo tres elementos que distorsionaron la evolución normal del mercado y que han acabado por diseñar un escenario mucho menos estable. Las principales razones son políticas, que han acabado sumiendo al consumidor en una situación de despiste e incertidumbre.

WLTP, diésel y 2040

Primero llegó el <strong>cambio de normativa de la NEDC a la WLTP </strong>por la necesidad de establecer un control más rígido sobre emisiones y consumos (siempre desde el punto de vista del CO2). El resultado inmediato fue un incremento de las matriculaciones de forma exponencial en julio y agosto (la norma entró en vigor en septiembre), llegando a rozar el 50% de aumento respecto al mismo mes del año anterior. Demasiado bonito.

Justo en ese momento llegaron los otros dos puntos clave, dos noticias preocupantes para una parte del sector. Por un lado la intención del nuevo gobierno socialista de incrementar los impuestos al carburante diésel, y por otro el anuncio de que a partir de 2040 se iba a prohibir la venta en España de vehículos con motor de combustiónamparándose en la nueva ley del cambio climático y transición ecológica). Todo ello formó un cóctel de fácil explosión. El resultado: descenso de las ventas y dudas en el consumidor.

Tras el punto de inflexión en agosto previo a la entrada de la WLTP, el mercado empezó a bajar. Las ventas retrocedieron un 17% (septiembre), 6,6% (octubre), 12,6% (noviembre) y 4,2% (diciembre) respecto a los mismos meses del 2017. Al cierre del año el 6,9% de aumento de las ventas en comparación con el ejercicio anterior puede interpretarse como un mal menor, sobre todo viniendo de estar en un 14,6% más en agosto.

A lo largo del 2018 el mercado fue manteniendo un doble dígito de aumento respecto al 2017, pero cedió en los dos últimos meses del año. Tras un inesperado crecimiento del 20,3% en enero los siguientes meses registraron diferencias positivas en el acumulado oscilando cada mes. La línea de ascenso fue del 16,4% (febrero), 10,5% (marzo), 11% (abril), 10,6% (mayo), 10,1% (junio), 11,4% (julio), 14,6% (agosto), 11,7% (septiembre), 10% (octubre), 8% (noviembre) y cerrando en el 6,9% en diciembre.

Más gasolina pero más CO2

2Esta evolución del mercado lleva adosada otra lectura, negativa, consecuencia de la incertidumbre provocada en el consumidor. Las medidas para frenar el diésel han llevado a un incremento paulatino de las matriculaciones de coches de gasolina. En el 2018 se cerró con un 52,8% de coches de gasolina, un 33,8% diésel y un 5,9% híbridos y eléctricos. El cambio de diésel a gasolina es claro, lo que va asociado a un incremento de los niveles de emisiones de CO2ya que los coches de gasóleo emiten menos de este tipo de gas que los de gasolina.

Las consolidación de las infraestructuras de recarga eléctrica todavía no se ha producido y algunos ayuntamientos apuestan por campañas que dificultan el uso de carburantes como el diésel. Todo ello hace que el consumidor apueste todavía más por la gasolina que por los eléctricos. Pero este aumento de las ventas de gasolina no está tan mal visto por el Gobierno ya que según los datos de la Agencia Tributaria se habrá <strong>recaudado un 31% más </strong>que en 2017 en concepto de impuesto de matriculación, y todo porque la fiscalidad del automóvil en España va asociada al CO2y, por lo tanto, a la gasolina.

Por distribución territorial, Catalunya fue la única comunidad en la que cayeron las ventas de turismos y todoterrenos en España en el 2018 (185.105 unidades, el 14% del total) mientras que en la Comunidad de Madrid crecieron un 13,2% y se situaron en 456.130 unidades (con una cuota de mercado del 34,5 % sobre el total). Andalucía fue la tercera (149.044 y un aumento del 11,3 %); y la Comunidad Valenciana la cuarta  (146.194 y un 11,1% más).

En diciembre, las ventas de turismos y todoterrenos cayeron en la mayoría de comunidades autónomas, con una bajada significativa del 15% en Cataluña (13.584). Las únicas regiones donde se registraron alzas en diciembre fueron Madrid (33.850, un 8,4 % más), Canarias (5.280 vehículos, un 3,2 % más); y Extremadura (1.353, un 1,7 % más).

Ausencia de PIVE

El último gran salto del mercado español se produjo en el 2015 cuando se pasó de las 855.308 a 1.034.232 unidades, y todo gracias al octavo plan PIVE de ayuda a la compra (nuevede cada 10 coches vendidos se acogieron a él) que permitió recuperar la cifra del millón de coches perdida con el inicio de la crisis del sector en el 2008 cuando se consiguió llegar a los 1.161.500 coches.

Las ayudas están encaminadas al rejuvenecimiento del parque, pero pese a que la mejora que supone cada plan en materia de emisiones y consumos (con el último plan se lograron descensos de 96% en partículas, 83% en NOx, 52), la edad del parque español sigue aumentando con el paso de los años. Este es uno de los puntos clave de todo el problema medioambiental, más que en el motor diésel en sí tal y como defienden los estamentos políticos.

La edad media del parque español en el 2002 era de 7,65 años, una cifra que ha ido aumentando cada año, poco a poco. En el 2017 el parque de vehículos cumplía los 12,21 años. Y lo más preocupante: en el 2002 el 40,3% del parque tenía más de 10 años, mientras que las últimas cifras del 2017 (a la espera del cierre del informe anual de Anfac de 2018) colocaban el 61,8% del parque por encima de la década. 

Los fabricantes y las autoridades apuestan por un rejuvenecimiento para el 2019, pero el descenso de las ventas de los últimos meses y la ausencia de una reforma de la fiscalidad del automóvil y de un nuevo plan de incentivos a la compra (para rebajar la edad) hace que ese objetivo parezca poco realista por ahora. Parecen necesarias más acciones, y no solo para coches eléctricos. Los fabricantes reclaman neutralidad tecnológica, pero parece no estar por ninguna parte.